Tapar el sol con la mano

Lunes 27 de abril de 2015
El nuevo edificio de la Escuela 835 Néstor Carlos Kirchner -de la chacra 248 de Posadas- fue inaugurado en 2010. Y desde entonces sufrió 36 robos. La situación llegó a tal extremo que en las vacaciones de invierno del año pasado, los docentes optaron por llevarse a sus casas todas las cosas de valor, como computadoras o equipos de sonido. Y menos mal que lo hicieron, porque volvieron a robarles.
Tanto en esta como en otras escuelas que sufren el mismo asedio constante de los ladrones, la desesperación llegó a tales niveles, que los docentes optaron por pagar de su propio bolsillo el servicio de seguridad privada (Páginas 5 y 6). Contratan serenos por turnos, porque sostienen que con alarmas y rejas no alcanza. Igual se llevan todo, hasta los inodoros y las canillas, al punto de que no pueden dar clases.
Los directivos de las escuelas que impulsan la iniciativa remarcan que el aporte de los docentes es voluntario. De todas maneras, salta a la vista que se trata de una medida extrema que sólo puede pensarse como transitoria. De hecho, algunas de las instituciones que lo implementaron, terminaron desistiendo por las dificultades para reunir el dinero.
Suele remarcarse desde las aulas que las escuelas son cajas de resonancia, donde repercuten y a veces se amplifican las tensiones que atraviesan las comunidades donde se insertan. Así, la violencia que crece en la vida cotidiana, va a parar a la escuela, igual que el consumo de drogas. Las escuelas no son la excepción en tiempos en que los robos le quitan el sueño a todos.

María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
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