Cartucho pasó de ser un cazador tenaz a un guardafauna feroz

Domingo 22 de marzo de 2015
Venado. | Se los ve con poca asiduidad a causa de sus desarrollados sentidos.

“Cartucho”, quien pide mantener el anonimato por cuestiones de seguridad, es un destacado guardafauna ad honorem desde hace poco más de siete años. 
Su alias fue acordado entre los integrantes de su grupo. Ese apodo no fue elegido al azar, sino que responde a un modo de vida que lo caracterizó casi desde sus primeros años hasta entrada su adultez.  
Supo trabajar codo a codo con Segismundo Welcz en los inicios de la conservación en la tierra colorada. 

Relata con un honor indescriptible aquellas épocas en las cuales “todo se hacía a pulmón. Siempre el puntal principal de todos nosotros es la familia, ya que nos apoyan todos los días que estamos lejos de nuestros hogares, especialmente los días de fiestas, en los cuales la soledad es todavía peor”.
Aunque no siempre estuvo del lado de la preservación de las especies nativas. Ya que en sus comienzos, Cartucho era uno de los cazadores más constantes y reconocidos de la zona norte de Misiones.  
Pero un momento cúlmine de su vida lo llevó a reflexionar sobre sus acciones, y dejó de depredar la selva para transformarse en uno de sus más fervientes defensores.
Ahora se arrepiente de su pasado, pero a la vez mira con fe promisoria hacia el futuro de las especies misioneras que está cuidando día a día.
“Tomé conciencia de las malas acciones que desarrollé en los años previos, por eso estoy tratando de devolver todo lo que le quité a la madre selva. Mi cambio de actitud se debe a una toma de conciencia, me di cuenta que las generaciones futuras se merecen seguir disfrutando de un medio ambiente sano, limpio y con especies autóctonas”, sentenció con convencimiento. 

El líder
El jefe de zona Norte de Parques Provinciales, Víctor Zemunich, trabaja a la par de sus subordinados en el Parque Provincial Uruguaí. Él participó de los operativos anticaza ilegal del pasado fin de semana, de los cuales se retratan aquí algunas particularidades.
Fue uno de los pupilos predilectos de Don Segismundo Welcz. A consecuencia directa de ello, el gran maestro le regaló su revólver calibre 38, un arma más que preciada por los conocedores de la historia del lugar. Por la referida arma de mano, Víctor ya rechazó varias suculentas ofertas económicas. 
“No tiene precio, es como una parte de mi cuerpo, representa mucho para mí. Segismundo fue un ejemplo para todos, una persona humilde por demás, trataba a todos por igual. Fue y es una figura inigualable que ayudó a mejorar la calidad de vida de los guardaparques y de sus familias. Sus hijos están haciendo ahora la carrera de guardaparque, van a continuar con su labor”, comentó.  
Según sus palabras, “a Don Segismundo lo conocí en 1987, él fue mi padrino de ingreso al Cuerpo de Guardaparques, me buscó cerca de Comandante Andresito, cuando yo andaba bastante descarriado. Probé por dos años y me gustaron mucho las diversas labores. Con el tiempo, en 1990 trabajé cuando se hizo la represa de Uruguaí con el recate de la fauna por la inundación en un período de siete meses, se salvaron víboras, venados, pacas. Después se hizo un relevamiento de la fauna ictícola”.     
Rememoró cómo fueron las primeras épocas de los guardaparques cuando no existía todavía la carrera de técnico y todos eran denominados “los baqueanos” a causa de sus conocimientos del terreno donde se desempeñan aún en día.  
“Dos Segismundo nos traía a todos los muchachos a los destacamentos del interior en una pequeña camioneta. Recién nos venía a buscar cada 28 o 36 días, cuando él escuchaba por la radio que primero cobraban las maestras, después la administración pública, los policías y por último nosotros. Nos decía: 'para qué los llevo a sus casas si no cobran el sueldo, eso implicaba poner otro plato más en las mesas de las familias, y ustedes saben encontrar el sustento en el monte'”, adujo Zemunich.
“Don Segismundo falleció en diciembre del 2007, es un vacío imposible de llenar. Con 57 años de servicio activo siempre tenía una calidad inigualable para retarte, alguien inigualable que enseñaba siempre con el ejemplo”, finalizó.
Uno de los sobrinos del “maestro”, Ricardo Freyer, también es guardaparque provincial. Catalogó  al que fuera hermano de su madre como “alguien muy sabio, visionario y adelantado a sus tiempos”.    
Un colega de Segismundo recordó cuando en plena época menemista el “maestro” se enfrentó a una de las mujeres fuertes del régimen: María Julia Alsogaray. Esa mujer quería instalar aerosillas en el norte misionero.
“Cómo la gente no entiende las cosas que necesita la selva, los monos se van a subir allí”, adujo Segismundo ente risas luego de haber sido condecorado por la Administración Nacional de Parques y por la Fundación Vida Silvestre como “Defensor de la Naturaleza”, galardón que compartió con el ya citado Víctor.


Alias y pintura
En la selva, ninguno de los guardaparques en los operativos utiliza sus nombres por una cuestión de seguridad. Optan por usar alias, tales como “Cartucho”, “Todín”,  “Chito”, “Boina”.       
Además optan por no hablar a medida que se producen las largas  caminatas en el difícil relieve, en las cuales cada uniformado ya tiene su lugar asignado. Tanto en el frente como en la retaguardia se desplazan los efectivos con mayor conocimiento y mejor pertrechados.
Una de las anécdotas que más despierta sonrisas en todos los integrantes de la patrulla está vinculada a una pintura nocturna. Hace poco más de dos años uno de los uniformados llevó una tinta negra para cubrir su rostro y los de sus compañeros. Nadie les explicó que esa pintura debía diluirse con antelación a ser usada. Se distribuyeron el negro color entre todos, y a causa de su alta concentración, esta perduró por más de tres días en los rostros de los uniformados y ni sus familiares podían reconocerlos al regreso en los hogares. “Teníamos que ponernos apenas un poco y distribuir la pintura en la cara. Pero nos embadurnamos, un enchastre y quedamos oscuros por varios días”, expresó el reconocido rastreador Diego Araujo.


