Hay escasez y los ladrillos se venden antes de entrar al horno

Martes 4 de agosto de 2015
Las frecuentes lluvias de los últimos meses generaron un fuerte faltante de ladrillos en la capital provincial. Ante la escasez, los oleros del barrio El Porvenir 2 aseguraron que varios constructores y clientes particulares se acercan para anticiparles la compra de su producción.
Los productores explicaron que el clima húmedo les generó un atraso de casi dos meses para secar los ladrillos. También indicaron mayores complicaciones para conseguir tierra y aserrín aptos para la fabricación de buenos productos.
Por la escasez, en pocos meses el precio de los mil ladrillos pasó de 1800 hasta los 2300 o 2500 pesos  puestos en domicilio. En las olerías el precio  por cada mil (a retirar) es de 1.500 pesos en promedio.
“Ahora están faltando ladrillos por las lluvias. Con el clima húmedo el tiempo para que se sequen se amplía y tenemos que estar tapando con lonas constantemente. Si el ladrillo agarra agua, se desgrana todo y ya no sirve”, explicó Mario Zeizz, olero del barrio El Porvenir 2.Y reconoció que “hay clientes que nos encargan el ladrillo antes de que esté en horno. En algunos casos pagan un anticipo, en mi caso tengo mis clientes a los que trato de asegurar la entrega”.
Remarcó que los pedidos se acumularon por la extensión del clima húmedo que paralizó la producción. “Yo tuve como dos meses mis ladrillos en la cancha (zona de secado) y no los podía cargar al horno por la humedad. Ahora demoré cuatro días para cargar el horno con 28 mil ladrillos”.
Si el clima acompaña y luego de 30 horas de fuego continuo, los ladrillos de Mario podrán estar listos para retirarse en aproximadamente una semana, ya que hay que esperar que se enfríen y asienten.
“Si el tiempo sigue así, en una semana va a haber ladrillos para secar por todos lados, porque es así, hay que aprovechar el buen clima”, sintetizó.

Estar pendientes todo el tiempo
Ernesto Ríos, presidente de la Cooperativa de Ladrilleros Unidos Nuestra Señora de Itatí, explicó que hace meses vienen con importantes retrasos en su trabajo. “Hace más o menos tres meses que viene muy mal el clima y no se pueden hacer los ladrillos. Y si se hacen no se terminan de secar. En verano cuando hay buen clima un ladrillo se puede armar en un día para meter en el horno, pero con el clima que tenemos ahora los tenemos casi quince días esperando que se sequen”.
Coincidió en que por la escasa producción hay más clientes que llegan a buscar ladrillos, pero no los pueden abastecer. “Todos los días vienen camiones a buscar pero salen vacíos porque no hay producción. Lo poco que está saliendo se vendió todo adelantado”.
Ríos relató que a través de la cooperativa están abasteciendo la construcción de casas en el barrio Itaembé Guazú. Pero inclusive los pedidos prioritarios son difíciles de satisfacer con el clima en contra. “Hoy por ejemplo nos pidieron 10 mil ladrillos más y ya no teníamos y para que salga de nuevo va a tardar bastante”.
Alba García también es olera y secretaria de la cooperativa; apuntó que por estos días están aprovechando para hacer todos los ladrillos que puedan. “Ahora gracias a Dios tuvimos una semana donde se pudo trabajar, pero la semana anterior fue lluvia y era impresionante, no se podía hacer ni mil ladrillos. Porque cuando hay buen tiempo se puede hacer hasta 12 mil ladrillos”.
Según mostró García, en dos días y junto a ocho personas lograron armar un horno con 35 mil ladrillos. Explicó que una vez ahí, deben ser cocinados con fuego por un día y medio. Y finalmente enfriarse y asentarse en un proceso que demora alrededor de una semana. 
En referencia al trabajo diario de los oleros, Ríos remarcó que es muy sacrificado porque tienen que estar todo el tiempo pendientes de que la humedad no afecte su producción. “Una vez armados los ladrillos no tienen que ser alcanzados por el agua porque se parten. Tenemos que estar pendientes de cubrirlos con lonas plásticas para protegerlos”.
Además de las lluvias, los oleros explicaron mayores complicaciones para abastecerse de tierra y aserrín para el armado de ladrillos. "No hay tierra buena, cuesta conseguir y el aserrín está más caro porque se usa para varias cosas", se apuntó desde el sector.