Procesaron a ex penitenciario por denuncias de torturas en la dictadura

Miércoles 24 de enero de 2007
A raíz de las denuncias por delitos de lesa humanidad, ocurridos durante la última dictadura militar en Misiones, el ex penitenciario José María Cuenca (55) fue procesado con prisión preventiva y trasladado a la Unidad Penal 17, con asiento en Candelaria.
El hombre había sido detenido a comienzos de mes por efectivos de Gendarmería Nacional.
La medida fue dispuesta durante el transcurso de la semana pasada. Luego de la notificación del procesamiento, los representantes legales de Cuenca presentaron un pedido de excarcelación que todavía no habría sido resuelto. La Fiscalía General, a cargo de Mario Negro, debe expedirse sobre el planteo.
El argumento principal del escrito radica, según los informantes del caso, en la aplicación legal retroactiva más benigna. Sucede que, durante la época de la dictadura, el entramado de ilícitos que se le atribuyen al ex penitenciario tenía una pena excarcelable. Por tanto, debería tenerse en cuenta esas disposiciones, según se desprende de esa solicitud.
Cuenca se encuentra en situación de retiro del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Antes de ser detenido vivía en Jardín América y tenía una radio, añadió la fuente.
El hombre fue detenido el 7 de enero en horas de la tarde. El procedimiento fue ordenado por el juzgado Federal de Posadas, a cargo del magistrado Ramón Claudio Chávez, a requerimiento del fiscal general Negro.
Luego de haber tenido a su cargo la custodia de los internos durante el período comprendido entre el 17 de noviembre de 1976 al 1 de marzo del 1978 en la cárcel de Candelaria, Cuenca fue alojado en un pabellón especial de esa misma unidad penal.

Las denuncias
El nombre de Cuenca se oyó varias veces en el marco del Juicio por la Verdad, que se inició en Misiones para dar con el paradero del ingeniero químico Alfredo González, desaparecido durante el llamado proceso de reorganización nacional, y terminó transformándose en una megacausa, a la que se sumaron otros casos de desapariciones y torturas.
Para llegar a la verdad, los investigadores sólo cuentan con el relato de las víctimas, debido a que las autoridades del último gobierno militar se aseguraron la impunidad de sus represores destruyendo documentación de relevancia investigativa, aseguró la fuente consultada por El Territorio.
En ese marco, las denuncias por secuestros, privación ilegítima de la libertad y torturas presentadas por Augusto Gilberto Speratti, Ricardo Alfredo Ortellado, Ricardo Horacio Coutouné, Mario Julio Gómez y José Manuel Vargas, son las que llevaron tras las rejas a Cuenca.
Todos los denunciantes coincidieron en apuntar al ex funcionario por los tormentos que sufrieron durante su detención en la UP 17.
Pero también acusaron a un compañero de Cuenca: “El Lobo” Gómez, por quien la Justicia desató un vendaval de investigaciones para hallar su paradero.
 Incluso ordenó la captura nacional e internacional, según los voceros.
De acuerdo con el relato del denunciante Mario Gómez, Cuenca se destacaba por su particular ensañamiento y perversidad en las torturas. “Él se regodeaba con morbosidad sobre la desnudez de los detenidos y a algunos los obligaba a masturbarse”, relató en la denuncia presentada en la Fiscalía.
Ricardo Ortellado coincidió con Gómez al denunciar que Cuenca se “regodeaba con la desnudez de los prisioneros, con la masturbación o simulacro de acto sexual, principalmente de los más jóvenes o adolescentes”.
Ortellado dijo que había una guardia “lisa y llanamente golpeadora” y otra, la de Cuenca, donde “había simulacros de fusilamiento”.
En ese sentido, un testigo del caso aseguró que el ahora procesado incluso en una oportunidad se vistió de cura e intentó “confesar” a un prisionero. (Ver aparte)
En su exposición, Ricardo Coutouné relató que el ex penitenciario lo golpeó en reiteradas ocasiones. “Se trataba de alguien que sabía golpear muy bien”, dijo.

Los testimonios
Durante la instrucción de las causas se conocieron testimonios de personas que habían pasado por la UP 17 durante el período en el que estuvo Cuenca. Además de acusarlo, indicaron al Lobo Gómez como un personaje siniestro.
Los testificantes fueron reconocidos como Enrique Igor Peczak, Alejandro Rodríguez, Francisco Félix Barrios e Hilarión Félix Barrios.  Ellos manifestaron que había una guardia que no estaba a cargo de Cuenca y que era más benévola. Remarcaron que si bien en ambos turnos eran sometidos a golpizas, en las guardias en las que no estaba Cuenca la pasaban “un poco mejor” porque no había vejámenes de índole psicológica.
“Eran golpes y nada más”, relataron.
Cuenca es hermano del ex diputado justicialista Juan Carlos Cuenca.


“Cuenca era más perverso por lo sádico”
Uno de los testigos, identificado como Aurelio Gauto, en las denuncias presentadas y que acusan a José Cuenca y a El Lobo Gómez, aseguró que “en una oportunidad Cuenca se vistió de cura  para confesar a uno que supuestamente iban a fusilar”.
Agregó: “Gilberto Speratti fue blanco de reiteradas torturas por parte de Gómez”.
Coincidió en que los tormentos de Cuenca “eran más psicológicos que golpes, tampoco fue un santo”.
Además agregó que Cuenca “a algunos los hacía cantar y a los más chicos los hacía masturbar”.
Gauto fue detenido el 27 de octubre de 1979.
Cuenca nació el 1 de enero del 1952 y en la época de las denuncias tenía entre 26 y 28 años. Gauto remató su testimonio diciendo: “Lo de Cuenca era más perverso por lo sádico, lo de Gómez eran golpes y nada más”.