Un tesis para conocer los sabores tradicionales de la región

Domingo 14 de julio de 2013
“La comida como objeto de estudio antropológico involucra tanto a las condiciones materiales de vida como al plano de las representaciones sociales. Las prácticas alimentarias siempre son productos de las restricciones económicas, vinculadas al nivel de ingreso, el lugar de residencia, la ocupación y el acceso a ayudas estatales, pero al mismo tiempo, a valores, disposiciones, elecciones y exclusiones. En otras palabras, gustos”, sostuvo la licenciada en antropología social,  Viridiana Ramírez.
Ramírez investigó para su tesis de grado, El Sabor de los Sabores, prácticas y representaciones acerca de la comida en un barrio pobre de Posadas.  
Focalizó su trabajo, principalmente, en las prácticas sociales y significados, que se entrelazan en la preparación de ciertos platos de comidas.
“Hay toda una toda una carga simbólica que encierra el consumo de comidas como poroto, puchero, locro e incluso el guiso”, explicó.
De esta manera, enfatizó: “En las prácticas alimenticias las preferencias, los gustos se encuentran acompañados de diferentes valores, significados y sentidos que están operando entorno a los platos”.
 Y plantea que en la definición de los platos más recurrentes de la dieta, intervendrán las condiciones materiales de vida, pero también las preferencias, los hábitos relacionados con las tradiciones regionales.
Por otra parte, señaló que hay todo un repertorio de comidas  y formas de pensar la comidas, que identifican, y que colaboran en la construcción de las identidades de los miembros de las distintas clases sociales.

Los hallazgos
Luego de un largo trabajo de investigación realizado en el barrio Parque Adam, la licenciada pudo observar que las platos más elaborados en los sectores populares son el guiso, el poroto, la chipa, el reviro, el puchero, ubicándose en la gastronomía preferida de estos hogares.
De esta manera, Ramírez analizó: “Como parte de las herencias populares, podemos mencionar las tradiciones de la cultura campesina y de las culturas regionales, que se manifiestan en la permanencia de muchas comidas tradicionales como sopa, guisos, locro, reviro, poroto, entre tanto platos”.
 En ese sentido, sostuvó que la elección de ciertos platos, expresan “las libertades y las facilidades que aseguran la posesión de un volumen considerable de capital”.
“Los gustos de necesidad manifiestan en su ajustamiento, en sus limitaciones, las restricciones de las que son producto. Esto implica decir, que la preferencia de las clases populares, por los alimentos baratos y nutritivos es consecuencia de la imposibilidad de acceder a otro tipo de alimentos”.
 Por ese motivo, la licenciada clarificó que el consumo alimenticio se vincula siempre a la jerarquía social, con el ingreso y las condiciones materiales de vida y, al mismo tiempo, con las preferencias de cada sector. 
Es decir, “para comprender las prácticas alimenticias, hay que situarse en el contexto social en que se articulan”, concluyó.


Viridiana Ramírez
Realizó su tesis de grado en la carrera de licenciatura en Antropología Social sobre:  “El Saber de los Sabores, Prácticas y representaciones acerca de la comida en un barrio pobre de Posadas”.
La investigación se desarrolló bajo la supervición de  docentes de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones.


El por qué de las diferencias en la dieta
Según los análisis de la tesis de Ramírez  los saberes y hábitos de consumo alimenticios se hallan relacionados con la dimensiones económicas, pero también simbólica (valores, sentidos y significados). De esta forma, el consumo de los alimentos marcan la pertenencia a una clases determinada, “en las clases populares y dominantes, la alimentación se sitúa a mitad del camino entre: la vida material y la vida simbólica. No hay consumo, ni práctica que no se vincule, por una parte, al ingreso y a las condiciones de vida; y por otra, a los gustos en cuanto expresión de hábitos instaurados en las tradiciones regionales, elecciones relacionadas con valores y representaciones locales”.
Asimismo, reflexionó: “La comida de la burguesía expresa un gusto, que se abstiene de los alimentos que engordan y de aquellos nocivos para la salud. El gusto modesto y sobrio de las clases superiores se contrapone con el materialismo espontáneo de las clases populares”. En este sentido, citó al sociólogo Pierre Bourdieu: “Las preferencias por ciertos alimentos, modelados desde los primeros años de vida y acordes a la posición social desde donde fueron generadas, son las que perduran con más persistencia a través de los años”.
Así, teniendo en cuenta las ideas del autor, Ramírez analizó: “El autor distingue entre los que denomina el ‘gusto de lujo’ y ‘gustos de necesidad’. Los gustos de lujo o de libertad, corresponden a personas que vivieron en condiciones materiales de existencia definidas por la distancia con respecto a la necesidad”.


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