El pueblo que convive en silencio ante el avance del narcotráfico

Domingo 26 de febrero de 2017

La correntina localidad de la Virgen es un pueblo que tiene un poco más de 10.000 habitantes, está a 260 kilómetros de Posadas y a escasos 70 de Corrientes capital, las tres unidas por el corredor de la ruta nacional 12. Destino de religiosos todo el año, no es una gran urbe, sino un pacífico lugar donde son pocas las calles asfaltadas y, por ejemplo, no hay semáforos.
Sin embargo, no son los peregrinos los que llevaron a convertirlo en acampe de medios de todo el país en estos momentos. Lejos de eso, la Justicia federal correntina tiene un sus manos una megacausa por narcotráfico que investiga a tres bandas locales que operan en la zona y son las encargadas de abastecer a al menos a siete provincias de todo el país. Es decir, es una de las puertas de entrada a la droga en Argentina.
Las fuerzas federales y provinciales detuvieron entre sus filas -además de otros- a varios itateños familiares de funcionarios públicos en el marco de la misma investigación. El martes 15 de febrero, María Alejandra Terán (27), hija del intendente ‘Roger’ Terán, fue apresada por la Gendarmería junto a su pareja, Ricardo Piris (38), quien registra varios antecedentes y detenciones por causas similares.

Esta semana fue el turno de Hernán Adolfo Aquino (23), hermano del viceintendente Fabio Aquino, y Vanessa Sosa, hermana de una concejal. Ambos iban como acompañantes en un Honda Fit y un Volskwagen Gol -los conductores también fueron detenidos- sobre la ruta nacional 118, a la altura de la localidad correntina de Loreto.  Además, los efectivos incautaron un Peugeot 206 abandonado con más de 500 kilos de marihuana.

Posibles vinculaciones
Los acontecimientos pusieron en el tapete posibles vinculaciones y connivencia con el poder político en la localidad, algo que todavía no pudo ser comprobado. Es decir, ningún funcionario político aparece -todavía- en el expediente de una investigación que lleva más de tres años y que tienen sus réplicas en otras provincias. Sin embargo, es una hipótesis que no se puede descartar.
Más allá de esto, un empleado municipal sí está señalado como uno de los presuntos líderes de las tres mencionadas asociaciones y tiene orden de captura nacional e internacional. Luis ‘el Gordo’ Saucedo trabaja -se tramita su destitición- en la División Tránsito desde hace doce años y cobraba un plan social, pero le fueron confiscadas varias propiedades y una flota de 23 autos y camionetas, algunos de alta gama, producto de su actividad ilícita. 
“Es complicado para el municipio como institución, pero hay que hacer la separación de las instituciones y la vida privada de cada uno de algunas personas que puedan estar vinculadas. Dentro del municipio, es una presunción en base a las informaciones periodísticas, una persona de planta permanente sí estuvo vinculada”, reconoció a este medio Luis Pérez (51), secretario general de la Municipalidad de Itatí.
Agregó que el sospechoso “es un empleado que la actual gestión lo encontró. Él tenía funciones de inspector pero últimamente, por cuestiones de salud, presentaba certificados médicos y se le daba la licencia correspondiente. Retornaba a trabajar y después volvía a presentar certificado médico”.
Con respecto al accionar de la Justicia y a la colaboración del municipio, Pérez relató que “la semana pasada vino una comisión especial de Gendarmería Nacional a solicitar el legajo personal de este empleado. Se le entregó el legajo, se hicieron las actas correspondientes y nos pusimos a disposición de la Justicia para lo que requieran”.
Las órdenes judiciales, según lo expresado por el funcionario, no requirieron ningún otro informe en particular de los pares de Saucedo, como tampoco el ejecutivo. No obstante, el concejo pidió informes sobre el procedimiento y durante esta semana se reunirán para exponer todos los detalles.  El clima, se persive, es tenso e incomoda a todos.
El Territorio recorrió la localidad, habló con los vecinos del pueblo, las fuerzas federales y los funcionarios para retratar cómo viven este momento de máxima exposición y, sobre todo, para tratar de entender cómo funciona la logística narco que abastece a todo el país, principalmente a Buenos Aires y Santa Fe, donde también establecieron vínculos con la tristemente célebre banda rosarina Los Monos.
Aparte de Saucedo, Carlos ‘Cachito’ Bareiro y Federico ‘Morenita’ Marín son los otros buscados por la Justicia, señalados como los caponarcos que ingresan y distribuyen, sobre todo, marihuana. Su influencia llegó también a Tucumán, Córdoba y Mendoza e incluso Chile. Todos tienen pedido de captura internacional y podrían estar en Itá Corá, la localidad del vecino país.
La visibilización de la problemática a escalas nacionales, sumadas al duro relato de la Iglesia, hizo que el turismo, el gran ingreso de esta localidad, mermara notablemente. El que haya estado en Itatí sabe que la plaza central es un constante campamento de visitantes, algo que se vio muy reducido en las últimas semanas.
Las personas que sí reconocen los lugareños son los efectivos de inteligencia que merodean y se  mimetizan como turistas.

