“Si no se cuida, no se puede heredar"

Domingo 1 de junio de 2014

El medioambiente y las ciencias ambientales son una conjunción entre el estudio de los sistemas de la naturaleza y los sistemas sociales. Por lo tanto el hombre sí o sí está involucrado en él.
“Una comunidad, una sociedad, si está ambientalmente educada, está madura democráticamente también. Y, por sobre todas las cosas, en una relación madura con sus recursos. Pero si no tenemos conocimientos, no valoramos, no respetamos, no cuidamos”, expresó Cecilia Fernández Díaz, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam).
Hace varios años Cecilia viene desarrollando con sus alumnos de la cátedra Ecología General -que dicta en la carreras de Licenciatura en Genética y el Profesorado en Biología-, actividades de concientización sobre el medio ambiente fuera y dentro de la institución.

La docente afirmó que el primer paso es lograr una educación ambiental en las comunidades con el ejemplo. También destacó que todos  pueden contribuir con ella desde los distintos sectores de la sociedad.

¿Qué diferencia hay entre el ambientalista y el ecologista?
El ecologista hace sus aportes a partir de los conocimientos que le ofrece la ecología para tratar de preservar. Ahí aparecen otros tres términos que varían según el rol que se quiera asumir. Una cosa es preservar, otra es conservar y otra es proteger. La diferencia esta en la raíz del conocimiento o el tipo de relación que tenga. El ambientalista está más preocupado por las necesidades y los recursos que la especie humana necesita. Sin embargo, el ecologista se preocupa por los pasafaunas, está más atento a impedir el tráfico ilegal de fauna, de flora. Está más preocupado por el equilibrio natural. El ambientalista se ocupa de ver cómo usamos  los recursos: energía, agua, papel, cómo estamos manejando nuestros residuos.

¿Qué diferencia hay entre el que preserva, el que conserva y el que protege?
El que preserva es el más ortodoxo, el más cerrado. Es el que no quiere que los sistemas naturales cambien. Preservar el patrimonio es guardarlo tal cual es. El que conserva es un poco más abierto, dice 'utilicemos adecuadamente los recursos, las especies de la naturaleza porque la planta me puede dar un medicamento'. Se dice que si no permite hacer investigaciones en las áreas naturales puede no encontrar la cura para el cáncer o el VIH. El que conserva sabe el valor de las especies pero permite el desarrollo, permite que se utilicen y se preocupa para que queden disponibles para las generaciones futuras. El proteccionista cuida solamente a un grupo de la naturaleza. Estos tres roles, pero principalmente el conservacionista, son los que hacen que el modelo sustentable o sostenible sea posible.

¿Qué propone este modelo?
Este es un modelo social, político, económico de entender la naturaleza. Y lo que pide es que las especies de la naturaleza puedan ser consideradas recursos, pero sin pasarnos de los límites. No los podemos usar inadecuadamente y, mucho menos, agotarlos y derrocharlos. Este modelo prevé la sustentabilidad en el tiempo. La sostenibilidad tiene que ver con el compromiso que la especie humana haga de sostenerla, sobre todo económicamente, aportando dinero para la investigación, para acciones de conservación. Ahí está la diferencia entre lo sostenible y lo sustentable. El que adhiere al primero, trabaja de una manera más artesanal. Las aldeas ecológicas son un ejemplo de modelo sustentable, porque allí tratan de utilizar los recursos pero sin usar tanta tecnología, sin tanto gasto. Esto son los lineamientos de dos ecólogos argentinos Antonio Elio Brailovsky y Dina Fogelman, autores del libro Memoria Verde, historia ecológica de la Argentina.

¿Hace cuánto empezó a plantearse esta preocupación por el medio ambiente y la ecología?
Es algo que se vino profundizando. Hace diez años estas cuestiones no estaban tan claras. Como sociedad académica también se fue madurando. Para el ciudadano común, ¿qué importancia tiene?, se pregunta. Pero sí es importante que los técnicos y los científicos lo tengamos en cuenta a la hora de asesorar a los comunicadores y a los decisores.

¿Qué es la educación ambiental?
Cuando uno habla de educación piensa únicamente en la escuela y en la universidad, pero esa es solo una de las dimensiones. Hay una educación ambiental formal, es decir la sistematización de generación de conocimiento respecto al ambiente, en escuelas, institutos y universidades. Existe una educación ambiental no formal. Es la que desarrolla mucha gente, como la que hace huertas en sus casas o comunitarias. Son organismos no gubernamentales y gubernamentales como el Ministerio de Ecología; a nivel nacional Fundación Vida Silvestre, Fundación Aves argentinas, entre otras. La última dimensión es la que tiene que ver con  la educación ambiental informal porque es informativa. Es la transmisión desde los ámbitos formales que se encargan de comunicar resultados o generar una reflexión que los pueblos y las sociedades necesitan. Entonces decimos que la educación ambiental debe ser un proceso permanente cotidiano y aplicado a todos los ámbitos. Todo educador ambiental transforma el conocimiento en algo valioso, algo importante y que sirva para la toma de decisiones de cómo nos relacionamos con el mundo.

