La violación de Lucrecia, un unipersonal contundente

Martes 5 de junio de 2012
Estupenda actriz y directora. | Parte de su formación la hizo en Inglaterra.

La Violación de Lucrecia es un poema magistral de Shakespeare sobre el abuso del poder, la violación de una muchacha a manos de un “intocable” y sus consecuencias políticas cuando el pueblo sale a la calle. El lenguaje oscila entre lo brutalmente directo y la más alta poesía, pasando por argumentaciones filosóficas y técnicas del discurso tomadas de la oratoria. Esto narra la presentación de una obra de teatro que se podrá apreciar este sábado (a las 22) y el domingo (a las 21) en Sala Tempo.
Quien lo lleva a escenario, en forma unipersonal, es la dramaturga Mónica Maffía, tomando como eje el ritual doméstico de transformar en celebración el placer de la lectura, como forma de anclaje en la estructura originaria de la obra. Sin embargo, la compenetración con el material hará que la “lectora” tome alternativamente los personajes que aparecen en el relato, transformado en una proeza de la actriz.
Para lograr un resultado satisfactorio con su búsqueda, Maffía hace hincapié en aspectos que distinguen la escuela shakespereana: la musicalidad del texto, la respiración, el uso de la voz tanto desde su aspecto técnico -como la forma correcta de abordar este tipo de texto de máxima demanda física para el actor- como desde su aspecto netamente actoral, para facilitar la recepción de un texto complejo de manera que la historia fluya claramente.

La actriz, bailarina, dramaturga contó a El Territorio que a Misiones es la primera vez que viene a trabajar, pero que ha llegado aquí para disfrutarla como turista, “fui a admirar las cataratas y recuerdo que por primera vez vi esos animalitos simpatiquísimos que son los coatíes. No tenía ni idea que existían estos animalitos y de repente, apenas pongo un pie en Misiones, empiezan a aparecer de todos lados un montón reclamando atención y metiéndose en mi cartera para robarse caramelos. Al principio me asusté porque venían muy decididos, pero después me dí cuenta que eran inofensivos. Fue divertido”. Explicó que con estas funciones de “La Violación de Lucrecia” en la Sala Tempo inicia su segunda gira nacional con este unipersonal. “ Por lo demás, estaré también el lunes 11 de junio presentando mi traducción de Eduardo III, la nueva obra de Shakespeare (Ediciones Corregidor) por la fui galardonada con el Premio Mayor Teatro del Mundo que otorgan 65 investigadores de la UBA”. La presentación a la que hace referencia tendrá lugar en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Tucumán 1946, en el aula magna de esta casa de altos estudios. “Es con entrada libre así que quienes quieran venir, serán bienvenidos”.

 

¿Cómo eligió esta obra?
Me gustan especialmente los clásicos, Shakespeare, la tragedia griega.  Por lo general, elijo obras de teatro que tengan textos poderosos y requieran un trabajo de investigación previo a sumergirse en lo actoral. Desde hace 10 años dirijo el Grupo de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y buscamos material que implique indagar en estilos diferentes. Si quieren seguir la trayectoria del grupo pueden ingresar a www.grupoteatrofyl.googlepages.com.

 

Un tema que padece la mujer ¿qué le sale decir de este tipo de violencia total hacia el género?
Si es un tema que padece la mujer, significa que hay que indagar lo que infligen los hombres. Y lo interesante de abordar esta temática desde los clásicos es comprobar cómo los siglos transcurren pero estas dolorosas circunstancias cambian de ropajes, pero continúan vigentes.  

 

¿Cuán difícil es hacer un unipersonal y qué hay que tener en cuenta para llevarlo a buen puerto?
La dificultad es que todo el espectáculo recae sobre los hombros de uno, que no hay otro actor o actriz con quien compartir la responsabilidad, el fluir de la obra y la complicidad del juego actoral.  Además, la memoria debe funcionar a la perfección porque ¡nadie va a ayudarte si te olvidas la letra! Es uno y el público. Lo vuelve más íntimo y eso puede ser incómodo. 

 

¿Cómo aparece en su vida el amor por el teatro?
Mi amor por el teatro se desarrolla con posterioridad a mi amor por la música. Si bien siempre leí mucho. Por eso me gustan -volviendo a su primera pregunta- los textos de gran envergadura literaria. Y después se combinaron estos dos amores en la ópera, porque hice la carrera de Régie en el Teatro Colón y trabajo también en la puesta en escena de espectáculos líricos.

 

En materia teatral, ¿quién ejerció influencia sobre usted?
Una clara influencia fue aquel magnífico actor Ernesto Bianco. Vivía en el mismo edificio que yo cuando era muy chiquita y me hice amiga de su hija, la actriz Ingrid Pelicori, toda una familia de actores así que en su casa veía pasar a grandes como María Rosa Gallo por ejemplo. Pero lo que -con una mirada retroactiva-  veo como fundamental, es que lo escuchaba a él vocalizar, lo cual me daba una dimensión del trabajo del actor más allá de lo que ve el público. Además, siempre iba a los estrenos de sus obras, así que ahí veía el brillo del escenario y al papá de mi amiga recitando grandes clásicos.

 

¿Hay alguien en el teatro que goce de la vigencia inoxidable de Shakespeare? 
Sófocles. ¿De qué hablarían los psicoanalistas si no tuvieran Edipo, Electra, Antígona que les dé  letra?

 

 

Críticas

Rómulo Berruti:
 “El texto es de alto vuelo. Especialista en Shakespeare -pero más y mejor aún, enamorada de Shakespeare- condensó con inteligencia el poema en un recital de cámara de menos de una hora.
Con entrega y estilo, sin caer en los clichés isabelinos, simplemente actúa este relato y nos lo hace creíble.
Pone fibra y nervio. Vale la pena verla”. 


María Soledad Navarro:
“Atrapante y compleja. Admirable dicción y ductilidad corporal de la actriz Mónica Maffía que representa con precisión una historia fuerte.  Excelente juego de luces que abrazan el cuerpo de un personaje que recrea personajes.
Una oratoria que roza la perfección. Imágenes tan bellas como penetrantes, muy lograda 'metamorfosis actoral', deja sin aliento al espectador; 'teatro de culto'”


Jorge Dubatti:
“La versión de Mónica Maffía (que data de 2006) se le anticipó a Espert en varios años. Especialista en Shakespeare, Mónica Maffía obtuvo el año pasado el Premio Mayor “Teatro del Mundo” de la Universidad de Buenos Aires por su traducción de Eduardo III”.


Norma Dumas:
 “Mónica  Maffia, planta  su  propia  bandera  y se yergue  victoriosa  enarbolando  su  propio  emblema  de  sensibilidad y estilo. Heroico tecnicismo  personal con una vibrante mezcla de inspiración y virtuosismo”


Claudia Korol:
“Gracias Mónica, por el laburo genial, para poner en  actos los dolores de tantas mujeres violadas por el poder del patriarcado, violadas en guerras, violadas en represiones, violadas en sus hogares, violadas en las fiestas de la impunidad. Gracias también por acercarte a la radio”.