“Evita nunca dijo la frase volveré y seré millones”

Lunes 6 de agosto de 2012

Horas antes de viajar hacia a esta ciudad, el historiador Felipe Pigna accedió a una entrevista en exclusiva con El Territorio, como un adelanto de lo que será la charla que dará esta tarde, a las 17, en el Hotel Julio César, para presentar su último libro, “Evita, jirones de su vida”, recientemente publicado en conmemoración a los 60 años de la muerte de Eva Duarte de Perón.

 

Luego de tantos libros, esta es su primera biografía, ¿por qué eligió a Eva Perón como protagonista?
Tenía ganas de instalar un debate que me parece fundamental: empezar a pensar a Evita como un personaje histórico, dejando de lado la caricatura, el folclore y la cuestión tan maniquea como se la ha tratado habitualmente. El texto apunta a hablar políticamente de ella y su capacidad de construcción. Le doy bastante la palabra en el libro para que la gente conozca cómo piensa, su crecimiento e incluso algunos momentos de conflicto con Perón, como el levantamiento de (Benjamín) Menéndez en 1951 y el veto a su candidatura a la vicepresidencia.

 

¿Qué diferencias tuvo Evita con Juan Domingo Perón?
Perón siempre dijo que Eva era un producto de él, lo cual es cierto, pero creo que él no alcanzó a evaluar en su momento hasta dónde iba a llegar Evita y que la figura de ella lo desbordó; incluso aún después de muerta siguió siendo un referente político ubicado a la izquierda de Perón con un discurso más revolucionario, más revulsivo y clasista. Eso generó una percepción de diferencia en la gente, Perón era el líder respetado, admirado y obedecido, y Evita era amada e idolatrada.

 

¿Esto alimentó el “evitismo antiperonista”?

Creo que el evitismo no tiene sentido porque no hay Evita sin Perón. En los '70 la juventud se embandera mucho más con Evita que con Perón porque en aquel contexto de las izquierdas, del movimiento revolucionario, ella aparecía mucho más inmaculada, sin un pasado militar cercano a la derecha, como había tenido Perón. Es difícil el pensar en el evitismo, pero es entendible a la luz de la historia, y cuando uno usa esa palabra (entendible) no quiere decir justificable, sino que es un aspecto posible de ser estudiado.

 

Al reducir la figura de Eva a la categoría de mito, se minimiza su aspecto político, ¿cree que hay en esa tendencia una intención de anular un efecto contagio, que otros quieran seguir su ejemplo?
Creo que sí, siempre existió eso, la idea de minimizar el rol de Evita y centrarlo en la dádiva, cosa que no era así. Ella entendía la acción social como complemento de un proceso económico que tenía que darse en la Argentina. Decía siempre que deseaba profundamente que la Fundación durara lo menos posible porque esperaba que el modelo peronista de producción-consumo-producción diera efecto rápidamente, que integrara a la gente, para que la Fundación careciera de sentido. Pero a medida que ese modelo iba produciendo los efectos deseados, habían urgencias muy tremendas de esa Argentina que venía golpeada de los años '30, con mucha miseria, sectores de pobreza profunda, gente marginada del mercado, las mujeres abandonadas porque los hombres venían a buscar trabajo a los centros urbanos, los ancianos y los niños. Ella hablaba de la Justicia social y entendía la Fundación como un elemento complementario hasta tanto el modelo surtiera efecto. Fue un pensamiento muy inteligente, reñido con la idea de beneficencia, muy en boga hasta ese momento.

 

Eva expresaba un gran encono contra los “benefactores” de su época, que algunos hasta tildaron de resentimiento, ¿de dónde salía ese comportamiento?
Su enojo con la beneficencia era totalmente justificable teniendo en cuenta que la Sociedad de Beneficencia de la Argentina ya tenía más de 120 años cuando Evita llega al poder y prácticamente no había tenido resultados. Se trataba de una entidad absolutamente corrompida, con altísimos niveles de corrupción, que fue intervenida por el Estado y ahí se ven los sobresueldos y los negocios que hacían las damas de doble apellido en connivencia con la Iglesia. El encono viene de haberles quitado un negocio extraordinario cuando apareció la Fundación en el escenario político argentino.

