“La gente que compra de noche dice que de día no tiene tiempo”

Domingo 15 de noviembre de 2015

La ciudad, como toda urbe que se encuentra en crecimiento, adquiere nuevos ritmos, horarios y formas de manejarse de las personas que la habitan. Tal es así que hace unos años, Posadas empezó a adquirir hábitos que antes no se veían con tanta frecuencia: locales abiertos las 24 horas.
Al principio, eran algunos kioscos los que tímidamente comenzaron a colocar carteles que anunciaban el trabajo durante todo el día y la noche, hoy se encuentran desde farmacias, panaderías, verdulerías, florerías y locales de comidas rápidas, entre otros.
En una recorrida nocturna realizada por El Territorio, desde una verdulería céntrica ubicada en calle Santiago del Estero casi Ayacucho, destacaron: “El tener el local abierto las 24 horas es porque hay muchas personas que de día no pueden venir porque trabajan todo el día y cuando salen los negocios están cerrados, entonces vienen a comprar a la noche. Ayudamos a la gente que no puede salir de día a hacer las compras”. Asimismo acotaron que con el tiempo, y dada la demanda, tuvieron que expandirse y hoy ofrecen no sólo frutas y verduras, sino también otra serie de productos.

“La mayoría de la gente que viene a comprar verduras de noche o de madrugada te cuenta que no tiene tiempo, que trabaja todo el día”, sostuvo el empleado del turno noche y afirmó: “Se vende de todo. Hay noches que no paro, es atender y atender nomás. Vienen de todas las edades a comprar, además hay un buen nivel de venta que permite trabajar toda la madrugada”.

Flores full time
Por otra parte, otro rubro que se sumó al trabajo full time son las florerías. Desde coronas fúnebres a socorrer a novios en apuros. Todo se vende en la noche, no importa que el ramo de rosas rojas arranque en los 300 pesos. “Somos la única florería que trabaja las 24 horas en esta zona, y con eso marcamos una diferencia”, contaron desde una florería ubicada en calle Ayacucho al 2.400 y agregaron que cuando cae el sol: “Hay venta, varía con lo que se vende de día pero hay compradores. Ramos y rosas es lo que más se vende, pero también está el que se fue con los amigos a una cena y a la vuelta tiene que llevar unas flores para quedar bien”.

Clientes nocturnos
Asimismo, consultados por este medio, los posadeños se mostraron a favor de que existan comercios que brinden sus servicios cuando el grueso de la gente va a dormir. “Los locales que trabajan 24 horas son necesarios. Uno nunca sabe qué puede llegar a necesitar de madrugada y es bueno saber que contás con un servicio comercial a esas horas”, sostuvo Nicolás B. (24).
También Sebastián Viera destacó: “Son necesarios para el tamaño de ciudad que estamos teniendo. Yo trabajo en un local así; en los tres turnos, de manera rotativa. Me ha pasado necesitar comprar comida y no encontrar más que un maxiquiosco o dos abiertos”.
En la misma línea, María Ester B. (49), señaló: "Ya sea si necesitás cigarrillos, toallas femeninas, profilácticos, pañales, gaseosas o alcohol es bueno saber que hay un local abierto”.
Aunque por el momento abundan  en el casco céntrico y en avenidas de gran movimiento, cada vez más barrios de las afueras de Posadas se ponen a tono con una ciudad que empieza a vivir de noche.

