Los guaraníes

Viernes 1 de agosto de 2014

En el poeta Luis Leopoldo Franco la creación literaria fue función vital (tan natural como respirar o comer). Desdeñó la gran ciudad y se refugió en su pequeño pueblo: quería liberarse de la “civilización de frenos y alcancías". Había nacido en el interior de Catamarca en 1898. Fue un inquebrantable opositor al gobierno de turno; quizá por ello, nunca tuvo, en vida, un espaldarazo “oficial” para su obra, aunque sí, el reconocimiento de grandes figuras como Roberto Arlt, Gabriela Mistral y Leopoldo Lugones. Cuando su nombre se había instalado entre los referentes de las letras argentinas, sobrevino la dictadura militar de los setenta, y con ella, la prohibición de sus libros, por ser considerados subversivos. Aunque se salvó de correr la suerte de la mayoría de los intelectuales de izquierda, su nombre engrosó las listas negras de los proscriptos. Murió en 1988. Escribió "Los guaraníes": "Desnudos como gusanos o luceros, el bosque es su vestido. Como los pájaros gorjean un idioma dictado por la selva. Con maestría talabartera, el tatuaje labra en su cuero primores de encaje y taracea. Cazadores, pescadores, trasmiten a sus flechas  la precisión y el alcance de su mirada. Los remos  son las patas de su canoa    que conocen fugas de ciervas. En el agua los peces les ceden sus aletas. Como una mujer para ir a una fiesta, se adornan con plumas y colores, se ponen collares de uñas y dientes para ir a la guerra. Catan la ambrosía de las  colmenas con gula de osos  o de dioses. Más la antropofagia, arte guerrero-culinaria, sacia en banquetes de vencido “allo spiedo”  sus cóleras famélicas. Huyendo de las fieras cebadas del bosque- el hambre, la sequía, la peste- talonean el día, potro blanco, talonean la noche, yegua negra. Haraganes y voluptuosos, la selva  los corrompe  con su molicie de ramera. La yarará, la serpiente de su paraíso, los pierde a veces como a Eva y los vientres de los yacarés suelen servirles de ataúdes".

Aguará-í