Los efectos del consumo en la salud integral

Domingo 22 de abril de 2012
Con el fin de analizar las consecuencias en la salud integral de la persona que consume marihuana, Corina Dousset licenciada en psicopedagogía, magister en prevención y asistencia a las drogodependencias y actualmente forma parte de un equipo interdisciplinario que trabaja en la temática, detalló cuáles son los efectos del uso crónico de la sustancia, cómo tratar al adicto y además, expuso su postura sobre el debate de la despenalización.
En primera instancia, Dousset explicó que la marihuana es una sustancia psicoactiva, “una droga que se ha hecho muy popular, es de fácil acceso y de dudosa peligrosidad para ciertos  grupos poblacionales que la consideran como mucho una droga blanda y por lo tanto la percepción de riesgo o de consecuencias que genera a su consumo ha disminuido”.
Sin embargo, continúa la especialista, “ni bien ingresa al organismo a partir del formato cigarro (porro),  pasa  rápidamente al torrente sanguíneo y de allí una parte pasa al Sistema Nervioso Central y otra al tejido graso donde se almacena. Pueden pasar más de 20 días y encontrar restos  de marihuana en el organismo”.
La marihuana produce estimulaciones a nivel neuroquímico. “Puede producir efectos sedativos, efectos que modifican la percepción y las funciones sensoriales, efecto analgésico, hipotérmico, antiemético y efectos en la función intelectual y en la conducta”, informó Dousset.
Como psicopedagoga, resaltó que la marihuana altera las actividades de ejecución y las tareas cognitivas “produciendo trastornos en la memoria inmediata, en la memorización de dígitos, disminuye la capacidad de realizar determinadas funciones que involucran velocidad y tiempo de reacción.... Es decir el consumo de marihuana impacta negativamente en el aprendizaje”.
El pensamiento se vuelve menos flexible y la memoria (a corto plazo, a largo plazo, memoria esporádica y  holística) se ve afectada, pasando por la alteración en la percepción del tiempo, hasta la dificultad de clasificar información en forma correcta y vital y finalmente en la capacidad de tomar decisiones adecuadas.
Varios autores señalan que la marihuana puede ser responsable de un cuadro de psicosis.  Otro cuadro es el trastorno no psicótico con cambio de carácter, alteraciones en el estilo de vida, niveles neuróticos de ansiedad y depresión. También el Síndrome Amotivacional por uso crónico trae la disminución de la iniciativa, afecta rendimiento laboral, la relajación frente al cumplimiento de obligaciones y responsabilidades, perdida de interés.
En cuanto a lo físico, según especificó Dousset, la sustancia instala progresivamente disminución  en  la fuerza muscular, alteración en los reflejos, y tras el consumo crónico lesiones  permanentes.
Asi como impacta en aparatos y sistemas, la marihuana también afecta la genitalidad. “Se sabe que disminuye la testosterona (hormona masculina por excelencia). El uso crónico va a ir ocasionando una disfunción sexual tanto en la excitación como en el orgasmo y dependiendo de cada individuo puede llegar hasta la impotencia. Por lo tanto la predisposición va a sumarse  a los efectos de disminución del interés sexual”, sostuvo Dousset.
También en el embarazo, el THC, que es principio activo de la marihuana, atraviesa la barrera placentaria provocando partos prematuros y bebés de bajo peso al nacer.  Además, con el uso crónico el THC propicia la aparición de infecciones y enfermedades crónicas.

El escenario local
En Misiones y en cualquier lugar del país un menor consume porque alguien del entorno también consume. “Alguien produce, alguien transporta, alguien distribuye y alguien vende. La marihuana no aparece por generación espontánea en las manos de un chico, o cerca de las escuelas o las plazas”, señala la especialista.
Además, define al adicto como aquella persona “que aún sabiendo lo perjudicial de su práctica no puede dejar de consumir y cada vez que lo intenta aparece un cuadro típico que se denomina abstinencia”.
En este sentido, Dousset propone “si se decide  a hablar del tema lo recomendable es no ponerse en acusador, moralista, y menos caer en un dramatismo escandalizador. Puede consultar a algún profesional de la salud, o con algún otro adulto que sea referente. Los padres no están solos, se sienten solos y muchas veces eso mismo sienten los hijos. El diálogo en primera instancia va a ser la herramienta básica de encuentro”.
Hoy, los jóvenes fuman marihuana, y se tiende a buscar responsables: la familia, la escuela, la misma sociedad como hacedora de males. Entonces, se piden más centros de tratamiento, y más policías en las calles. “Lo que podríamos hacer es hacer funcionar las redes de sensibilización y contención, tanto para los jóvenes, como para los padres, para los docentes. Los especialistas en el tema tenemos mucha experiencia pero pocas veces podemos hacer funcionar el engranaje para ello necesitamos decisiones”, propuso Dousset.
¿Cuál es su postura frente a la posibilidad de despenalizar el consumo de la marihuana?, preguntó El Territorio a la especialista. 
“Yo creo que lo que se plantea no es marihuana libre… Lo mismo ocurre con el tabaco, el alcohol,  los pegamentos…Está prohibido su consumo para menores de 18 años y aún así vemos lo que sucede.  Quiero decir que pensar en marihuana libre hoy por hoy no es el punto. Nos desviamos del centro de la cuestión. Seguimos pensando en curitas para heridas expuestas. Necesitamos pensar qué hacer para evitar que nuestros jóvenes quieran consumir.  La marihuana está cerca, alguien del entorno la consume. No podemos ignorarlo. Pero legalizar la marihuana no es lo mismo que judicializar a un chico. Llevarlo detenido con ensañamiento porque porta ‘cara de drogón’ y la ‘facha’ no deja lugar a dudas ‘es adicto y delincuente’. Si está intoxicado no siempre es bien recibida en la casa. Ni qué decir de centros de atención, el discurso que a veces se escucha es que asista al tratamiento por su propia voluntad, o acompañado de los padres que a veces no existen”, opinó.
Finalmente, para Dousset es necesario que se revisen las políticas de drogas, integrando esferas sanitarias, educativas, judicial y de bienestar social, “pero fundamentalmente deben estar en manos de expertos y acompañadas de decisión política”.


Algunas consecuencias
• El uso crónico va ir ocasionando una disfunción sexual tanto en la excitación como en el orgasmo y dependiendo de cada individuo puede llegar hasta la impotencia.

• Produce trastornos en la memoria inmediata e impacta negativamente en el aprendizaje.

• Instala progresivamente disminución  en  la fuerza muscular, alteración en los reflejos, y tras el consumo crónico lesiones permanentes.

• Puede ser responsable de un cuadro de psicosis.

• El THC propicia la aparición de infecciones y enfermedades crónicas.


:: Notas relacionadas
»» Drogas: el fracaso antinarco y el discutido giro a la despenalización
»» “Con el autocultivo saldríamos del círculo vicioso de la ilegalidad”
»» Rauber: “No es una despenalización”
»» “Se tienen que cumplir las penas más estrictas”