La pacificación de Santa Ana

Los pobladores de Santa Ana siguen expresando el malestar que les provoca la crisis institucional que padece la  localidad. Reclaman una intervención municipal, para luego llamar a elecciones. En la misma sintonía se expresó Pablo Castro, quien hasta hace dos semanas estaba al frente de la comuna. En un discurso improvisado, aseguró que si se concretaran las elecciones en lo inmediato, sería un claro ganador. En tanto, Aníbal Clos -quien sería con seguridad uno de sus competidores electorales-, comenzó a hacerse cargo de la administración hace dos días. Entre sus prioridades adelantó que pretende asegurar la prestación de algunos servicios básicos y regularizar tanto la situación administrativa, como salarial de los empleados. La asesora legal que responde a Castro, aseguró ayer que “no se liberaron las cuentas bancarias” y planteó que no se está cumpliendo lo dispuesto por el Juzgado de Instrucción, que habría indicado que sea el Deliberativo en su conjunto el que se ocupe de administrar esta crisis. Las versiones cruzadas no hacen más que abonar confusión. Nadie duda que las cuestiones administrativas y electorales son importantes y, cuando llegue la fecha, seguramente los contendientes podrán medirse en las urnas, pero la real urgencia de esta hora es el necesario compromiso de trabajar en la pacificación del pueblo. “Santa Ana nunca fue así”, dicen los santaneros y tienen razón. Lo sucedido fue una cuestión excepcional y requiere de la máxima responsabilidad de sus dirigentes para devolver la calma. Y, a partir de allí, seguir reclamando de ser necesario, sin más violencias, todas las cuestiones pendientes. (Página 3).

Antonio Villalba