Le cosieron la herida sin darse cuenta que era de un balazo

Lunes 2 de septiembre de 2013
 Cuesta creer que Jorge Rafael Falcón de 19 años tiene una bala en la cabeza. El joven camina y habla, aunque su familia y sus amigos lo notan “más lento”. Y no es para menos, ya que padeció una fractura de cráneo y la bala sigue alojada en su lóbulo parietal izquierdo.
Un derrame en el ojo del mismo lado es el único rastro del problema, además de los tres puntos de sutura en la cabeza.
Su caso derivó en una causa judicial, ya que el 23 de agosto pasado el joven acudió a la guardia del Hospital Samic con un fuerte dolor en la cabeza y un profuso sangrado.
Falcón llegó caminando junto con su madre y el médico que lo atendió se limitó a limpiarle y suturarle la herida, pasando por alto que tenía un balazo en la cabeza.
Luego lo dieron el alta, pero a las 72 horas el muchacho regresó en muy mal estado y quedó internado por los insoportables dolores de cabeza que le provocaban náuseas y vómitos.
Recién entonces habría sido atendido con mayor precisión.Le efectuaron una tomografía computada y descubrieron que tenía un proyectil incrustado en la cabeza.
“Me internaron el lunes y el martes me dieron de alta. Me dijeron que tengo que estar tranquilo, me dieron remedios y tengo que volver el lunes (por hoy) para ver cómo está la herida. Los médicos dicen que tiene que deshincharse para ver si pueden operarme o no”, señaló.

“Es increíble”
El viernes El Territorio lo visitó en su casa, ubicada entre las calles Montes de Oca y Río Colorado, en el barrio Caballeriza de esta localidad, justo cuando lo visitaban dos promotoras de salud que se acercaron a evaluar la condición sanitaria de su vivienda.
“La verdad que es increíble que el médico de guardia no le haya fecho una placa siendo que tenía dolor de cabeza y sangrado”, reconoció una de las promotoras.
Desde la dirección del Hospital Samic, en tanto, se reconoció y detalló que en la segunda asistencia le realizaron una tomografía computada, de la que surgió que  presentaba “una  herida de arma de fuego, encontrándose un proyectil alojado detrás el pabellón auricular izquierdo”.
Por su parte, el doctor Jorge Nicolini, quien lo atendió en la guardia el 23 de agosto, informó a la Policía que “el paciente concurrió a la guardia el pasado viernes alcoholizado y con resto de vómitos; estaba compensado y en compañía de su madre, quien refirió que el joven se había caído”.
El examen médico determinó además que presentaba “una herida contusa cortante, de 2,5 centímetros aproximadamente en la región tempo parietal izquierda”.
Al concurrir nuevamente al hospital el lunes 26 a realizar una consulta debido a una cefalea intensa, el joven presentaba náuseas, vómitos y un hematoma en el ojo izquierdo.
Fue sometido a estudios tomográficos cerebrales, donde se le detectó una “herida por proyectil de arma de fuego, fractura de cráneo y hematoma coincidente con la herida suturada”, precisó el parte de la Policía.
Ahora, mientras el futuro del joven es incierto, se inició una causa judicial para investigar las responsabilidades del médico que lo atendió en la guardia y no notó que tenía una bala en la cabeza.
Franco tampoco pudo precisar quién podría haberle disparado, ya que no alcanzó a percibir siquiera de donde partió la bala, sólo recuerda el fuelte dolor en la cabeza que lo dejó tendido en el piso.


El dato
72
Horas pasaron hasta que Jorge Rafael Falcón volviera al hospital y le comprobaran con una tomografía computada que tenía una bala alojada detrás de la oreja izquierda y no solamente un golpe con un pequeño corte de 2,5 centímetros que no fue percibido como el agujero de ingreso del proyectil.