Espiaron a tareferos de Oberá bajo el protocolo del Proyecto X

Miércoles 22 de febrero de 2012
Corte de ruta. | El 3 de diciembre los tareferos detectaron a un “infiltrado”.

En medio del escándalo nacional por las derivaciones del denominado “Proyecto X” de Gendarmería Nacional, cuyo objetivo sería generar una base de datos con información de dirigentes gremiales y sociales, referentes del reclamo de los tareferos aseguraron que fueron espiados por  la fuerza de seguridad nacional.
Según dirigentes del sector, en las diferentes movilizaciones y cortes de rutas realizados en los últimos meses actuó un oficial de alto rango que recién en diciembre pasado fue identificado como integrante de las filas del Escuadrón  Nº 9 Oberá de Gendarmería Nacional.
En años anteriores el sujeto ya se entremezclaba con los peones rurales, aseguraron, sin identificarse como gendarme, con el argumento de que quería ayudarlos a gestionar algún tipo de asistencia. Incluso, en ocasiones se habría presentado como periodista de una radio de Posadas. Este último ardid habría sido uno de los más utilizados por los efectivos encargados de la inteligencia, ya que haciéndose pasar por periodistas conseguían obtener información sobre los pasos que seguirían, en este caso, las protestas sociales. El oficial preguntaba nombres, lugares de reuniones y objetivos del reclamo.

“Cada año lo veíamos que venía a los cortes de ruta y hablaba con nosotros. Yo siempre pensé que era un periodista de una radio de Posadas, pero a otros compañeros le dijo que era de una asociación que gestionaba planes”, comentó un referente de los tareferos alineados a la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Precisamente, en la edición del 3 de diciembre pasado El Territorio publicó un episodio que ahora cobra mayor relevancia, conocidos los acontecimientos naciones y detalles sobre cómo operaba Gendarmería Nacional con el Proyecto X.

 

Lo echaron
Por cuarto día los peones rurales se hallaban bloqueando la ruta nacional Nº 14, a la altura del kilómetro 13, en reclamo de asistencia alimentaria, subsidios interzafra y puestos laborales. Ese día los tareferos se mostraron molestos con el accionar de un gendarme que actuaba de civil y venía participando en las asambleas, sin identificarse como integrante de la fuerza.
Incluso, lo relacionaron con un supuesto transportista que se acercó a los manifestantes y les ofreció dinero para pasar, lo que fue rechazado de plano. “Vino un hombre y nos dijo que nos iba a dar 300 pesos si le dejábamos pasar, ahí nomás le pedimos que se retire. Y había sido que andaba con un rubio que es gendarme y recién nos enteramos de que andaba de civil sacando información”, señalaron molestos. Los manifestantes tienen claro que si reciben dinero podrían ser denunciados por extorsión, por lo que interpretaron la actitud del gendarme como una trampa y le pidieron que se retire del lugar.

 

También en Montecarlo
Situación similar denunciaron desde Montecarlo quienes desde hace algunos años encabezan las protestas sociales de la Zona Norte, en particular las que involucran a los docentes y a los tareferos.
Al respecto, Rubén Ortíz, dirigente social, indicó que “en dos causas que me abrieron por las protestas sociales, en el expediente está clarito que utilizaron este protocolo del Proyecto X. En la causa consta que se hizo un trabajo de inteligencia a partir del cual sabían hasta cuántos árboles había plantados en mi casa”. Ortiz relató que “con anterioridad a que se proceda a mi detención, en aquel momento, varias veces aparecían en los cortes de ruta, en las asambleas o a través de llamados telefónicos, personas que decían ser periodistas y nos entrevistaban preguntándonos qué íbamos a hacer, cómo serían las manifestaciones, quiénes estarían presentes”.
Según cuenta el dirigente social, desde el 2009 que veían personas que decían ser periodistas de determinadas radios, que con el tiempo comprobaron que no existían. Pero al igual que en el caso de Oberá, Ortíz también relata que los mismo civiles que decían ser periodistas, posteriormente, eran vistos con el personal de Gendarmería, en medio del accionar para desalojar las rutas.
“Ellos venían a los cortes y decían que eran periodistas de una FM, que después supimos que no existían, pero siempre estaban con nosotros en el corte haciendo preguntas, pero al rato también los veíamos con el personal de Gendarmería. Eso pasó muchas veces, no sé cómo no nos dimos cuenta antes de que nos estaban haciendo esto”.
Para Ortíz, la responsabilidad política de la existencia de este protocolo de espionaje estatal, no es solamente del Poder Ejecutivo, sino que también “deben dar cuenta de esto los legisladores, sobre todo los misioneros, que votaron a favor de la ley antiterrorista, porque todos los misioneros apoyaron esa ley. Ahora todos se hacen los pícaros, pero todos son responsables, porque hasta el Gobierno de la Provincia usó los datos de las investigaciones de Gendarmería para criminalizar la protesta social”.
Concluyen que con esto queda en evidencia que el Proyecto X no sólo se aplicó en Buenos Aires, sino que su alcance fue nacional.

 

 

El Proyecto X

El Proyecto X es una unidad especial organizada para espiar a dirigentes sociales y opositores que operaría desde Gendarmería Nacional. Así lo reconoció el propio jefe de la fuerza, Héctor Schenone, que fue quien lo denominó Proyecto X.
En diálogo con el programa televisivo “A dos voces” del canal TN, por el canal de noticias TN, Schenone se refirió a la denuncia que presentó en la Justicia para desentrañar esta estructura montada con agentes infiltrados en protesta sociales que buscan información sobre los líderes de los grupos. El jefe de Gendarmería presentó su denuncia a través de una nota de cuatro carillas el 22 de diciembre del año pasado y la investigación recayó en el juzgado de Norberto Oyarbide, en una causa relacionada con las protestas de la firma Kraft, conflicto que habría promovido la creación de esta unidad, que finalmente operó en todo el país. Según Schenone, el objetivo principal de esta unidad es obtener información personal, movimientos bancarios, hábitos, creencias y direcciones de líderes de movimientos sociales y gremiales, según publicó el diario La Nación.