La grieta resultadista

Viernes 27 de febrero de 2015

La política argentina en su última versión, la resultadista. No solo en términos de El Príncipe, de ganar a cualquier precio (el fin justifica los medios, que nunca prescribió), sino resultadista en términos casi futboleros. En Boca o River. La derrota de uno se transforma automáticamente en la alegría del otro. Para la tribuna, en las canchas no está mal, es parte del folklore del fútbol, diría el barrilete cósmico. Pero en la vida política de un país donde los involucrados son los poderes de la Constitución; los valores (verdad, justicia) que lo definen, y el pueblo que no le queda otra que confiar en sus instituciones y dirigentes, la cosa cambia. Debería ser más serio. Alguna vez lo fue.
Pasó con la imputación del fiscal Gerardo Pollicita a la presidenta Cristina Kirchner por el presunto delito de encubrimiento a Irán basada en la investigación que realizara el fallecido fiscal Alberto Nisman. Pollicita había entendido que en la presentación de Nisman había elementos suficientes para ser investigado por la Justicia Federal. Hubo gente que lo festejó como un gol. Del otro lado se habló del nacimiento del Partido Judicial. Ayer el juez federal Daniel Rafecas desestimó la denuncia. Y lo hizo con la misma contundencia. “No hay un solo elemento de prueba”, escribió (página 10). De nuevo, la tribuna tomó partido. Ganadores y perdedores. Ahora hay un juez en la cancha, que seguramente se vendió o no cobró el inminente off side. Pareciera que a nadie interesa la verdad, el saber realmente qué pasó. Es la confirmación del reinado de las discusiones periféricas (vale desacreditar al otro) por donde no transitan la verdad, la honestidad y la Justicia.

Roberto Maack
Jefe de Redacción
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