Sobre ladrones con llamativas excusas y desenlaces accidentados

Domingo 3 de mayo de 2015

La realidad marca que los robos se suceden a diario, componen la habitualidad. Desde los casos más violentos a los más comunes.  “Me robaron”, es una afirmación que cuesta rechazarla, aunque no todas las denuncias son como realmente fueron contadas.
Hay sucesos que tienen características más que singulares y que no suelen encontrarse a menudo en la cotidianeidad. Casos que reúnen características únicas y que permiten ser catalogados como tragicómicos.
Robos que no fueron, denuncias manipuladas, ladrones desatentos, asaltos accidentados y hasta un descarado delincuente que se aprovecha de un velorio para cometer su atraco, sólo algunos de los ejemplos. 


Los robos que no fueron
Dos casos que encabezan esta lista ocurrieron, tal vez fruto de la mera casualidad, en la localidad de Puerto Iguazú. Ambos tuvieron protagonistas diferentes. Por un lado, un joven trabajador de 18 años y un estudiante adolescente de 14, por el otro.
El hecho más reciente sucedió el 20 de marzo. Durante la mañana de ese viernes, un joven de 18 años identificado como Ricardo P., se presentó en la seccional Primera y radicó una denuncia por un asalto sufrido horas antes en su hogar.
Los efectivos lo atendieron y le tomaron la denuncia. Fuentes de la fuerza indicaron que el damnificado había dejado constancia que durante la madrugada había sido “reducido por dos ladrones encapuchados y armados” mientras cumplía su labor como sereno en el Instituto Tecnológico (Itec), ubicado sobre la ruta nacional 12. 
Expresó la presunta víctima que el dúo delictivo irrumpió en su trabajo y lo “durmió con un spray” y que, al despertar, constató que los desconocidos se habían robado una tostadora y mercaderías que se encontraban en el kiosco del establecimiento de nivel secundario.
Semejante relato puso en alerta a las autoridades policiales, más aún por la violencia utilizada con la que actuaron los asaltantes.
La denuncia motivó que el hecho sea intervenido directamente por el personal de la Brigada de Investigaciones.
Sin embargo, con el correr de las horas, la versión comenzó a perder fuerza y al darse cuenta de todo el movimiento que había generado, el denunciante se quebró y confesó lo que realmente había ocurrido.
El robo existió fehacientemente, pero las circunstancias del delito no fueron más que un invento, para tratar de evitar ser despedido.
Ante los policías confesó que en realidad, en determinado punto de la madrugada, el cansancio lo venció y se durmió tan profundamente que no oyó más nada hasta la salida del sol, cuando se levantó y verificó que los mencionados elementos ya no estaban en su lugar.
La investigación del caso continuó en pie pero la calificación del hecho se redujo de un “robo calificado”, a un delito contra la propiedad de menor implicancia y el joven tuvo que rendir cuentas ante la Justicia por “falso testimonio”.
Voceros de la fuerza no confirmaron si el joven finalmente mantuvo su trabajo o si fue despedido.

Otro invento
Dos años antes, el jueves 11 de abril de 2013, también en Puerto Iguazú,  un adolescente de 14 años intentó engañar a su padre para no recibir una dura reprimenda.
Un hombre se dirigió hasta la comisaría local y visiblemente consternado denunció que un desconocido ingresó a su domicilio, agredió a su hijo y se robó una suma cercana a los 10.400 pesos que guardaba como ahorro.
La denuncia expresaba textualmente: “Siendo las 17, el denunciante llegó a su casa y encontró a su hijo con varios cortes superficiales en los brazos y que ante la consulta, el menor le expresó que un sujeto irrumpió en el hogar y lo agredió con fines de robo".
La desesperación se apoderó del hombre, como a cualquier padre ante el peligro que corre un hijo.
El caso fue investigado bajo éstas premisas durante una semana, hasta que el 18 de abril la verdad salió a la luz y de la forma menos pensada.
El hombre fue convocado por las autoridades de la Epet 4, donde su hijo asistía, y la preceptora le comunicó que el menor estaba gastando dinero en el kiosco de la institución de una manera desmedida, por lo que la situación llamó la atención de todos.
El padre ahora ya no estaba desesperado, sino más confuso. Llegó a la casa y charló con su hijo, instancia en la cual el adolescente terminó reconociendo que se provocó las lesiones para fingir el robo y asegurar que no sospecharan que su tentación por el dinero fue más fuerte.

Desatentos y accidentados
Si de ladrones desatentos y robos con ribetes cómicos se trata, este podría ser un caso más que representativo.
El 25 de septiembre de 2014, un hombre llamó a la Policía porque vio que una mujer desconocida ingresó al departamento que le alquilaba a un joven estudiante que en ese momento estaba de viaje.
Los uniformados de la seccional Segunda de Iguazú se dirigieron de inmediato al inmueble ubicado sobre la avenida Vera Peñaloza en el barrio Villa Alta y cuando llegaron observaron que una puerta-ventana estaba forzada.
Las pistas eran claras: el departamento fue visitado por delincuentes.
Pero lo que nunca imaginaron los agentes policiales fue que, al revisar el inmueble, se encontrarían con una mujer durmiendo en la cama del damnificado.
Karina R.(30), había ingresado a la vivienda trepando unas rejas y forzando una puerta.
Aparentemente actuó junto a un cómplice, porque en el lugar faltaban una garrafa y varias herramientas.
De manera insólita, la mujer decidió recostarse mientras aguardaba que su compañero regresara para completar la maniobra, aunque nunca barajó que al cerrar los ojos no se despertaría hasta que llegaron los uniformados.
No supo cómo justificar su presencia en el lugar e inmediatamente fue detenida y alojada en una celda de la División de Resguardo de la Unidad Regional V.