Por Esteban Bueseck
sociedad@elterritorio.com.ar


Cuando el cementerio se convierte en el segundo hogar
POSADAS. No todos están preparados o quisieran realizar la labor que tienen a su cargo Rolando Sandoval (50) y Martín Ovelar (41). Aunque a ellos les resulte como su segundo hogar y hayan podido hacer caso omiso a las historias que allí sucedieron, para muchos es un lugar por el que no quisieran pasar, y menos de noche.
Rolando y Martín son serenos del cementerio La Piedad de Posadas. Su turno comienza a las 22 y finaliza a las 6 de la mañana. A veces suele ser tranquilo y otras tiene sacudones, como sucedió el día que charlaron con El Territorio. Había entrado a las instalaciones del cementerio un grupo de personas que luego fueron perseguidas por la Policía. Aunque no sucede con frecuencia, es algo a lo que ya están acostumbrados.
“Muchos vienen a hacer macumba, magia negra, hechicerías. Porque lo que sea mármol, bronce y todo lo que se robaban históricamente ya no existe más porque se cambió por el acero quirúrgico. Muchas veces encontré bandejas con lechones completos, ofrendas, gallinas negras decapitadas. Se encuentran principalmente en la cruz mayor”, contó el mayor de los hombres.
Actualmente, los serenos no recorren todo el cementerio como lo hacían en años anteriores porque no cuentan con el equipo necesario ni tampoco el lugar tiene la iluminación adecuada: está totalmente a oscuras, a excepción de la parte delantera.
Hace ya siete años que Martín trabaja a la luz de la luna. Antes de estar en el cementerio fue sereno en el Paseo Bosetti, La Placita y el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez.
“Me tocó venir a trabajar acá; es tranquilo por suerte. No tengo miedo porque tengo bien en claro el tema de la vida y de la muerte”, dijo. No obstante, ese discernimiento no impidió que le sucedieran cosas fuera de lo común, como estas que cuenta a continuación: “Nunca vi nada raro, a veces escuchaba ruidos y una vez me desperté porque escuché que alguien decía mi nombre. En el paseo Bosetti también se escuchaba que alguien tocaba un viejo piano que tienen ahí adentro”.
Rolando no suele hablar de las cosas que suceden en el trabajo pero hizo una excepción: “Siempre aparece frente a la cruz mayor una persona de vestido blanco. No hay un horario en que aparezca, a mí me pasó una vez a las 3 de la mañana".

Aprovechar el día
Es lógico que trabajar de noche trae a la vida de la persona algunas cosas negativas. Si bien ya son varios los años que Martín lleva trabajando mientras los demás duermen, en los días de descanso suele costarle conciliar el sueño. Sin embargo, considera que trabajar en ese horario le permite hacer otras actividades durante el día.
“Te cambia el metabolismo, el sueño, las actividades. Hoy tenía que ir al banco a cobrar y no pude ir porque me dormí. Suelo dormir hasta las 13, preparo mi mate, mi almuerzo y sigo con otras actividades”, comentó Rolando, que también es veterano de Malvinas.

Por Elena Hipólito
sociedad@elterritorio.com.ar


Estudiar de noche, una opción para Ana
POSADAS. La etapa de la facultad suele ser agotadora para los jóvenes. Mucha carga horaria de clases, responsabilidades que cumplir y trabajos prácticos hacen que el tiempo para estudiar para los exámenes y finales sea más acotado.
Es por ello que muchos estudiantes encuentran en la madrugada la concentración necesaria para el estudio. Ana Koniecki es una de ellas. La joven oriunda de Leandro N. Alem que llegó a la capital misionera para estudiar nutrición, cuenta su experiencia: “Me sentaba a la tardecita y me quedaba hasta las seis de la mañana a veces. Ahí le fui agarrando la mano a eso, me fui acostumbrando porque era el horario en que más me concentraba porque a la mañana cursaba. Desde primero a tercer año cursé por la mañana y me levantaba muy temprano, entonces llegaba, dormía una siesta y luego me sentaba a estudiar hasta la noche”.
Sin embargo, el tiempo que llevó haciéndolo, aunque aprobó sus materias, no le dejó buenos recuerdos. Los cambios en los horarios provocó que su cuerpo le pasara factura: comenzó a perder cabello, a estar más nerviosa y tener estrés. Es por esta razón que Ana ya no lo hace tan de seguido, sólo tres o cuatro días antes de rendir.