El constructor

Domingo 29 de noviembre de 2015

Esta semana los argentinos tuvieron un ejercicio democrático casi frenético. Ocurrió de todo: se concretó el primer balotaje, un partido sin historia festejó el triunfo sin denuncia de fraude, y de manera veloz, el ganador armó un equipo con hombres y mujeres provenientes –en su mayoría- del sector privado. Y el país, siguió su curso sin grandes alteraciones, como debería ser siempre.
El pasado domingo, los argentinos concurrieron a las urnas para ser parte de la última elección histórica, como representó la segunda vuelta. Un conteo rápido y la pronta difusión de los números provisorios acortaron la ansiedad y permitieron a los principales contendientes reconocer la derrota -como ocurrió con Daniel Scioli- y celebrar la victoria -como lo hizo Mauricio Macri-.
Como se citaba en la columna del pasado domingo, llegaba la elección presidencial más reñida de la historia; y, así fue. Aunque la ley electoral argentina prohíbe difundir porcentajes de boca de urna hasta las 21, es decir tres horas después de finalizados los comicios, algunos medios –apenas cerrados los lugares de votación- dieron a conocer abiertamente el triunfo de Macri por una abultada diferencia que no fue; otros, un poco más cautos, no se atrevieron a tanto, pero comenzaron a insinuar que el partido amarillo estaba en clara ventaja. Esta situación generó tensión en el búnker del Frente para la Victoria. Se dice que ante tan escaso margen de diferencias de votos, recomendaron a Scioli que se declarara ganador y exigiera el posterior conteo abriendo las urnas. El candidato a vicepresidente Carlos Zannini habría compartido esa idea, pero Scioli consideró prudente, en función de la paz e imagen del país, reconocer su derrota. En el momento de hacer público que habían perdido la elección, la cara de Zannini que mostraba la televisión era de absoluta contrariedad.

Lo cierto es que con los votos, llegó por el Frente Cambiemos un primer presidente no peronista en más de una década. El triunfo de Macri pone fin a 12 años de kirchnerismo en el país.
De esta manera, es el primer líder de un partido, como lo sitúan desde el oficialismo, de centroderecha que gobernará desde el regreso de la democracia. La disputa de poder se instalará en el parlamento argentino. Allí, el Frente para la Victoria -cuya referente es la presidenta saliente Cristina Fernández-, conservará gran poder e influencia en la política nacional. El peronismo se encuentra en estado de ebullición, y no va a ser fácil dominar el ecosistema justicialista.
Macri llega al máximo poder, prometiendo un cambio de época y conducir hacia el futuro a la Argentina. Vale la pena detenerse por un momento en su perfil y cómo fue construyendo poder. Para iniciar una etapa de independencia personal, el joven Mauricio Macri tuvo que sobreponerse al típico mote de hijo de un empresario poderoso como su padre Franco y dejar de ser el heredero de la empresa familiar, para tomar decisiones propias. Con juventud e impulso, se puso al frente de la dirección de Boca Juniors y logró redireccionar con éxito al club de sus amores. A cambio, obtuvo reconocimiento y popularidad. El ahora electo presidente de la nación reconoce que lo marcó a fuego aquel secuestro de los años oscuros del país, en 1991. En total estuvo secuestrado 14 días en un sótano y el encierro le dio suficiente tiempo hasta para pensar que podría crear su propio destino.
En 2003, Eduardo Duhalde le ofreció ser el presidente. Entonces se entusiasmó con la idea pero terminó rechazando el ofrecimiento, para evitar quedar pegado a una estructura o repartir, en caso de un triunfo posterior, cuotas de poder. Comenzaba a gestar desde entonces el armado de su propia estructura política. Así, nacía Compromiso para el Cambio y competía, en las elecciones de 2003, por primera vez para ser jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. No le fue nada mal. Ganó en primera vuelta, pero perdió en el balotaje, ante Aníbal Ibarra. Pero, se sabe, en política siempre hay revancha, lo cual llegó cuatro años después. Esta vez, con Propuesta Republicana (PRO) logró despertar entusiasmo e interés de pequeños partidos de derecha y de centroderecha y hasta atrajo a algunos peronistas, que lo llevaron a la primeras victorias. Para llegar al máximo cargo del país, aceptó la alianza con la UCR, para aprovechar la importante estructura federal del partido centenario. En forma conjunta lanzó aquel desafío desde el propio nombre con el frente Cambiemos y canalizó a favor la guerra que sostenía el gobierno con muchos medios, que le permitió ganarle a Scioli por una mínima diferencia de 2.8 de los votos.

