Un conflicto que aportó al repoblamiento de la región

Domingo 9 de noviembre de 2014

Guerra, conflicto bélico o armado, tres de las diferentes acepciones que marcan la imposibilidad de resolver de manera pacífica las diferencias políticas, económicas o diplomáticas persistentes entre dos o más países. La disputa desatada entre Argentina, Brasil y Uruguay, instigada por los intereses del imperio británico, contra las fuerzas paraguayas dejó secuelas y efectos que perduran hasta hoy día.  Uno de los más relevantes es el referido al crecimiento poblacional que experimentó la región con posterioridad inmediata a los años del conflicto armado, que se extendió entre 1865 y 1870. Innumerables son las investigaciones históricas que pretendieron echar luz sobre ese período historiográfico de la ahora denominada jurisdicción misionera. 
La doctora en Ciencia Política e historiadora María Angélica Amable expresó que “la guerra fue para los paraguayos una causa nacional. Todo el pueblo participó de manera muy activa del enfrentamiento de tipo defensivo. Mientras que los uniformados de la Triple Alianza pelearon por dinero u obligados. Lo anterior implicó que los guaraníes realizaran hazañas militares, como el triunfo de Curupaytí, donde estando provistos de un armamento marcadamente inferior, tuvieron sólo 50 muertos frente a los 9.000 de los aliados, entre ellos Dominguito, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento”. 
“En la Argentina, la oposición a la guerra se manifestaba de las maneras más diversas, entre ellas la actitud de los trabajadores correntinos, que se negaron a construir embarcaciones para las tropas aliadas y en la prédica de pensadores que, como Juan Bautista Alberdi y José Hernández (autor del Martín Fierro), apoyaban a Paraguay. Además en 1870, durante la presidencia de Sarmiento, las tropas aliadas lograron tomar Asunción poniendo fin a la guerra. El Paraguay había quedado destrozado, diezmada su población y arrasado su territorio. Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra: 'En veinticuatro horas en los cuarteles, en quince días en campaña, en tres meses en la Asunción'. Pero lo cierto es que la guerra duró casi cinco años y benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a las tropas aliadas”, señaló Amable. 


El contexto 
“La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, entre 1865 y 1870, respondió más a los intereses británicos y de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo, que podía devenir en un "mal ejemplo" para el resto de América Latina, que a los objetivos de unificación nacional y defensa del territorio proclamados por sus promotores. El conflicto tuvo su origen en 1863, cuando el Uruguay fue invadido por un grupo de liberales uruguayos comandados por el general Venancio Flores, quienes derrocaron al gobierno blanco, de tendencia federal y único aliado del Paraguay en la región”, según las palabras del historiador argentino Felipe Pigna, en su última visita a Misiones. 
De acuerdo a su punto de vista, “esta invasión había sido preparada en Buenos Aires con el visto bueno del presidente Bartolomé Mitre y el apoyo de la armada brasileña. En tanto,Paraguay intervino en defensa del gobierno depuesto y le declaró la guerra al Brasil. El gobierno de Mitre se había declarado neutral pero no permitió el paso por Corrientes de las tropas comandadas por el gobernante paraguayo, Francisco Solano López. Esto llevó a López a declarar la guerra también a la Argentina. Hasta 1865 el Gobierno paraguayo, bajo los gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas telegráficas. La mayor parte de las tierras pertenecía al Estado, que ejercía además una especie de monopolio de la comercialización en el exterior de sus dos principales productos: la yerba y el tabaco. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa porque le bastaban sus recursos”. 

Tesoro cercado
Otra de las posturas destacadas sobre el tema está plasmada por Andrea Mastrángelo, doctora en Antropología Social e investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), en su texto titulado “De enemigo vencido a tesoro cercado: un estudio etnohistórico sobre el ambiente en la producción forestal del Alto Paraná de Misiones (Argentina)", publicado en la revista Avá en el 2012.
En el escrito, se determina que “la historiografía crítica señala que en el período comprendido entre la expulsión de los jesuitas y la Guerra de la Triple Alianza, los protagonistas de la historia en el actual territorio de Misiones no fueron “argentinos”, sino “paraguayos, “portugueses” e “indios”.
Este punto de partida permite caracterizar las relaciones interétnicas entre las parcialidades mestizo-indígenas, que ocupaban ya Misiones, y la colonización promovida por el Estado nacional, que ingresó desde el sur. A partir de la Triple Alianza se inició un repoblamiento en Misiones”. 

Frontera dinámica
El artículo denominado “Proceso de poblamiento y migraciones en la Provincia de Misiones, Argentina (1881-1970)” fue publicado en la Revista Avá en el 2010 por las investigadoras María Gallero y Elena Krautstofl. Se explicaba que “la organización productiva y la configuración de un corpus cultural y simbólico favorecieron la conformación de una población que no reconoció las fronteras políticas. Al estar ubicados en una provincia fronteriza, cuyos límites lindan casi un 90 por ciento con Paraguay y Brasil, se impone el histórico y dinámico flujo migratorio de ciudadanos de esos países”. Se agrega que “Alfredo Bolsi destaca tres etapas del poblamiento de Misiones. La primera, entre 1768 y 1810, se corresponde con la desestructuración de las Misiones Jesuíticas; la segunda se extiende hasta el fin de la Guerra de la Triple Alianza (1870) y la tercera abarca hasta 1920, período caracterizado por la economía extractiva.