 

¿Hay antecedentes en el mundo de lo que le ocurrió al cadáver de Evita?
No. Obviamente es una saña que la sobrevive y se encarniza en tratar de borrarla, destruir su obra, arrasar con tanques la Ciudad Infantil que funcionaba donde está actualmente el Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo); abandonar la construcción del Hospital de Niños más grande de América, que se iba a llamar Eva Perón, donde estuvo el Albergue Warnes durante años y hoy hay un supermercado; quemar frazadas y sábanas porque tenían el logo de la Fundación; inutilizar pulmotores; bombardear la residencia donde vivió Evita, la mansión Unzué, un histórico edificio del Siglo XIX, sólo porque ella murió ahí y temían que se convirtiera en un lugar de culto; más las barbaridades que hicieron, el secuestro y la desaparición de su cadáver, algo pocas veces visto en la historia de la humanidad.

 

Evita tuvo un paso a la historia que no estuvo exento de sombras, ¿qué déficits podría marcarle al peronismo?
La oposición fue acallada muy violentamente durante el peronismo, y además fue una etapa de mucha agresión a los medios de comunicación tradicionales, que fueron silenciados y en algunos casos llegaron al cierre, como el diario La Prensa. Había un fuerte manejo oficial de los medios, y ese es un gran déficit del peronismo.

 

Es imposible que no lo consulte por una comparación entre Eva Perón y Cristina Fernández de Kirchner...
A mí no me gusta esa pregunta pero aparentemente es inevitable. Creo que son dos liderazgos diferentes, por la época en la que actuaron y por sus funciones. Obviamente, Cristina es una militante peronista y, en ese sentido, Eva es un modelo muy importante en todos los sentidos. Perón y Evita vivieron una situación muy especial y dividieron el liderazgo de manera muy original: él tenía el rol de conductor general, más conciliador, era el hombre que gobernaba el Estado, pero ella nunca ocupó un cargo público, tenía un rol claramente agitativo, sus discursos son encendidos de barricada, muy clasistas. Una diferencia, evidentemente, es que Cristina sí ejerce el poder y el Gobierno.

 

¿Qué perlas de la historia de Eva se podrán encontrar en el libro?
Evita nunca dijo “volveré y seré millones”. Le atribuyen esa frase, pero en realidad está en el libro Espartaco, de Howard Fast, que de hecho la toma de quien sí la dijo, frente al patíbulo: Tupac Katari, que se reveló contra los españoles en 1871. Por transposiciones literarias, esas palabras llegaron a la boca de Kirk Douglas en la película Espartaco de Stanley Kubrik (1960), y a alguien se le ocurrió ponerlas en boca de Evita mucho tiempo después de su muerte. Es un dixit de los '70 que no es correcto. Un dicho que pudo haber sido y que no fue.

 

 

La última vez, Malvinas

Esta será la segunda vez que Felipe Pigna visite Posadas en 2012. La primera fue el 3 de abril, un día después del trigésimo aniversario de la Guerra de Malvinas. En esa oportunidad, el historiador dio una charla en el Centro del Conocimiento en la que señaló, entre otras cosas, que una “campaña totalmente manipuladora de los medios de comunicación” borró el límite entre apoyar una causa y manifestarse a favor de un Gobierno, por lo que “el pueblo argentino se equivocó” al aprobar la intentona bélica, “a punto tal que una de las reacciones de la gente (después de la rendición) fue atacar el camión de Canal 7 -en la Plaza de Mayo-, aquel medio que los había engañado tan escandalosamente”. Además, Pigna completó que, con los años, Malvinas puede verse “de una forma más adulta”, y que actualmente se vive un proceso de “re-Malvinización positivo, porque ya no se confunde lo que fue la conducción de la guerra, en manos de los asesinos y genocidas, a lo que fue la actuación de valientes soldados. El paso del tiempo hace su obra en ese sentido”.