El equipo
El armado del nuevo gobierno es la mayor expectativa de esta semana política. Si bien todavía no se puede definir bien el modelo que será implementado, pero los anuncios sobre los colaboradores hechos por Macri y Marcos Peña -su Jefe de Gabinete-, son los primeros indicios para tratar de avizorar como será o qué características tendrá la nueva gestión del presidente electo. Esto no deja de ser un mero ejercicio intelectual, porque serán los hechos y las medidas que los acompañen los que determinarán el verdadero curso de acción que tome el gobierno. Por lo pronto, a esta altura del proceso y en los próximos meses, la sociedad y la prensa en especial, deberán manejarse con prudencia. Se le haya votado o no, hay que abrirle un crédito al nuevo proyecto que se inicia. Lo único que se pretende acá es otear el horizonte futuro a partir de algunos nombres y los criterios para elegirlos que tuvo el flamante presidente electo.
En principio, parecería que Mauricio Macri pretende hacer un cambio copernicano en la forma de manejar el Estado. Dado que las designaciones importantes que ha anunciado no están vinculadas a hombres del mundo político ni a los dirigentes de Cambiemos, y casi en su totalidad son gerentes de grandes compañías o economistas del mundo financiero. Basta enumerar las áreas claves para fundamentar lo antedicho. A liderar Economía va Alfonso Prat Gay, economista y consultor de fondos de inversión y de algunas de las familias más ricas de la Argentina, tales como Pérez Companc o los fondos de la sucesión de Amalia Fortabat. Al Ministerio de Relaciones Exteriores va Susana Mancorra, directiva de IBM, ex gerente general de Telecom y actual directora en Naciones Unidas; sin dudas, alguien con aceitadas relaciones internacionales y en especial fluidos vínculos con el gobierno norteamericano, que es quien aprueba la designación en esos niveles de la ONU. Al trascendente Ministerio de Energía y Minería irá Juan José Aranguren, ex CEO de Shell Argentina. Francisco “Pancho” Cabrera será ministro de Producción, un hombre que está en el gobierno de la CABA, pero que también viene del mundo financiero: fundó Máxima AFJP en el financiero Grupo Roberts y el banco HSBC. Rogelio Frigerio -que sonó mucho para el área económica- finalmente fue a un ministerio que no integra la séxtuple cartera económica: aparece como ministro del Interior. En otras áreas también aparecen altos directivos de compañías internacionales. Como presidente de Aerolíneas Argentinas propone a la brasileña de padres argentinos Isela Constantini, actual gerente general de General Motors en Argentina. En el sector bancario, la coloración ideológica es más nítida aún, puesto que está propuesto al Banco Central Federico Sturzennegger, al Banco Nación va Carlos Melconian y al destacado Bapro -Banco de la Provincia de Buenos Aires- un abogado con larga militancia política, Juan Curuchet, quien empezó su vida política en la agrupación universitaria Upau, perteneciente a la UCeDe, el partido fundado por el economista neoliberal Álvaro Alsogaray, y luego de un paso por la profesión, llegó con el macrismo a la vicepresidencia del Banco Ciudad.
El otro eje a través del cual Macri va seleccionando colaboradores es el de su grupo social o círculo de amistades. Ahí aparecen los denominados “cardenales”, que son los amigos de la secundaria del colegio inglés Cardenal Newman, al que asisten los hijos de familias católicas de clase alta. Estos criterios usados para formar el gobierno aparecen como novedosos en la política argentina. Es un modelo desprovisto de ideología partidaria y que abreva en un grupo social de la ciudad de Buenos Aires. El criterio no deja de ser revolucionario, porque contraviene todo lo conocido, aunque hay quienes entienden que ha dejado relegado a varios militantes esforzados que trabajaron mucho para construir el éxito político del que hoy goza el PRO. Pese a ser un modelo nuevo, hay que tener esperanza en que funcione, puesto que de su éxito dependerá el éxito de todo un país.

