Fisuras en el control de la noche y el consumo de alcohol

Domingo 31 de enero de 2016

Apenas el sol se pone, los parlantes de los coches suenan a todo volumen y el alcohol pasa de mano en mano. En vasos de plástico, algún termolar o directamente de la botella, sin ningún disimulo.
La escena puede transcurrir en alguna de las plazoletas de avenida Libertad, con epicentro en La Chuleta, o cualquier plaza de barrio de esta localidad.
Es que, si bien el Código de Nocturnidad obereño estipula la prohibición total para consumir bebidas alcohólicas en la calle y espacios públicos, al tiempo que faculta a las autoridades a decomisar alcohol en la vía pública, en la práctica la norma se cumple parcialmente porque la Policía y la comuna cuentan con medios limitados para el control.

Según la norma, las personas que estén bebiendo alcohol en la calle y se nieguen a dejar de hacerlo, podrán ser detenidas por la Policía hasta un máximo de seis horas.
“La intención es muy buena, pero nos encontramos con limitaciones de personal y medios para efectivizar los controles en el ámbito de toda la ciudad”, reconoció una fuente de la Unidad Regional II.
En tanto, opinó que “la problemática del consumo de alcohol no sólo se da en el centro de la ciudad, sino también en algunos barrios donde hay grupos que se juntan en las esquinas, molestan a los vecinos y cobran peajes, muchas veces por consumir alcohol”.
Un punto de consumo habitual se ubica en la plazoleta de avenida Libertad e Italia, una situación denunciada reiteradamente por los vecinos de las inmediaciones.

¿Quién controla?
Por otra parte, el Código de Nocturnidad contempla que los locales bailables cierren sus puertas a las 6, mientras que los pubs lo hacen a las 7.
Si bien la intención inicial era unificar a las 6 el horario de cierre, los ediles aceptaron la propuesta presentada por los propietarios de boliches y bares, quienes solicitaron extender por una hora más la apertura de los pubs pero sin expendio de bebidas alcohólicas.
Con relación a los menores de 13 a 17 años, sólo pueden asistir a matinés hasta las 23.30 y sin alcohol.
De todas formas, el control es endeble y hasta se promocionan concursos con bebidas alcohólicas, como el “Beerpong”, donde el que pierde toma cerveza, puede ser un litro o varios.
Se trata de un entretenimiento que prolifera en varios países del mundo y que se replicó en un boliche local que promocionó el evento vía Facebook.
En este contexto, tiempo atrás monseñor Damián Bitar, el obispo de la diócesis de Oberá, se mostró preocupado por el alto del consumo de alcohol en esta localidad.
“¿Quién controla y aplica la ordenanza?”, preguntó mediante una carta dirigida a los concejales.
No se supo, al menos, de la respuesta correspondiente.
Ordenanza reciente
El Código de Nocturnidad de Oberá es una de las normas más recientes aplicadas en el ámbito de la provincia de Misiones.
Fue en el mes de diciembre de 2011 cuando las autoridades de la anterior gestión municipal decidieron seguir el camino de las ciudades de Posadas y Eldorado.
La regulación se daba en base a regulaciones dispersas que en ocasiones hasta no coincidían con la normativa provincial.
Ese tema no era uno de los que frecuentemente se tocaba como punto prioritario dentro del Concejo, ya que esa actividad era regulada por la Policía y por entonces nadie sospechaba sobre las múltiples problemáticas que se suceden y nacen durante el transcurso de las actividades nocturnas.
Rumbo al quinto año de aplicación, los controles navegan en la nada por la falta de recursos para estar en la calle.

Una detención y una nueva medida

A mediados de enero, una mujer denunció que tres efectivos de la comisaría de General Alvear detuvieron y golpearon a su hijo de 15 años, quien denunció apremios y amenazas por parte de los uniformados.
Según trascendió, no sería del primer caso de abuso policial perpetrado por efectivos de dicha dependencia en los últimos meses.
En tanto, fuentes locales mencionaron que se trataría de un exceso en el marco de una nueva política local de “mano dura” contra la nocturnidad impulsada por el propio intendente Víctor Serdiuk y que tendría el aval de su esposa, la jueza de Paz del pueblo, Norma Lucía Daher.
El Territorio intentó contactarse con el jefe comunal y su mujer para consultarles respecto a la polémica medida, aunque allegados confirmaron que se encuentran de vacaciones en Brasil.