La venganza de Plutón

Sábado 1 de agosto de 2015

La carta recibida ayer (Desagravio, fechada el 15/7 en Plutón) deja ver entrelineas, al principio, un tono de desilusión de nuestros alejados lectores, y de cierto rencor vengativo, al final.
“En las inmediaciones del Sol - dice la carta - supieron vuestros sagaces griegos (o sea, lector, que esto no es nuevo, más bien una predicción, antesala de primicia a 2.500 años) que un corpúsculo que no es Mercurio sino antípoda, invisible al ojo del telescopio, polizón, opaco, misterioso y tímido Asteroide X, extraviado de encandilamiento por la cercanía a la gran estrella, la orbita sin que nadie más que los griegos se haya percatado de su existencia. Sabemos, por informantes, que altos fisgones de la noche (Newton y Le Verrier) registraron en sus censos celestes como Uno lo que en realidad son Dos astros. Así, en desagravio de Plutón, reclamamos que vuestro Mercurio pierda inmediatamente su condición de primer planeta del sistema y sea degradado a la de planeta enano, so pena de invasión”.
Leído el misterioso escrito, recordé mi carta natal que, entre triángulos y símbolos esotéricos, me asigna influencias -por cómo estaban el día en que nací los astros en los Signos y en las Casas- tanto de Mercurio como de Plutón, y que consecuentemente o doy un golpe de timón a mi destino horoscopista o se ha acabado la astrología para este ariano.

Ni el espectro del invocado Einstein me consuela: "Mi teoría de la gravitación explica un resultado experimental de la astronomía frente al que fracasaba la mecánica newtoniana: la órbita de Mercurio, que debería ser una elipse inmutable respecto a las estrellas fijas, ya que en todos los demás planetas se ha confirmado esta consecuencia, no es fija, sino que rota lentamente en el plano orbital, en el sentido de su revolución, por causa desconocida…”. Ergo, el Asteroide X existe.

Aguara-í