El armado provincial
Como todo ingeniero, Macri intenta minimizar los riesgos en el armado de su equipo. En su profesión se entiende que cada pieza es clave, aún en las funciones más básicas. Por eso, se conoció su decisión de tomarse toda esta semana junto a su equipo de trabajo, para terminar de diagramar quiénes serán los máximos responsables de otras entidades clave que dependen del Estado, como Yacyretá. En la semana, el gobernador correntino Ricardo Colombi, con buena llegada al nuevo gobierno, se mostró entusiasmado porque han asegurado a esa provincia un lugar en el directorio de la EBY. En realidad, ahora Colombi tendrá un hombre de su espacio dentro de esa administración y con ello podrían conseguir más obras. En el caso de Misiones, un dirigente local con aceitados vínculos con las máximas autoridades del PRO y que participa de la mesa chica donde se deciden las designaciones de los cargos nacionales en la provincia, también sería parte del consejo de administración, aunque la gran duda es respecto a manos de quién quedaría el máximo cargo de director ejecutivo.

Motivos de alegría
Varios gobernadores, tras lamentar la derrota o festejar el triunfo, tuvieron al menos dos motivos para sentirse aliviados. Les favoreció esta semana tanto un fallo judicial como una decisión adoptada por la Nación. Respecto a lo primero, la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo que declara inconstitucional la deducción del 15% de la masa de impuestos coparticipables que realiza el Estado nacional sin el acuerdo de las provincias, para financiar a la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En principio, la sentencia beneficia a las provincias de Santa Fe, San Luis y Córdoba, pero deja la puerta abierta para que entablen similares reclamos otras provincias, como lo haría en los próximos días Misiones.
La Corte ordena que el Estado nacional deje de retener esos fondos como lo viene haciendo desde el 2006 y devuelva a las provincias esos recursos más los intereses que correspondan. Representa una de las herencias que recibe Macri, que en un plazo de 120 días deberá determinar el monto de las deudas y renegociar con las provincias.
Como se indicó, a ello se suma la decisión de la presidenta Cristina Fernández de refinanciar las deudas públicas de las provincias, como el caso de Misiones, no por tres meses como lo venía haciendo sino por un año. Representa un alivio para las provincias, aunque en lo particular Misiones demuestra la salud fiscal del gobierno renovador al abonar en tiempo y forma los sueldos, como lo hizo el pasado viernes.
Esto demuestra que Misiones tiene una transición ordenada. A tal punto que al gobernador Maurice Closs no le darán los tiempos de agenda para inaugurar todas las obras finalizadas. Por tal razón, se supo que para los próximos días priorizará grandes obras emblemáticas, como la entrega de 600 viviendas en Itaembé Guazú y los hospitales de Posadas, Oberá y Eldorado.
Ello es bueno para Closs, pero aún mejor para la provincia que llegue al final de su mandato con altos niveles de aceptación y con la gestión a pleno.

Bancas recuperadas
Tras las elecciones generales, en muchos municipios los votos obtenidos por el Frente para la Victoria y la renovación resultaron tan aplastantes que a la oposición no le alcanzaba la cifra repartidora para conseguir una banca. Luego de fallar dos veces en contra del pedido de varios partidos de la oposición, en una tercera resolución las autoridades del Tribunal Electoral resolvieron dar marcha atrás a sus decisiones previas y concedieron de manera excepcional 48 bancas en igual cantidad de municipios. Los opositores destacaron el avance, pero consideran que aún no se respetó en plenitud lo establecido en la Constitución provincial sobre el espacio que deben tener aseguradas las minorías en la provincia.