Vale la pena recordar

Viernes 27 de noviembre de 2015

En buena hora que en esta etapa que vivimos hayan seres humanos que no olvidan a quienes se prodigaron por esta bendita tierra colorada. El 19 de este mes, El Territorio dedicó un buen espacio para recordar al R.P. José Czerepak informando sobre un documental sobre su comprometida vida en defensa de la comunidad misionera, en especial a la gente del agro de donde él provenía.
Esa iniciativa ya recibió la distinción del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), cuyo autor del proyecto y guionista es Sebastián Korol con la colaboración de Héctor Jaquet, Mariana Lombardini y Diego Gesualdi. Al informarme de esta buena iniciativa me vino al recuerdo, no sólo que lo conocí y mantuve conversaciones interesantes con Czerepak, sino que también, cuando estaba exiliado en Alemania, me remitía cartas en apoyo a mi lucha contra la dictadura militar a través del periódico Econorte que dirigía en Eldorado.
Y aquí viene un dato realmente interesante: quién era portador de esa correspondencia, era nada menos que el obispo de Misiones, monseñor Jorge Kemerer, cuando regresaba de Alemania hasta donde iba en búsqueda de ayuda financiera para las grandes obras que ejecutó para Misiones y los misioneros. Como era su costumbre, la novedad no me comunicaba por teléfono, porque él sostenía que tanto el suyo como el mío “estaban pinchados”. Por eso la comunicación era a través de algún amigo. Por eso cuando bendijo a mí como también al periódico, la adhesión era por escrito y con ese modo de conectarnos y donde Kemerer, sin temor a la dictadura, entre otros conceptos, afirmaba: “Pienso que Econorte está totalmente comprometido con los intereses de Misiones y ha hecho mucho, con verdadero coraje, en momentos difíciles. Recuerdo que a fines del año pasado y a principios del presente, la situación para el director Alberto Monaca, no era nada fácil. Y se mantuvo en su línea. En ese sentido yo lo aliento y le doy mi apoyo moral en forma completa”. Tal vez por esa valiente actitud, con más adhesiones de él puedo contar esta historia que, por tantas otras decisiones suyas en defensa de los derechos humanos, algún día también será distinguido con un justiciero documental.


La última carta
En la última carta que me envió Czerepak, desde Alemania el 1° de noviembre de 1980 y donde, entre otras palabras de aliento, afirma: “Desde la distancia y confinando al silencio y a la meditación, vivo a través de las páginas del semanario de su digna dirección el drama de la tierra que me vio nacer. Tierra a la que dediqué con cariño los mejores años de mi vida como hijo de colonos, como ciudadano y como sacerdote. “Las injusticias y la rapiña (sin saber analizar su causas) las he vivido desde mi niñez al ver las lágrimas de mi madre”.
Por supuesto que al leer su sincero aliento a mi misión de periodista, tanto allá por 1980 como ahora, sigo emocionado, máxime cuando me dice que “…siga siendo la Voz de los que no tienen voz” y con ese final que, desde tan lejos pero como auténtico misionero, agrega: “Desde aquí elevo mis oraciones al Señor para que lo ilumine y lo guíe a esa senda nada fácil de querer construir el bienestar de la Patria con la pluma y la palabra. Dios lo bendiga!”.

Alberto Mónaca
Periodista