Fue ejecutado por sorpresa y a sangre fría cuando jugaba al pool

Lunes 16 de enero de 2012
Desde afuera. | El asesino no entró al bar, sino que se acercó sigilosamente. | Foto: Gentileza
Bronca había hace tiempo, eso lo decían todos. Pero el homicidio fue a sangre fría. La víctima estaba totalmente relajada, jugando al pool en un precario bar, y por uno de los extensos ventanales, el asesino ingresó su mano con un revólver, la frenó antes de que el caño tocara la cabeza de su víctima y disparó delante de todos. Después, se fue caminando, como si nada hubiera sucedido.
Hasta anoche la Policía buscaba a un conocido de la zona, sindicado por los testigos presenciales de la ejecución como autor del crimen de Gabriel Da Silva (21).

El crimen
El violento episodio ocurrió ayer antes de las 3 en el bar del kilómetro 80 de la ruta provincial 17 de San Pedro.
Jorge Ríos es el propietario de un precario bar-pool de la zona y llamó para avisar que en su interior había un herido de arma de fuego.
Al local fue una comisión policial y al llegar encontró el cuerpo adentro, entre una mesa de pool, con los pies debajo de ella, y una divisoria de madera usada como banco que da al exterior.
La víctima tenía un disparo de arma de fuego en la parte posterior de la cabeza.

A sangre fría
Como si Truman Capote hubiera imaginado la escena, los testigos aseguran que todo ocurrió en medio de una enfiestada noche donde muchos de los asistentes se relajan tras una pesada jornada de trabajo.
El joven Gabriel Da Silva estuvo un buen rato jugando al pool, pasándola bien con sus conocidos y, como si supiera que corría peligro, llevaba un cuchillo en su cintura. Pero no imaginó que no tendría siquiera oportunidad de ver de dónde venía el golpe que terminaría con su vida.
Según las pericias realizadas en el lugar por la Dirección Criminalística de la Unidad Regional VIII, a cargo de Nelson Mega, por la trayectoria de disparo y el ángulo de la ubicación del orificio, el finado no tuvo ni la más mínima idea de que lo iban a ejecutar.
Da Silva estaba esperando su turno cuando en el bar se escuchó un estruendo y él cayó como un saco de harina entre la mesa de pool y esa especie de pared y banco armado en el margen inferior de los ventanales. La cabeza quedó contra las maderas de la pared y las piernas, debajo de la mesa.
Del lado de afuera del pool, el que se había asomado sigilosamente y sin hacerse ver sacó un revólver calibre 32, fue identificado como Ricardo Fermín, alias “Mico”, de entre 20 y 25 años.
Tras el tiro letal el hombre guardó su arma de fuego y se fue caminando, como si nada hubiera ocurrido.

Autopsia
El médico de San Pedro diagnosticó que sufrió una herida en el cráneo, en la región occitoparietal derecha, sin orificio de salida. Y el juez en turno solicitó que hoy sea trasladado a Posadas para realizar la autopsia y extraer el proyectil.
La Policía local realizó con apoyo de sus vecinas comisarías un operativo para buscar al autor del hecho y localizar el arma.
En tanto que el bar, como no tenía permisos para funcionar, fue clausurado por las autoridades tras el episodio.
El hombre que fue ejecutado y su homicida tenían problemas desde hace rato, protagonizando desde peleas en la cancha de fútbol como otros cruces verbales, pero nadie sabía que la disputa iba a terminar con un crimen a sangre fría.