Cuesta explicar la relación de esta localidad con la fe y la religión católica. Por ello, devolverle al histórico templo el esplendor que merece es un trabajo que se busca emprender desde la Iglesia y desde el gobierno.
Frente a la plaza céntrica, la capilla de casi un siglo y medio (fue la tercera del pueblo y la más antigua que se conserva) está perfectamente conservada por fuera (se reemplazó el techo por seguridad), pero por dentro luce como un depósito, con la salvedad de que guarda tesoros de antaño.
Hace algo más de una semana asumió el sacerdote Héctor Romero como administrador parroquial y se propuso que el lugar vuelva a cumplir con su función litúrgica, más allá de que a pocos metros se encuentra la nueva iglesia. Para ello cuenta con la colaboración de la Dirección de Cultura municipal, con la que buscará alcanzar un acuerdo para que se beneficie tanto la grey católica como quienes buscan conocer el patrimonio cultural.
La Virgen de la Candelaria reposa en una pequeña capilla con historia
LORETO, CORRIENTES. La imagen de la patrona de la reducción jesuítica de Candelaria reposa desde hace casi dos siglos en una humilde capilla de barro que es histórica por sí misma. Dentro de la propiedad de la familia Umbert se ubica la construcción de barro y tacuaras, pintada de blanco y azul.
Los Umbert custodian celosamente y con amor la casita de la Virgen, talla guaraní que reposa desde hace unos años dentro de una vitrina de cristal por seguridad.
“No es una imagen de vestir, pero los guaraníes, por las costumbres que tenían, la vistieron igual. Esto hizo que la pintura se preserve casi intacta”, explicó Miguel Ojeda, integrante de la Asociación Virgen de la Candelaria.
La talla dataría del siglo XVIII y se presume que era la principal de la antigua reducción misionera.
La imagen pasó de mano en mano hasta llegar a Cayetana Areyú, descendiente de una familia que llegó con el éxodo a Loreto. La mujer se la entregó a su hijo Cornelio Umbert, cuyos nietos hoy se encargan de custodiarla.
El lugar estuvo varias veces en riesgo de ser desalojado, y un proyecto busca declarar a la capilla de interés municipal.
Una excesivamente baja puerta de madera abre paso a un mundo pequeño en tamaño pero grande en espíritu.
La Virgen de Candelaria solía irse de peregrinación bajo los brazos de algunos devotos pobladores, aunque desde hace unos años permanece inmóvil para evitar que sufra algún daño.