“Hace 20 años los mbyas eran casi invisibles”

Lunes 31 de marzo de 2014
Marilyn Cebolla Badie. | Doctora en Antropología Social | Foto: Marcos Otaño
Posadas. Marilyn Cebolla Badie es profesora de la carrera de Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones y hace más de 20 años se dedica a estudiar la relación entre naturaleza, cultura y mitología con los mbya-guaraní.
Desde pequeña sintió inclinación por lo diferente; al ser hija de un inmigrante español que sentía nostalgia por su pueblo, Marilyn viajó con frecuencia durante su infancia. “Decidí estudiar Antropología porque me gustaba la diversidad, el poder conocer otras culturas y viajar”, recordó.
Cabe destacar que su padre, Darío Cebolla, es una persona muy conocida en la ciudad de Posadas porque fue el fundador y dueño durante más de 40 años del Bar Español, ubicado en la calle Bolívar.
En este contexto, la doctora Cebolla Badie se formó académicamente en Misiones pero siempre realizó viajes de estudio por el exterior y vivió por temporadas fuera del país. Durante sus años de formación trabajó en diversos proyectos con los pueblos originarios. “Descubrí un mundo que me encantaba. Siempre me gustó el monte, la selva, aprender el idioma y compartir con los mbyas”, contó.
La antropóloga reflexionó acerca de la creciente visibilización de las problemáticas del pueblo mbya-guaraní en la provincia. También opinó sobre la relación de los pueblos originarios con las instituciones del Estado y otros grupos étnicos.

¿Por qué decidió trabajar con los mbya-guaraní en Misiones?
Me interesé en el tema indígena cuando estaba cursando el tercer año de la Licenciatura en Antropología Social en la Unam. En aquellos tiempos la doctora y profesora emérita Ana María Gorosito Kramer tenía un proyecto de etnobotánica el cual me interesaba mucho.
Gorosito tenía un proyecto de etnobotánica que se realizaba con los aborígenes que vivían en una aldea llamada Caramelito que está en el departamento de Guaraní. En esa época no había caminos, había que caminar dos horas dentro del monte para llegar desde la casa que está en la Reserva de usos Múltiples Guaraní, que administra la Facultad de Ciencias Forestales.
Yo me empeciné que quería entrar al proyecto y fue muy difícil lograrlo porque ella, de buenas a primeras no quiso; ella quería que participara de otro proyecto con un tema urbano que a mí no me interesaba para nada.
Tuve una cita y le pedí para formar parte de su proyecto de etnobotánica; primero me miró y me dijo que no, pero seguí insistiendo y bueno, lo conseguí. Descubrí un mundo que me encantaba. Siempre me gustó el monte, la selva, mi otra carrera habría sido biología y me encantó estar con los mbyas, aprender el idioma y compartir con ellos.
Después de ese primer acercamiento seguí trabajando y empecé con mi investigación, pero con mi tesis de Licenciatura que está publicada en el Suplemento Antropológico en Paraguay. Mi tesis de grado me llevó cuatro años de trabajo de investigación.
Me llevó un montón de tiempo, la directora fue Ana Gorosito y me abrió muchas puertas porque fue un trabajo muy exhaustivo del conocimiento de las aves. Yo elegí una porción de la naturaleza que fuera menos conflictiva, no quería trabajar con plantas medicinales por todo lo que significaba porque vos no sabés dónde termina ese conocimiento y hay mucha biopiratería y entonces elegí las aves para hacer la etnografía.
Cuando yo comencé a trabajar en este tema, los biólogos o gente que trabajaba en la selva paranaense no tenía en cuenta en absoluto el conocimiento de los mbyas, no había una línea de investigación en etnobiología de lo que los mbyas de Misiones sabían.
Es más, se toman sus conocimientos como datos folclóricos, habían algunos trabajos, pero eran  muy puntuales, de investigadores que venían un tiempo, hacían una pequeña investigación y se iban pero no había nada hecho con profundidad. Había muy pocas publicaciones sobre los mbyas.

¿A qué cree que se debe esto de que hoy en día son más visibles los pueblos guaraníes?

Hace 20 años atrás eran casi invisibles comparado con lo que es hoy. Jamás leíamos en el diario sobre los mbyas. Entre los años 60 o 70 no se publicaba nada sobre ellos.
Si salía alguna noticia en el diario decían guaraníes, ni siquiera se los nombraba como mbyas. Siempre que se publicaba una noticia era por cuestiones ligadas a la Iglesia o por la obra del padre Jorge Kemerer en esas aldeas pilotos que se habían hecho en Fortín y en Fracrán, siempre eran noticias que tenían que ver con la asistencia.
Y en los últimos diez años más o menos hubo un cambio y hay también como un boom de investigadores trabajando con los mbyas.
Ahora todo el mundo quiere trabajar con ellos, viene tanto de otras universidades del país como de afuera. ¿Y por qué se da esto? Quizá una de las pautas es que ellos mismo hicieron un cambio de estrategia porque quizás ellos dijeron 'si nos damos a conocer y abrimos las puertas, se nos va a respetar, los reclamos van a ser más valederos'.
Ahora ellos reciben a la gente, responden las preguntas, están más dispuestos que en la época que yo comencé mis investigaciones, que era terriblemente difícil trabajar, te recibían con amabilidad en las aldeas, te sentabas en un banco pero no pasabas de ahí.
Te contestaban las preguntas que les hacías con el tiempo y tres palabras nada más.
Antes no tenían ni DNI y parecía que no eran ciudadanos de pleno derecho, hoy están obligados a tener documentos por todos los planes del Gobierno que están recibiendo y por cuestiones de educación y salud.

