Al final del camino

Martes 4 de agosto de 2015
Hace unos años funcionaba allí una herrería. Después se sumó un frente vidriado al local sobre la avenida Tomás Guido y se instaló una panadería cuyos productos se anunciaban varias cuadras a la redonda con un olor tentador. Hace unos meses, los vidrios fueron cubiertos y no tardó en aparecer un cartel que indica que allí funciona un hogar de abuelos. Prometen ambiente familiar según se puede leer desde la calle y, cuando el portón contiguo está semiabierto, puede verse un grupo de ancianos sentados en ronda en el patio.
El negocio de los hogares de ancianos parece prosperar en Misiones si se tiene en cuenta la cantidad que se han abierto en los últimos años. Cada vez son más. Y sin dudas prestan un servicio esencial para la comunidad misionera. Pero deben ser fiscalizados de cerca por el Estado para garantizar que los derechos de los viejos allí alojados son respetados, como señala el gerontólogo José Miérez.
Sin embargo, de los 41 que tiene registrados la Dirección de Gerontología de Misiones – y seguramente habrá alguno más por allí- sólo siete está debidamente habilitados (Página 3).Y, como explica Miérez, a algunos se les visitó tantas veces sin que presenten la documentación solicitada que está claro que “macanean”.
La Dirección de Gerontología pone a disposición de la comunidad un listado de estos centros y en qué situación se encuentran. Sin dudas, los centros con irregularidades no prosperarían si nadie dejara a sus familiares en lugares donde no son bien cuidados.

Por María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
mfierro@elterritorio.com.ar