La abuela que enseña valores

Domingo 27 de marzo de 2016

Cuando Margarita Tello (67) llegó junto a su familia proveniente de Buenos Aires a la capital provincial y se instaló en el barrio Sur Argentino, hace más de 30 años, estaba todo por hacer, era todo monte, según su propio relato. Y aunque sus hijos pequeños le demandaban la gran parte del día, ella repartía su tiempo para colaborar en el vecindario. Desde ayudar en la escuela, hasta impulsar la creación de la salita de primeros auxilios.
Pero con los años, ella y su esposo notaban que en ese lugar  seguía haciendo falta algo que aglutine a los más pequeños y les dé un lugar de contención y donde pudieran hacer volar la imaginación. Es así como, en el año 2000, comenzaron la construcción de una biblioteca popular que lleva el nombre del barrio.
"En 2001 la inauguramos y desde ahí estoy al frente. Mi marido me dijo que me quedé por un día y nunca más salí de acá”, relató con su nieta en brazos. “Soy el bibliotecario, limpia pisos, portero, lo que venga. Acá hubo que hacer todo, empezamos de abajo”, contó sobre la institución que funciona a pulmón y agregó: “Abrir una biblioteca acá fue toda una ilusión, cuando empecé no sabía qué hacer. Pero aprendí con el tiempo y con el lomo. Fui aprendiendo con los chicos".

Hoy día, quince años después de su apertura, la biblioteca ubicada en las calles Lago Argentino y Península de Valdés sigue siendo un lugar de referencia para los vecinos. Ellos saben que aunque no esté abierta solo basta golpear las manos en la casa de Margarita para que esta ponga los libros a disposición de quien los necesite. “Con todo lo que Dios me dio no puedo no trabajar por esta tierra colorada”, afirmó sobre su altruista labor.

Enseñar valores
Las bibliotecas populares garantizan inclusión social y acceso a la información. Se trata de un espacio que de ninguna manera puede ser reemplazado ni suprimido por la inmediatez de una computadora conectada a Internet, porque tienen un valor simbólico para los pueblos.
La biblioteca no sólo es la historia de sus libros y la posibilidad de interpretar el pasado, sino también la palabra que se convierte en acción concreta a partir de diversas actividades culturales que allí se realizan. Y, tal como reza el cartel de entrada al centro cultural, que afirma “acá enseñamos valores”, Margarita Tello se preocupa porque los niños –a quienes trata como si fueran sus nietos- no sólo aprendan a leer o mejoren en la escuela, sino que centra sus acciones en formar ciudadanos de bien.
“Ellos te dan muchas satisfacciones, yo tengo cajas de dibujos, de cartas, y eso no se paga con nada. Porque te pueden pagar un sueldo, pero si vos no tenés la satisfacción de que una mamá venga, te abrace y te diga ‘Margarita, gracias’. Eso no se paga con nada”, expresó con lágrimas en los ojos y señaló: “Obvio que las bibliotecas no son lo que eran antes, ahora a los chicos les cuesta agarrar un libro. A veces prefieren todo resumido de internet, pero ‘qué es lo que les enseña’. Vos al libro con una vela lo lees, pero si no tenés luz por más computadora de última generación que tengas no te sirve, pero cuesta hacer entender eso. Yo les explico que no tienen que dejar morir a los libros. Por eso abrir bibliotecas en los barrios es muy importante”.

Para tener en cuenta

La biblioteca popular Sur Argentino funciona en Lago Argentino y Península de Valdés. Se sustenta con donativos y con la venta de ropa que ofrecen a $10 para reinvertir en la compra de libros. Además, durante la semana dan clases de apoyo y los sábados ofrecen cine para los niños del barrio.



Por Esteban Bueseck
sociedad@elterritorio.com.ar


Alfabetización de adultos mayores
MONTECARLO (corresponsalía). En esta localidad, desde el año 2008, la Fundación Un Mundo Mejor es Posible, de Cuba, viene desarrollando el programa de alfabetización "Yo sí puedo", con el que lograron alfabetizar a cientos de personas adultas y ancianas, con la colaboración de facilitadores y el nexo con el municipio.
El método parte de lo conocido, los números, hacia lo desconocido, las letras y se basa en la experiencia que se va adquiriendo. En él se utilizan los medios audiovisuales y un facilitador para transmitir los conocimientos. El facilitador es el vínculo entre la clase audiovisual y el participante, desempeña una función importante en lo referente al trabajo con la parte afectiva del iletrado, además de controlar el proceso de aprendizaje. Consta de tres etapas: adiestramiento, enseñanza de lecto-escritura y consolidación.
El material docente o facilitador son: la cartilla, el manual y 17 vídeos donde están las 65 clases. El tiempo que dura la acción educativa es variable ya que el método es muy flexible. Desde un máximo de tres meses hasta siete semanas, en forma intensiva.
En la Capital Nacional de la Orquídea se realizó en principio un relevamiento de las personas analfabetas y en base a eso se comenzó a trabajar con los referentes que vienen directamente de Cuba, un equipo municipal y voluntarios que son estudiantes secundarios, vecinos con ganas de aportar sus conocimientos, entre otros.
En el marco de este programa, en junio del 2011, la localidad de Caraguatay fue declarada libre de analfabetismo por la Unesco, porque lograron disminuir la tasa de analfabetismo a menos de uno. El programa logró alfabetizar a 96 personas y Caragutay fue la quinta localidad Argentina y la primera de Misiones en alcanzar dicha distinción y Montecarlo estaría próxima a ser declarada  también libre de analfabetismo a mediados de este año.
 José Rojas es docente jubilado y es uno de los facilitadores municipales, quien relató su experiencia: “Estamos trabajando en el barrio Industrial con seis personas. Desde que estoy trabajé con una centena de personas en la zona urbana, otras personas estaban trabajando en las colonias así que se llegó a un número importante, se hizo todo lo necesario para poder ayudar a esta alfabetización” .
Por otra parte, destacó: “Trabajamos con gente de 70 años para arriba. A veces es más difícil integrar a personas más jóvenes. La gente crece en un montón de factores y cuando se sienten motivados se puede trabajar mucho mejor".
En los último meses se formaron a vecinos de los barrios San Lorenzo, Vista Alegre, Pablo Franke, Guatambú, Industrial y comunidades aborígenes, logrando con ellos la lecto-escritura básica, como herramienta de acceso al conocimiento.

Por Graciela González
sociedad@elterritorio.com.ar