De bagallos y alhajitas

Domingo 7 de diciembre de 2014

Era apenas una chancleta (1), y ya pintaba que iba a ser una alhajita (2). Él, desde mita-í (3) fue muy cabezudo (4) y encarador.
Ella sabía que desde guaina (4), no le faltaban candidatos que quisieran acollararse(5). Entre los que intentaron afilarla (6), entre otros, se encontraba un baqueano (7) y tantos más.
Él, en su andar pateando polvareda, también había conocido a muchos bagres (8). Pero, ahora, estaba engualichado (9) y dispuesto a aquerenciarse (10) si fuera necesario.

Pero, ella suspiraba por aquel calandraca (11), que nunca hizo nada en su vida y nada tenía para ofrecerle, porque se trataba de un verdadero pirá cambú (12) y también era medio mondá (13).
Sería muy fácil achurarlo (14), y hasta le podría dar un changüí (15) si quisiera.
Al menos, le gustaría darle un buen julepe (16) o judearle (17) un poco, pero quizás ella jamás se lo perdonaría.
Es cierto que hay varios que la piropean, como ese wacala (18) por el cual se interesó. Es un yurú palangana (19), tecoreí (20) y, por lo tanto un puado (21).
Por eso, en el momento del ñemoíque (22), desaparece porque es un verdadero pililí (23) y hasta por su forma de vestir, parece un maraca (24). Un verdadero, lambarí (25).
En fin, al pedo (26) no más se puso pipí cucú (27), si hasta se calzó su espor nuevo (28).
Ella ni la miró. Se hizo la interesante.
Por eso estaba pichado (29) y decidió inflar camisa (30) y, a pelarse (31) ella. Al parecer, no quiere nada serio. Ya basta de andar arrastrándole el ala (32).
Más vale animarse a esa arribada (33) e ir a buscar a los amigos, que al bajear (34) derecho ya se llega a sus casas y ahí, elegir un lugarcito para preparar un asadazo (35). Seguro que todos se prenden (36) a la cerveceada.
Después de un buen chupi (37), ya aparecerá un bagallo (38), para olvidar a esa pendeja.


Pistas para comprender
1- Chancleta: niña recién nacida.
2- Alhajita: utilizado como señorita hermosa o bella.
3- Mita-í: niño.
4- Cabezudo: sinónimo de terrible.
5- Guaina: niña.
6- Acollararse con ella: formar pareja.
7- Afilarla: enamorarla.
8- Baqueano: que conoce de las picadas.
9- Bagre: mujer muy fea.
8- Engualichado: persona que pierde la voluntad a causa de algún maleficio.
10- Aquerenciarse: permanecer en un lugar.
11- Calandraca: persona débil de carácter.
12- Pirá cambú: que vive del esfuerzo del otro.
13- Medio mondá: ratero, ladrón.
14- Achurarlo: matarlo a cuchilladas.
15- Changüí: dar ventaja.
16- Julepe: susto.
17- Judearle: maltratar, torturar. Hacer sentir mal a alguien.
18- Wacala… (Guácala o huácala): Expresión de asco por algo.
19- Yurú palangana: calificativo que se utiliza para demostrar que alguien tiene la boca muy grande. (Nota: yurú en guaraní significa “boca”).
20- Tecoreí: estar sin hacer nada. Otro término muy misionero es estar al pedo.
21- Puado: persona sin recursos o dinero.
22- Ñemoíque: poner o aportar dinero.
23- Pililí: de poca categoría. Sin clase.
24- Maraca: hombre afeminado.
25- Lambarí: flaco, sin fuerza.
26- Al pedo: que no tiene caso, que no vale la pena.
27- Pipí cucú: muy coqueto o bien arreglado.
28- Espor: zapatilla.
29- Pichado: este término tiene 3 acepciones. Se puede utilizar como un adjetivo al referirse a la persona que hace trampa o que no sabe perder; o bien, se puede utilizar al referirse a una persona apesadumbrada, triste, alicaída sin motivo alguno).
30- Inflar camisa: irse de algún lado.
31- A pelarse: a embromarse.
32- Arrastrándole el ala: hacer la corte, coquetear.
33- Arribada: lugar situado a una mayor altura de donde uno está.
34- Bajear: muy utilizado como sinónimo de bajar.
35- Asadazo: reunión de amigos donde se come un asado.
36- Se prenden: adherirse o agarrar viaje.
37- Buen chupi: importante ingesta de bebida.
38- Bagallo: persona muy fea. De aquella combinación: mitad bagre y mitad gallo.


Dos estudios que abrieron camino
Posadas. Hay pocas palabras tan difíciles de explicar como pichado o argel. En la región todos saben lo que significan. Se las usa con mil matices diferentes. Y sin embargo, si hay que definirlas, se complica. Quizás porque son irremplazables. Sin embargo, basta que se crucen palabras con recién llegados o con habitantes de otros lugares del país o el mundo para que salte a la vista que esas palabras son típicas de los misioneros. Y que, en los oídos de extraños, no sólo resultan incomprensibles sino que hasta pueden sonar graciosas o generar equívocos.
No es fácil leer el propio entorno, mucho menos notar las características propias. El uso cotidiano y el hábito hacen que resulten habituales aspectos que a los de afuera llaman la atención y mucho. Por eso no es de extrañar que fueron estudiosos de otras geografías los que dejaron dos libros emblemáticos que registran el habla regional.
Se trata de Las figuras del habla misionera del entrerriano Hugo Amable de 1975 y el Diccionario Lingüístico de Misiones del también entrerriano Guillermo Kaul Grünwald de 1972. Ambos libros recogen abundantes términos del nombre de localidades, parajes y arroyos misioneros. Pero también explican expresiones regionales muchas de las cuales se siguen usando tal y como se explican en esas páginas. Entre ellas los extendidos pichado, argel y los gastronómicos galeto y espeto.
En Las figuras del habla misionera aparece por ejemplo el uso peculiar del verbo salir, en el sentido de realizarse o cumplirse. “¿Sale la fiesta?”, “¿Saldrá el paro?”, “No salió la gira”. También se explica el uso del adverbio “¿Sólo?” en expresión interrogativa, con el valor de “nada más”, que Amable señala como influencia brasileña, por el só utilizado en Rio Grande do Sul.
En el Diccionario etimológico se explican términos como la corrección, la hormiga voraz que “avanza como en batallón” y sólo “se aleja del lugar una vez que ha devorado cuanto encuentra a su paso”. O amansaloco por el “rebenque u otro medio que sirve para poner en buen camino a quien no lo está”. Y guaú “en broma, de balde”.

Antonio Villalba
avillalba@elterritorio.com.ar