Una cárcel bajo la lupa

Domingo 20 de noviembre de 2011

L as noticias más fuertes del año en la lucha contra el narcotráfico tienen en el medio a una institución federal y no precisamente por su accionar en combatir el delito. La Justicia y autoridades nacionales tienen la lupa puesta sobre el Servicio Penitenciario Federal (SPF) después de que se descubriera que las huellas de un hombre que cumple condena en la unidad penal de Candelaria aparecieran en la investigación por el robo de una avioneta en Eldorado. El sospechoso es piloto, cumple una condena por narcotráfico y sus huellas aparecen en una botella de vino que los asaltantes tomaron mientras esperaban el amanecer para escapar con la avioneta. Este año también fue desbaratada una organización, o parte de ella, que traficaba droga desde Misiones al centro del país en vehículos oficiales. La banda de los narcopenitenciarios federales, así se los conoce periodísticamente, cayó cuando se halló marihuana en un camión de mudanzas del SPF. Fueron detenidos varios sospechosos, tres de ellos de la institución. Un procedimiento contra miembros de esta banda terminó con un muerto el mes pasado en Garupá después de un enfrentamiento con efectivos de la Policía federal. Desde ayer las máximas autoridades del SPF están en Misiones interiorizándose del caso. Incluso ya fueron suspendidos varios guardias (pág. 39) en una primera medida. Pero se sabe, se intuye, que la cosa no termina allí. Los investigadores prometen llegar hasta las máximas instancias.
Hay una sintomatología en esto. Integrantes de fuerzas de seguridad que terminan aliándose con su perseguido en el delito. El momento cuando la sutil línea que separa dos mundos se diluye y ya no se sabe quién es quién. Policías, por ejemplo, que se alían con ladrones. O guardias encargados de custodiar a condenados por narcotráfico, que terminan traficando.

 

Roberto Maack
Jefe de Redacción

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