Puntas peligrosas
En Posadas, también los desenlaces sorpresivos para los enconados con las buenas costumbres se registran.
Tal el caso de andanzas similares que terminaron con un delincuente herido en un intento de fuga.
El primero sucedió el viernes 13 de junio del año pasado, cuando Claudio Emanuel T. (30) intentó robar en una vivienda ubicada sobre avenida Lavalle y calle Luchessi, pero fue visto por un vecino y comenzó a correr desesperado por los techos del barrio.
Un paso en falso provocó que el delincuente se cayera sobre una reja y se provocara una grave lesión en la pierna, además de otras heridas cortantes en el cuerpo.
Sus pocas ganas de pasar la noche en la comisaría le dieron un último estímulo de fuerza, se recompuso y continuó corriendo, pero al cabo de unas pocas cuadras fue reducido por vecinos.
Finalmente fue detenido, pero antes de ir a la comisaría fue trasladado al hospital Madariaga, donde recibió las curaciones pertinentes.
En el barrio Santa Lucía, el 12 de febrero último otro joven delincuente ingresó por la fuerza en al menos tres viviendas, pero en la última propiedad se cruzó con el dueño de casa e intentó refugiarse en otras propiedades de la zona gritando que fue víctima de un asalto en la calle.
Los residentes, alarmados por los ruidos y el escándalo generado, descubrieron su verdadera intención y lo fueron corriendo de todos lados.
Buscó esconderse en una obra en construcción pero, al intentar cruzar la reja, se hincó una punta con forma de flecha desde la rodilla hasta la ingle.
Logró desprenderse y rengo y sangrando, buscó una nueva huida pero varios pasos pudo dar y cayó en una zanja inconsciente hasta que llegó la Policía y lo detuvo.
Cuando recobró el habla insólitamente, comenzó a gritar que le devolvieran sus zapatillas, que le habían robado, pero las tenía puestas.


Chocó y robó un auto similar para que la madre no lo rete
POSADAS. Otro hecho tan curioso como insólito, ocurrió la tarde del domingo 14 de septiembre del 2014 y tuvo como protagonista a un adolescente de 17 años, quien se hizo conocido por la riesgosa e ilícita maniobra que debió improvisar para poder engañar, aunque sea por algunos minutos, a su propia madre. Todo con el fin de evitar un severo castigo, como así también perder algo tan importante, la confianza de su progenitora.
El ardid duró tanto como un cubito en el desierto, y el llamativo e ilícito plan que diseñó el menor se derrumbó y así la historia de Hugo y el Fiat 147 no tardó en viralizarse por la ciudad, hasta llegar a los medios nacionales.
El episodio se inició dentro de una de vivienda de la avenida Chacabuco. Jovita de 39 años había advertido que su automóvil tenía muy poco combustible en el ataque, razón por la cual decidió acudir hasta una estación de servicios para solucionar el problema. En este punto su hijo Hugo entra en acción y obtiene el permiso para ir hasta un surtidor.
Pasaron varios minutos y el chico no regresaba. Jovita comenzó inquietarse por la demora, pero tras evaluar varias posibles razones decidió aguardar.
Finalmente Hugo llegó a la casa con el rodado y así la preocupación pareció terminarse. 
Pero en el momento en que se detuvo cerca del auto que estaba en su garaje se llevó una gran sorpresa, ese vehículo no era el suyo, sino uno muy parecido, de la misma marca y color (blanco), pero no el suyo.
De inmediato llamó al menor y tras indagar en los últimos movimientos del chico, éste no tuvo otra opción más que contar  toda la verdad.
Narró el menor -y según pudo constatar minutos más tarde por personal policial que también intervino en el insólito caso- que camino a la estación de servicio había protagonizado un accidente de tránsito, dejando como saldo daños materiales en el rodado que tenía en su poder.
Pensando en las cataratas de sermones que se le venían y el duro castigo que recibiría por lo ocurrido, el chico no tuvo mejor idea que robar otro automóvil de similares características que estaba estacionado en una playa de estacionamiento de las inmediaciones del complejo habitacional de las chacra 32-33 y luego conducirlo como si nada hubiese ocurrido hasta su domicilio.
Todo esto no sin antes intercambiar las chapas patentes de ambos vehículos para que la trampa no sea descubierta.
Finalmente, los dos vehículos fueron secuestrados por integrantes de la comisaría Sexta para las tareas periciales y a las pocas horas el propietario del vehículo sustraído fue localizado y concurrió a la seccional para corroborar con sorpresa el insólito hecho.
En cuanto al escarmiento que se presume recibió el adolescente, poco y nada se supo. Sólo trascendió de voceros policiales que si la penitencia que recibió fue proporcional al reto que la madre le dio a su hijo frente al oficial de servicio, no lo olvidará jamás.


Le robaron mientras lloraba al muerto
La madrugada del jueves 4 de abril pasado, un joven delincuente tomó por sorpresa a una mujer que con el alma destrozada, le daba el último adiós a un ser querido en una conocida casa velatoria de la avenida Lavalle de Posadas y de un certero golpe le quitó el aparato celular que llevaba en sus manos.
La inexplicable y bizarra reacción del delincuente no hizo más que desatar la bronca de familiares y amigos de la damnificada, quienes, sin perder un instante, corrieron al ladrón hasta darle alcance en la vereda de la casa funeraria.
El episodio dejó como saldo la detención de Ernesto C. (22), quien presumiblemente bajó los efectos de alguna sustancia alucinógena ingresó al velorio que no estaba invitado y concretó el arrebato. La damnificada resultó con una herida en el rostro, producto de la agresión y a raíz de esto tuvo que ser asistida por personal médico.

Por Jorge Posdeley
fojacero@elterritorio.com.ar