En su trabajo de investigadora, ¿cómo hizo para vencer la barrera del idioma?

En la época que yo comencé los hombres eran bilingües, todos hablaban castellano. Sin embargo las mujeres hace 20 años atrás eran monolingües y solamente hablaban su idioma, en muchas aldeas sigue siendo así aunque ahora hay un cambio muy grande.
Actualmente hay muchas escuelas con la modalidad de la educación multicultural bilingüe y por lo tanto hay un alfabetización que no es perfecta, pero está funcionando y entonces ahora las mujeres también manejan el idioma.
En aquellos tiempos yo entrevistaba mucho en español hasta que empecé a aprender y ese fue un largo aprendizaje a través de los años en lo que a mí me interesaba, que es la relación entre naturaleza y cultura; así aprendí infinidad de nombres sobre la flora y la fauna. La verdad que les agradezco todo a ellos porque han sido unos maestros maravillosos por muchos años.

¿Cuál es el papel de las instituciones en los pueblos originarios?

Pasó de haber poca presencia del Estado, en esa época ni siquiera había escuelas en las aldeas, las que habían eran privadas. Una de las primeras escuelas fue la de Fortín Mbororé en Iguazú, que cuando la conocí tenía dos maestras. Ahora tiene más de quince docentes. También porque la comunidad ha crecido de una manera exponencial y entonces ahora la cuestión educativa es más fuerte.
Además, ha cambiado mucho la cuestión de salud debido a que hay mayor acceso a los servicios de salud pública aún con todas las dificultades que siguen existiendo por la discriminación y la falta de entendimiento mutuo, eso sigue existiendo sobre todo en zonas del interior.
Yo trabajé en el años 2012 en un proyecto sobre el uso de medicamentos de farmacia en cinco etnias del país, una de ellas fue la mbya guaraní y bueno, ellos mismos decían que hay un cambio grande a partir de la implementación del programa Remediar, que envía los botiquines a los Centro de Atención Primarios de Salud y a los hospitales y por medio de agentes sanitarios indígenas. De todas formas los mbyas continúan utilizando sus plantas medicinales, la farmacopedia indígena está en pleno uso, cosa que no sucede en las otras etnias investigadas en el país. Quizás una de las razones es que los mbyas tienen, de cierta forma, un poco más de monte, hay zonas en las que todavía hay variedad.
El tema de la tierra es la peor problemática de todas. La lucha por la tierra se da en todo el país, todos los grupos indígenas sufren por este problema porque no se avanza como se debería y hay muchos conflictos porque algunas tierras donde están asentadas las etnias son privadas o la documentación no está clara, esta es una situación muy compleja.

¿Es posible preservar el “modo de ser mbya” en la sociedad argentina?

Mirá eso desde los años 70 que dicen que las culturas aborígenes iban a desaparecer y hoy, 2014, están más vivas que nunca. Yo los admiro mucho porque son pueblos que han pasado de todo y aún así mantienen su identidad.
Muchos ancianos de las tribus te van a decir que hoy es más difícil sobre todo con los jóvenes por el avance de las tecnologías y porque están teniendo acceso a cosas propias del hombre blanco, como dicen ellos. Sin embargo perseveran.
Mantener la identidad es una cuestión de los grupos étnicos y de su autonomía, lo que se pide desde los Estados nacionales es respetar esta autonomía y esa identidad.

¿De qué manera impacta la destrucción de las selvas en estas comunidades?
 De manera total, la deforestación y la destrucción de la selva es lo que provoca la desintegración de estos pueblos indígenas y la desarticulación social y eso no solamente lo ves acá, lo ves en Brasil con la construcción de represas, con la expulsión de los grupos indígenas en los territorios y lo que sucede después que supuestamente se les da beneficios, porque se los asimila a la vida occidental y se le dará toda clases de beneficios y los terminás asistiendo. Destruís sociedades que han logrado preservarse enteras a pesar de todo lo que han pasado.