¿Qué implica llevar una vida sustentable y con conciencia ecológica?
Implica que tengo la inquietud de estar informado y de llevar a la práctica esos conocimientos. Quiere decir que me involucro cada vez más en evitar derrochar. Parte de cuestiones simples: salgo de una habitación y apago la luz, apago el aire o el calefactor; tengo que imprimir algo y trato de imprimirlo doble faz recordando que las hojas vienen de un árbol. Sin embargo, la mejor educación es la del ejemplo. No vale que diga y diga y resulta que no lo hago. No necesariamente todas las personas tenemos que ser educadores, pero sí tenemos el derecho y la obligación de vivir en un ambiente sano, y para ello las acciones tienen que empezar por uno.

¿Es difícil llevarlo adelante en una sociedad consumista y capitalista?
Se contrapone. Porque el modelo consumista buscar, a través del marketing y la publicidad, que vos necesites eso. Sin embargo, el otro modelo te está diciendo: pensá, tomá decisiones y tratá de necesitar menos. Y cuesta. Tiene que ver con democracia también porque cuando una sociedad está inmadura democráticamente se deja llevar por la publicidad, por la moda. Hay un  propósito de sostener un modelo consumista y no es fácil cambiarlo. El modelo consumista es sumamente egoísta, centrado en el individuo, en el hoy, el ahora. El otro, que se contrapone, es reconocer que hay un pasado, que hay una manera de vivir este presente porque me interesa lo que quiero dejar para el futuro. Pero no es fácil. Generar una cultura de respeto a los recursos es la única manera de entender que la cultura y la naturaleza son patrimonio, y si no se cuida, no se transmite y no se puede heredar.

¿Cómo educar para un consumo más responsable?
Tratar de contagiar estas cuestiones en el día a día hasta cuando elegimos ropa. El hombre se apoderó de un montón de cosas. Si miramos unos años atrás, nuestra ropa seguía pareciéndose a la del principio de la civilización, telas que provenían de la naturaleza: lana pura, algodón puro. Con el avance tecnológico, el hombre fue produciendo materiales sintéticos. En un porcentaje mínimo, y a veces nada proviene de la naturaleza. La lycra es una invención del hombre.
También viene de preguntarnos cuando vamos a la verdulería qué estamos consumiendo. El primer paso es cuestionarme algunas cosas, preguntar, investigar, ser observador, reflexivo. De esa manera se pueden modificar algunos hábitos. Pero en realidad, en esta urgencia en la que vivimos, no nos cuestionamos este tipo de cosas.

¿Cómo ve a esta generación respecto a estas cuestiones?
Confío en que estamos madurando como sociedad y en que mucho más rápido que lo que sucedía en mi generación, los jóvenes se involucran y se comprometen. De hecho, el trabajo que hicimos con el grupo de estudiantes lo demuestra. Era una actividad voluntaria, no era requisito para cursar la materia, y sin embargo muchos se sumaron.
Los jóvenes están más comprometidos y confío también en que los gobernantes van entendiendo progresivamente que hay otra manera de tomar decisiones que tienen que ver con esta calidad de vida real, no sólo en el discurso.


Tips para un consumo responsable
• Desconectar aparatos inactivos. Reduce un 30% el gasto energético.
• Imprimir en borrador. Reducir de un 30% a un 40% el consumo de tintas y la cantidad de energía eléctrica utilizada.
• Utilizar lámparas ecológicas o de bajo consumo. Consumen entre 50 a 80% menos de energía eléctrica. Tienen una duración 10 veces mayor.
• Ahorrar agua. Esta acción trae beneficios sociales, ecológicos y económicos. Es importante recordar que el agua consumible es sólo el 3% de toda el agua del mundo.
• Aprovechar la luz natural. Es la forma más saludable y económica de iluminar la casa. Hay que recordar usar colores claros al pintar las paredes. Evitar cortinas tupidas o cerradas. Esto permitirá disfrutar de la luz natural.
• Utilizar software libre. Si el SL es utilizado masivamente, puede llegar a cambiar nuestras sociedades en todos los aspectos. Principalmente evitando ser uno más en el modelo consumista.
• Sembrar árboles. Además del valor de embellecer un lugar, prestan importantes servicios ambientales. Cada árbol produce diariamente el oxígeno necesario para 18 personas. Además, retiene el suelo evitando la erosión y colabora con la conservación del agua.
• Reciclar. Al reciclar conservamos la energía, reducimos los tamaños de los basureros y vertederos y a la vez no es necesario volver a utilizar materia prima, sino la que está circulando.
• Utilizar baterías y pilas recargables. Si bien las pilas y baterías están fabricadas con las mismas materias primas, son tan tóxicas como las otras; la ventaja está en que pueden llegar a tener 1.000 recargas.
• Permitir la ventilación natural. Esta acción evitará el uso del aire acondicionado. El hogar resulta fresco, renovado y con buen olor.
• Caminar,  usar cartuchos reciclables. Utilizar bolsas biodegradables.  Apagar luces que no se utilicen. Imprimir en letra pequeña. Reciclar artículos electrónicos. Utilizar el transporte público, escalera en lugar de ascensores. Reutilizar sobres y todo elemento que sea útil para la casa. Reutilizar bolsas de plástico.


Para tener en cuenta
• Primer paso: mantener la curiosidad, pensar, analizar, reflexionar, investigar, buscar información acertada. Preguntarse el origen de las cosas.
• Segundo paso: decidir que si somos parte del problema, debemos ser parte de la solución.
• Tercer paso: aplicar acciones a la vida cotidiana y de manera permanente que contribuyan a un consumo responsable; evitar el derroche y el despilfarro de los recursos naturales.