Sin remedio

Jueves 18 de septiembre de 2014

Ver a un policía o a un guardia de una empresa privada de seguridad en la puerta de una farmacia (sí, de una farmacia, no de un banco) se está volviendo parte del paisaje ciudadano. La inseguridad tiene distintas formas y esta es una de ellas. Su expansión social no reconoce límites  y difícilmente alguien esté a salvo.
Los robos a las farmacias es un fenómeno bastante reciente. Empezó en las grandes ciudades con fecha de llegada a todas partes. Es que tiene que ver, en una porción importante, con otra cuestión, que al decir de determinados especialistas, está en la base de todo: la adicción, en este caso a los psicotrópicos.
Tal es así que una de las medidas que tomaron farmacéuticos posadeños para evitar los robos, además de cerrar sus locales por las noches, es directamente no vender determinados medicamentos, entre ellos claro, los psicotrópicos.

La problemática es tal que a las pequeñas y medianas farmacias no les cierran los números si deben incluir personal de seguridad entre sus costos, según lo admitió el Colegio de Farmacéuticos de Misiones.  “Las farmacias que están en las afueras de la ciudad son las que más sufren la inseguridad y cada local va tomando sus medidas de seguridad individual”, confirmó Natalia Rodríguez, presidenta del Colegio. (Pág. 3)
El paso intermedio es lo que ya se está viendo en muchos locales. La modificación de estructuras, puertas reforzadas, rejas y sistemas de vigilancia. Y los que pueden, pagan un guardia de seguridad para cuidar de aquello que parece no tener remedio.

Roberto Maack
Jefe de Redacción
rmaack@elterritorio.com.ar