Un Moschner magistral

Miércoles 9 de diciembre de 2015
Foto: Tatiana Lencina

Once personajes cobran vida en un solo cuerpo para contar una historia necesaria. Un cuerpo que se despliega en el silencio y la inmensidad del monte norteño, hasta la crudeza del sur y los recuerdos dolorosos de una herida abierta. Es el actor misionero Ivan Moschner, quien desempeña esta representación magistral en Los hombres vuelven al monte, la obra multipremiada que finalmente llegó a Posadas ayer y el lunes en el Centro Cultural Vicente Cidade.
 Con la pluma del chaqueño Fabián Díaz, hijo de un ex combatiente, el teatro invita a reflexionar sobre una temática que todavía contiene múltiples enigmas en la memoria colectiva: la guerra de Malvinas. Al largo poema escrito por Díaz y la contundente actuación de Moschner, se suma la música de un violín retorciéndose y la escenografía de una especie de choza hecha de madera, otorgando un realismo mágico al texto con reminiscencia de la literatura latinoamericana de García Márquez o Juan Rulfo.
Los hombres vuelven al monte reconstruye dos historias: la de un hijo que se instala en el monte buscando a su padre que ha desaparecido, soportando el calor, el hambre y la sed hasta las últimas consecuencias. Y la historia de un héroe de Malvinas que se convierte en un bandido rural, escapando al monte para asaltar a los puesteros, cazar animales, incendiar pastizales. Estos dos personajes interactúan con la madre Vicenta, las hermanas, una simpática empleada municipal y un locutor.

A medida que transcurre el relato, Moschner corporiza las voces de sus personajes, conmueve al público, asombra en cada intepretación e impide que se pierda el relato. Por momentos el discurso se torna dulce, tierno, entre las memorias de los dos protagonistas, padre e hijo. Por otros, la obra se vuelve intensa, fuerte y despojada, sumergiéndose en la locura, el dolor y otra vez el realismo mágico,  en un final impactante.

Más reconocimientos
Tras ganar un premio por mejor guión otorgado por el Instituto de Teatro, Los hombres vuelven al monte se estrenó en diciembre del año pasado en Buenos Aires. También la obra llegó a Bolivia y con las funciones en Posadas, por primera vez, se la vio en el interior del país.
Además, por esta obra Moschner recibió el galardón mayor por actuación en los Premios Teatros del Mundo, otorgado por la Universidad de Buenos Aires y el Centro Cultural Ricardo Rojas.
La semana pasada, el artista recibió la noticia de que está nominado como actor protagónico por al Premio María Guerro 2015, que entrega la Asociación Amigos del Teatro Nacional Cervantes a mediados del año que viene.
Para el 2016, Moshner retomará las funciones de la citada obra. Además, La crueldad de los animales volvería al Cervantes y está ensayando Todas las cosas del mundo, dirigida por Ruben Szumager para el Teatro Pairó.
Antes de recibir el premio Embudo otorgado por Kuarahy en Eldorado y luego de la primera función en el Cidade, Moschner charló con El Territorio.

¿Qué se siente presentar la obra en Misiones?
Se siente muy bien. De hecho, estaba mi madre en la función y fue como volver al útero materno, en el buen sentido. Hicimos un gran esfuerzo para traer la obra. Vino todo el equipo de Buenos Aires. Con esto no llevamos dinero, y para mí es muy gratificante y vale la pena hacerlo.

¿Cómo es la respuesta del público?
La repuesta de la gente es similar. El tema los conmueve, la herida de la guerra sobre gente que no decidía y vivían las consecuencias anteriores y posteriores, es un tema muy sensible. La manera del autor de tratarlo con este largo poema, y mi propuesta del acento regional a ese texto de palabras trabajadas y estudiadas, justamente acercar al espectador.
¿Cuál es la importancia de tratar la guerra de Malvinas a través del teatro?
En lo teatral es una novedad, siempre se ha tratado desde un punto de vista ‘documental’: el drama sin una visión estética alejada. Con esta obra, se aleja y se poetiza un hecho trágico. Es un problema irresuelto. Nunca se terminó de resolver qué paso, quién estuvo de qué lado y por qué,  y cómo lo vivimos. De hecho, actualmente hay un campamento en la Plaza de Mayo. Está vivo el problema y sin resolverse aun hoy. El teatro trae otra vez el tema, porque el teatro siempre es un lugar que trae algo vital para confrontar. Y este es un problema social que está presente aún.