¿Cómo fue el contacto de los distintos grupos étnicos y las relaciones que se establecieron en Misiones?
Uno de los proyectos que llevo adelante y que me parece súper interesante se llama “Memorias del contacto. Hay muy poca información al respecto porque prácticamente no se conoce cómo fue el contacto entre los inmigrantes europeos que iban llegando acá en Misiones, las tierras que se loteaban y las aldeas indígenas. No se conoce cómo fue esa relación y qué pasó. Los mbyas se fueron moviendo de lugar, se fueron retirando de su territorio y eso dio lugar a las grandes compañías colonizadoras y a los loteos tanto privados como del Estado, eso durante los años 20, 30 y 40 inclusive.
Las relaciones interétnicas en esa época eran en el caso del mbya de evasión, la inmigración avanzaba y ellos se iban retirando a la selva donde todavía tenían medios para subsistir. Con el tiempo, retirándose a las zonas más desfavorables, hasta que llegó un momento en donde no hubo más dónde retirarse. Que es la situación que tenemos hoy, vas por la ruta 7 y hay aldeas a ambos lados en territorios privados.

¿Es posible el hallazgo de la “tierra sin mal” que tanto se habla hoy en día?
Hay investigadores que opinan que eso de la tierra sin mal fue una construcción que la hicieron los conquistadores que tuvo tanta publicidad porque ahora se la usa con fines turísticos, en televisión, en carteles, pero se tendrían que ver los orígenes de ese concepto.
No hay un consenso entre los investigadores acerca de eso, más bien se cree que fue un objeto construido, una interpretación que se hizo sobre una cuestión religiosa puntual, se tomó esto y empezó a tejerse y armarse.
Bartomeu Meliá, el gran investigador de temas guaraníes que es un sacerdote de origen español que vive hace 40 años en Paraguay. Él dijo que en realidad la tierra sin mal se refería a zonas que todavía estaban sin explorar y sin cultivar, eran tierras vírgenes en las que si formabas una aldea durante cinco años tenías una buena cosecha.

¿Cuáles serían los grandes desafíos que le esperan a los aborígenes en Misiones?
Como cualquier grupo étnico en Latinoamérica,  se enfrenta a  grandes desafíos en estos tiempos, entre ellos los cambios que hay a nivel tecnológico, la injerencia del Estado -ahora sí casi total en los asuntos de estas sociedades- y la obligatoriedad de la escolarización.
La escuela te impone que de marzo a diciembre tenés que estar en un lugar y se impone otro sentido a los ciclos temporales y todo eso produce cambios aunque uno no los ve de afuera. Eso se está dando en todos los grupos étnicos a lo largo del país y en otras partes.
Más allá también están las cuestiones que tiene que ver con la salud pública, debido a que las concepciones de salud y enfermedad son diferentes desde el punto de vista de la salud occidental. El sistema formal de salud no conoce nada del otro sistema y se toma todo como supersticiones. Hay muy poca valorización de las prácticas de salud de los pueblos indígenas en lo cotidiano.
Otros de los grandes desafíos que atraviesan estas etnias son el reclamo de tierras así como la relación con el Estado y las instituciones públicas y estatales porque ahí hay un diálogo cerrado. Existe una relación de poder muy clara donde el que tiene la razón siempre va a ser la institución estatal. Esto es así y viene siendo de esta forma, hace mucho tiempo a pesar de que ahora hay distintos programas que intentan cambiar esta situación y tratar de construir un diálogo y acercar las partes para que no sea tan complicado.
El problema del diálogo y el acceso al sistema de salud pública con las etnias aborígenes es un tema que está vigente y se da en todas partes del país, en Salta, Formosa y Misiones a pesar de los avances que se han logrado.

¿Qué faltaría por hacer en el campo de la Antropología en relación al pueblo mbya guaraní?
En los últimos años hubo un boom de investigaciones sobre los mbya, ahora es como que hay muchos “expertos” hablando de la comunidad mbya y en realidad la mayoría de estas investigaciones son muy lights. Es decir, nadie se ha dedicado durante lapsos determinados de tiempos a estar el lugar. Estar en el campo es la marca de la antropología, de la investigación etnográfica. En general toda esta gran cantidad de tesis y de investigaciones que salieron ahora son con estadías cortas de tiempo donde nadie conoce el idioma.
Otra cuestión es que son repeticiones del trabajo de otros autores, trabajan eso y lo repiten sin a veces constatar o verificar esa información. En este momento se están trabajando en distintos campos ahora no sé la profundidad de eso. Es un comienzo en todo caso. Hoy cualquier persona en la provincia sabe lo que significa mbya y antes nadie sabía.


El perfil
• Marilyn Cebolla Badie
Es Doctora en Antropología Social. Profesora de grado de la Universidad Nacional de Misiones. También se desempeña como investigadora de la Unam y de la Universidad de Barcelona. Realiza investigaciones sobre etnobiología, la relación naturaleza-cultura y mitología con los mbya-guaraní, y relaciones interétnicas en Misiones. Es asesora en la Comisión sobre la Biodiversidad y Sustentabilidad del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. También publicó numerosos artículos en revistas científicas del país y en España. Uno de los directores de su tesis de doctorado fue el reconocido antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro.

Por Diana Fernández
dianagiselafernandez@gmail.com