Joven de 16 años se inyectó derivado de morfina y estuvo al borde de la muerte

Miércoles 7 de septiembre de 2011

Una adolescente de 16 años estuvo varios segundos sin vida, luego de inyectarse un derivado de la morfina, tras haberlo conseguido sin receta alguna en una farmacia del departamento capital, aegñun surge de las denuncias que realizaron varios vecinos de la familia. Sin embargo, los familiares no denunciaron el caso para evitar la exposición de la menor de edad, por sus problemas de adicción.
“Me cansé de ver todo lo que pasa y callarme, hay que decir que en muchas farmacias venden además anfetamínicos y hasta derivados de la morfina, que son muy fuertes… eso solamente se debe venderlo bajo receta archivada”, dijo una de las denunciantes.
Además detalló que la adolescente “estuvo segundos con presión cero, es decir, estuvo sin signos vitales, de milagro no pasó lo peor”.

El jefe de Emergencias del Hospital Ramón Madariaga, Fernando Betancur, afirmó ayer que los casos de adolescentes con cuadros de sobredosis con distintos medicamentos se registran casi todos los fines de semana, “especialmente por haber consumido klosidol, un analgésico de la familia del opio” que por sus efectos tóxicos, cuando no es usado de manera correcta, afecta especialmente al corazón y provoca una fuerte adicción.
Betancur tampoco desconoció lo que sucede en el ámbito de la provincia, o al menos del departamento capital, en donde “es fácil conseguir analgésicos, psicotrópicos como la diezapina sin ninguna receta…”.
Precisamente, durante el pasado mes de julio de este año, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), determinó nuevos requisitos para los prospectos de todos los medicamentos que contengan dextropropoxifeno, como en el caso del klosidol.
Los laboratorios deberán iniciar un expediente con la solicitud de la modificación del prospecto, el cual deberá incluir una advertencia resaltada al inicio, y una serie de indicaciones.
También, una descripción de cómo hacer un plan de gestión de riesgo “para disminuir el riesgo cardiovascular en el uso del producto, que potencialmente causaría arritmias cardíacas del tipo torsión de punta”.

 

Ampollas por 10 pesos
A estar del caso de la joven de 16 años que vive en Candelaria, el flagelo del abuso de los medicamentos como drogas de uso diario pareciera estar, otra vez, cada vez más al alcance de los menores de edad.
A las denuncias de la desidia de los farmacéuticos con la venta de los psicotrópicos o analgésicos sin recetas, se suma la venta de ampollas de morfina a solo diez pesos, lo que aumenta la facilidad de acceso a pastillas que, mezcladas con bebidas alcohólicas, provocan daños peores.

 

Derivados de la morfina
Los opiodes son drogas semejantes al opio o a la morfina en sus propiedades, son potentes analgésicos, y además tienen muchas otras propiedades farmacológicas.
Actualmente se tiende a usar el término opiode para las sustancias exógenas naturales o sintéticas capaces de enlazarse a los distintos tipos de receptores para la morfina. El término opiode también se utiliza para designar a los péptidos endógenos con propiedades semejantes a la morfina y que se unen a los receptores opiodes (encefalinas, endorfinas y dinorfina).
La intoxicación aguda por morfina puede deberse a sobredosis clínica, sobredosis accidental en el adicto o a intento de suicidio. Muchas veces la absorción de la morfina por vía subcutánea en pacientes enfriados con marcada hipotensión o shock es lenta y dificultosa, por los que suele administrarse en forma repetida varias dosis terapéuticas, la mejoría de las condiciones clínicas y de la circulación pueden ocasionar en estos casos intoxicación. Pueden observarse serios efectos tóxicos con 30 miligramos de morfina vía sanguínea o 100 miligramos por vía oral.

 

La adicción
La adicción a los opiodes constituye uno de los más graves problemas en el abuso de drogas. El síndrome de abstinencia se desarrolla rápidamente, y constituye un grave peligro para el adicto por su intensidad, llegando al máximo de manifestaciones de abstinencia a las 36 a 48 horas de la última dosis. En un primer momento puede aparecer un estado de necesidad psíquica, caracterizada por modificación del comportamiento, con el objeto de procurarse la droga y prevenir la privación de ella.
Después de algunas horas (8 a16), aumenta la nerviosidad, la irritabilidad y la agitación, el paciente bosteza con frecuencia, padece rinorrea, y transpira abundantemente.
Más tarde (aproximadamente 24 horas), se observa dilatación pupilar, con piloerección, luego temblores con sacudidas musculares, mialgias a nivel de espalda, miembros y abdomen.

 

 

Están previstas sanciones para farmacéuticos

El Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Misiones cuenta con un tribunal de ética facultado para sancionar a farmacéuticos que violen la prohibición de vender sin precripción médica los medicamentos bajo receta, doble recta o incluso receta archivada.
Según Sergio Pichkar, el presidente del CFM, a esa instancia “se llega en los casos que se comprueben las faltas denunciadas… nosotros siempre escuchamos sobre la facilidad de conseguir esos medicamentos sin receta, pero denuncias nunca recibimos”, advirtió el profesional.

 

 

Las anfetaminas

Las anfetaminas fueron utilizadas como estimulantes, luego en forma de inhalaciones para el tratamiento de catarros y congestiones nasales, más tarde como píldoras contra el mareo y para disminuir el apetito en el tratamiento de la obesidad y, finalmente, como antidepresivos.
Presentan una elevada tolerancia, que produce habituación y necesidad de dosis progresivamente más elevadas.
El consumo de este excitante está ampliamente extendido y distribuido por todas las clases sociales. A diferencia de lo que sucede con la cocaína, que la consumen preferentemente los sectores medios y altos, las anfetaminas son consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación como por amas de casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes que preparan exámenes.
Al incidir en el sistema ortosimpático causan hipertensión, taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica, hiperpnea e hiporexia, entre otras consecuencias.
El estado de ánimo del adicto oscila entre la distrofia y la hipomanía, así como ansiedad, insomnio, cefalea, temblores y vértigo. Pueden aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides anfetamínicos.
A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al individuo y las condiciones de ingesta.