“En el cementerio se sigue llevando a la práctica lo que se hace en vida”

Domingo 15 de febrero de 2015
Materiales durables. | Las lápidas están construidas en mármol y granito.

El cementerio municipal de esta ciudad anexó el año pasado un terreno de una hectárea de extensión, con el objetivo de sumar espacio y reorganizar el camposanto colapsado; aún continúa el relevamiento de las tumbas más antiguas y de las que están muy deterioradas y abandonadas. En la zona antigua del cementerio ya casi no se hacen inhumaciones. Desde 2013 rige en Puerto Rico la ordenanza 77/12 que prohíbe construcciones y sólo se permite la colocación de una lápida sobre la sepultura. Se trata de una normativa que a la vez promueve que los parientes fallecidos pueden compartir el lote, y de esta manera son más accesibles las tasas. 
Así, el sector viejo que tiene construcciones de principios del siglo XX será revalorizado como patrimonio cultural de Puerto Rico. Las cruces e imágenes, su disposición, su forma, cuentan la historia acerca del desarrollo del pueblo.
Gladis Corach investigó la organización del camposanto como parte de su formación en la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades de la Unam. Con un equipo de compañeros investigó en dos momentos distintos, las características del cementerio de Puerto Rico. La primera vez en 2008 con Ramón Barbudez. En esa oportunidad relevaron más de 570 tumbas y nichos. Luego, en 2012 retomó la tarea junto con Liliana Borge.

En diálogo con El Territorio expresó que “está todo aquello que no se escucha pero que se ve, todo aquello que no se puede decir pero se interpreta cuando recorremos el cementerio”, señaló y explicó que su interés por desentramar la historia del cementerio se generó desde la semiótica. “No es un lugar donde todos están juntos, sino que hay una separación notoria, por religión y por nacionalidad, en la parte más vieja”, advirtió. “Pudimos concluir que los alemanes católicos eran enterrados en determinados lugares, los más altos del cementerio, donde también había un checoslovaco y un suizo y del lado de abajo, en la pendiente había criollos y suizos, pudimos deducir que las diferencias están dadas por la religión”. De esta manera, a los católicos se los enterraba hasta no hace mucho tiempo del lado que salía el sol.
Ya en la segunda investigación eso se fue desdibujando “en el orden anterior estaban primero los católicos, luego los alemanes, luego las demás nacionalidades, pero los criollos y los protestantes estaban en el sector más bajo de la pendiente natural del camposanto”.
El camino original de ingreso al cementerio de Puerto Rico tenía forma de cruz, a medida que el espacio se fue ampliando se crearon otros senderos. La capilla situada al centro respeta las formas del ojo panóptico que todo lo ve (concepción arquitectónica que fortalece el concepto de vigilancia). “No nos pareció una casualidad ya que la religión católica fue la primera que manejó ese cementerio y la predominante  del lugar”.
“En el cementerio se sigue llevando a la práctica lo que se hace en vida, pero nadie se da cuenta, uno no se da cuenta”, resaltó Corach.
El estudio proporcionó datos  llamativos como la cantidad de muertes de niños entre los años 1976 al 1979 -según los certificados de defunción por afecciones respiratorias- y la cantidad de mujeres que murieron en el año 1939 -todas por muerte súbita-.
Ya en la segunda parte de su trabajo que retomó hace tres años, el equipo se orientó a la investigación de las prácticas y ritos. “Las diferencias más llamativas son las que hay entre las familias de origen europeo y las de origen paraguayo”, marcó. “Nos dimos cuenta de que los criollos o de origen paraguayo hacen cunitas en las tumbas de los niños diferenciando con celeste o rosa el género y que a todas les ponen estolas, que en el caso de los adultos es blanca. Usan muchas velas, dejan ahí cartas y presentes, como objetos que el difunto disfrutaba en vida, esas tumbas tienen mucha ornamentación por lo general con fotos, cintas y flores”.
En tanto, Corach y Borge pudieron observar que “los visitantes a tumbas de personas de origen europeo limpian mucho, friegan, lustran, enceran, sacan malezas, lijan,  prenden las velitas en algún lugar que no ensucie la tumba, terminan y se van”. También conservan por décadas la costumbre de grabar nombres o dedicatorias en piedra o granito según la época.
“Puerto Rico es una ciudad a la que le gusta estar linda y eso se refleja en el cementerio, en la elección del mármol como material que predomina, el cuidado de las plantas y flores, el diseño de la tumba. Así como son en sus casas, así se manifiestan en las construcciones del cementerio”, concluyó Corach en base a sus trabajos investigativos en el lugar.

Por Norma Traid
normatraid@hotmail.com