Penitencia judicial

Sábado 23 de agosto de 2014
Portate bien, mirá que va a venir el policía a retarte. Escrita y sacada de contexto, la frase puede resultar tétrica. Sin embargo, es una estrategia muy común, utilizada por adultos a cargo de niños, apelar a terceros desconocidos para lograr que los chicos se queden quietos en un lugar público. También puede ser: “Mirá cómo te mira el señor”. O la señora.
Algo de eso hay en la medida impuesta por la Justicia de Menores a los adolescentes que incendiaron dos aulas en la Escuela 871 del barrio A-4.
Según estableció la investigación policial y judicial, los agresores tienen entre 10 y 15 años, excepto uno de ellos que es mayor de edad. Y ahora, esos chicos con sus padres tendrán que limpiar, restaurar y pintar las aulas dañadas.
Pero además, el juez que intervino en la causa impuso una penitencia domiciliaria para los chicos. No podrán salir de sus hogares durante un plazo que será fijado judicialmente.
La directora de la escuela que sufrió el ataque, Ramona Ramírez, encontró positiva la medida judicial. Sin embargo, para ella hay algo más importante que el buen estado del edificio escolar. Ninguno de esos chicos es alumno de la escuela (Página 3).
Y más que el buen estado de las aulas del edificio escolar que la enorgullece, le preocupa que los chicos que lo atacaron cuenten con oportunidades. A la docente le preocupa qué pasará con ellos. Conoce las dificultades que encuentran los padres para ponerles límites. Y pide que no se los deje abandonados.


María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
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