Dejó las tierras bonaerenses por Misiones
POSADAS. Gabriel Capuzzi es oriundo de Berazategui, provincia de Buenos Aires, y vive hace poco más de quince años en Misiones. Luego de dos años y medio de estudio de la carrera de guardaparque, aprobando las 24 materias específicas, y de los seis meses de pasantía, su primer destino dentro de la profesión fue San Pedro. 
Ahora se desempeña como intendente de Parques Provinciales en Misiones, dentro del Sistema de Áreas Naturales Protegidas de la cartera gubernamental de Ecología.     
“A la hora de tomar la decisión de ser guardaparque y qué destino elegir, a mí me influenció mucho uno de los conservacionistas más importantes del país, además de creador de áreas naturales que todavía perduran, Juan Carlos Chemes. Yo me siento más argentino acá, trabajando en la selva, cuidando nuestros recursos”, aseveró el encargado de velar por los que desarrollan sus labores en monte misionero.    
Destacó la incomparable labor de los guardaparques cuando el año pasado un camión cisterna repleto de nafta cayó en pleno territorio del Parque Provincial Uruguaí. “Ya que los muchachos trabajaron por varios días y sin descanso alguno para que el combustible, que logró cruzar por debajo de la ruta por la pendiente del lugar, no se filtre a las zonas aledañas y no llegue a un arroyo cercano. Así se evitó una contaminación mayor de la zona. Incluso hoy ya se está regenerando el lugar sin que hayan quedado impactos negativos importantes”, expresó.      
En referencia a la portación de armas para los guardaparques, Capuzzi destacó que “hay voluntad política, se empezarán con las capacitaciones para el personal y los respectivos trámites ante el Registro Nacional de Armas (Renar) para la portación del armamento. Además se debe hacer un protocolo y una reglamentación, algunos ya poseen, pero son propias, no de la institución, porque los procedimientos pueden ser violentos. El Ministerio les va a proveer de las armas tan necesarias para los operativos. Varios enfrentamientos se suelen producir con heridos y hasta muertos de los guardaparques, tanto con cazadores argentinos como con brasileños. Ellos se mueven a caballo, en motos o camionetas, lo que menos ruido haga. Se les secuestran las armas, que suelen tener los números de serie limados, y se labran las actas de infracción correspondientes”.  

Trabajo conjunto
El bonaerense naturalizado misionero explicó que hay tres tipos de cazadores: “los tradicionales que matan para comer, los deportivos que buscan los trofeos, y los comerciales que buscan carne para vender, debemos controlar más a los dos últimos porque depredan mucho más”. Al decir de sus palabras, “nosotros llevamos a cabo la aplicación y el depósito de los infractores ambientales, junto con las multas significativas por los atropellamientos de especies Monumento Natural Provincial, tal como lo es para las especies de fauna yaguareté y tapir; así también con especies de flora, por el apeo ilegal de Palo rosa y Lapacho negro. El Cuerpo de Guardaparques actúa todos los días del año y sin descanso, a la par de los cuerpos de Guardabosques y de Guardafaunas con competencias diferentes respecto de los ámbitos que fiscalizan”.
“Dentro del Ministerio de Ecología de la provincia, los 108 guardaparques en actividad tenemos la misión de cuidar la selva paranaense, campos y malezales. Se trabaja en conjunto con los integrantes de las fuerzas de seguridad. En el último siglo, Brasil perdió cerca del 95 por ciento de su selva paranaense, Paraguay el 85 por ciento y Argentina el 55 por ciento. Nosotros estamos para preservarla, ello a través del cuidado contante de las áreas protegidas”, agregó.
“Se realizan controles de ruta con la Policía provincial, en rutas provinciales dentro y en zonas de influencia de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). Y en particular dentro de áreas de gran superficie como la reserva de Biósfera Yaboti, a través de su Área de Manejo Integral, se realizan patrullas de control y fiscalización, algunas en forma conjunta con fuerzas de seguridad como ser Policía provincial, Gendarmería Nacional e incluso con el Instituto Brasileño de Medio Ambiente de Brasil (Ibama)”, finalizó.


Capacitación ciudadana
Desde el Ministerio de Ecología se invitó a participar de los resultados emanados del Plan de Acción para la Conservación del Yaguareté, seguido de la proyección del documental denominado “Yaguareté, la última frontera”.   
La actividad se desarrollará el viernes 27 de marzo desde las 9.30 en el salón auditórium del Instituto Antonio Ruiz de Montoya, en Ayacucho 1.962.
Se hará una presentación artística en homenaje al Yaguareté por los estudiantes del 6° y 7° grado del Instituto Don Bosco de Posadas. 
Luego se realizará la presentación de la Subcomisión Selva Paranaense del Plan de Acción para la conservación del Yaguareté. 
Esa actividad abierta al público contará con aportes de funcionarios provenientes de la referida cartera provincial, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Administración de Parques Nacionales, Fundación Vida Silvestre, Güira Oga, Red Yaguareté, Centro de Investigación del Bosque Atlántico (Ceiba).