“Mancharon a la Virgen que no tiene nada que ver por algunos que quisieron ganar más”
ITATÍ (ENVIADO ESPECIALES). La población sufre, convive y ‘vive’ de los narcos en igual medida. El contrabando está tan naturalizado que el salto de los cigarrillos a los estupefacientes se hizo casi de forma natural durante la última década. “Hace mucho tiempo era algodón, después harina, aceites, juguetes, cigarrillos y cuando termine la droga van a buscar otra cosa”, confió con naturalidad un vecino.
Lejos de ser un lugar invadido por la inseguridad o sitiado por las fuerzas y grupos de choque como las villas de Rosario u otros puntos calientes en los que se vive una guerra narco, Itatí sigue tranquila como si todos estuvieran dentro de la basílica. Según se desprende de declaraciones de investigadores judiciales, incluso hay indicios de que las bandas actuaban o actúan muchas veces en forma conjunta.
En un pueblo donde todos o la mayoría se conoce, los moradores relatan que se juntaban a jugar al fútbol con los caponarcos muchas veces. Como uno más y sabiendo a que se dedican, nadie se animó a preguntarle a Morenita o a el Gordo cómo habían comprado los grandes vehículos en lo que llegaron a la cancha del barrio de un día para otro.
“Nadie se quiere meter, que se arreglen ellos con sus cosas. Nosotros tenemos hijos adolescentes, no podemos involucrarnos; yo tengo mi trabajo, hago lo que tengo que hacer y me voy a mi casa”, expresó una vecina que no quiso identificarse, como la mayoría.
Una vendedora fue más dura, al expresar la sospechada relación de funcionarios con detenidos. “Por algo ellos están ahí. La hija -del intendente- vivía a la vuelta de mi casa. Ahora tiene un caserón, autos y ni te saludan. En la escuela parroquial están todos los hijos de los narcos, por eso a mi me da más bronca por la Virgen, porque le mancharon a la Virgen que no tiene nada que ver por algunos que quisieron ganar un poco más”, lamentó.
“Mientras que a mí no me moleste no pasa nada. Este es un pueblito chico que nos conocemos todos. ¿Qué hacés para pasarla mejor? Mirás para otro lado y te hacen mirar para otro lado”, expresó una comerciante al agregar que los narcos son de Itatí, pero no llevan su negocio a otros lados.
Su pareja, a su vez, alegó que los negocios ilegales de la frontera están reservados para unos pocos con el capital suficiente y que los demás son simples trabajadores, en concordancia con muchos otros. “¿Cómo hace una persona como vos o como yo para comprar 500 kilos o 1.000 kilos y después distribuirlos? Sólo si tenés alguien de arriba, ahí te parás rápido”.
Sin embargo, al hombre no le interesan ni molestan los negocios turbios de la zona, ya que dice que no interfieren en su vida. “Esto es una tranquilidad, una paz, ciento por ciento seguro. En Itatí no vas a encontrar droga, nadie fumando, todos vienen, se refrescan en el agua lo más tranquilo. La droga agarran en otro lado, los capos viven en Itatí y desde acá manejan todo”.

Funcionales
Funcionarios, especialistas y pobladores coinciden en que el pueblo es un lugar de paso para la mercadería. Sus condiciones geográficas la hacen un lugar fértil para el ingreso de estupefacientes, pero la venta en las capitales y otras provincias es la que genera dividendos millonarios. “No vas a encontrar a uno vendiendo en la plaza, aunque uno tiene miedo por sus hijos el día de mañana”, expresó una persona consultada.
El primer destino es Corrientes, donde el valor de reventa aumenta. Luego, el precio sigue subiendo si llega a Buenos Aires u otras capitales como Rosario o el exterior.
El año pasado, solamente Prefectura incautó 17 toneladas de droga en esta jurisdicción. Los más de 50 kilómetros de costa del ancho río Paraná, de los cuales sólo tres cuadras son costanera, son muy difíciles de controlar. La vegetación en la costa es aprovechada para dejar la droga que viene en embarcaciones a motor y vuelven raudamente a Paraguay.
El conjunto de islas del lugar también es funcional al negocio, ya que muchas veces las cargas son guardadas allí hasta que los delincuentes se aseguren que es el momento justo de cruzar. “Todas las incautaciones se realizaron con trabajos de inteligencia, ya que si nosotros tenemos un motor 200 ellos vienen con un 250, la cantidad de dinero que invierten es incomparable a lo que gasta el Estado”, expresó un efectivo de la fuerza federal.
La base de Prefectura por momentos es un cementerio de autos de alta gama -Mercedes Benz, BMW, Audi- desguazados u otros de menor valor sin sus asientos traseros, acondicionados para el trasporte de los panes prensados. “Son como un trofeo de guerra porque sabemos lo que sacamos de la calle, con todas las dificultades que tenemos”, relataron.
La droga, según los especialistas, siempre es ingresada al país en lanchas conducidas por paraguayos, ya que el trayecto es muy largo para hacerlo en canoa. Las embarcaciones son cada vez más potentes y pueden llegar a cargar hasta 1.000 kilogramos. “En dos o tres minutos están acá y si ven algo sospechoso se preocupan sólo por llegar hasta el canal, donde no podemos intervenir”.
Una vez que la mercadería está en Itatí, los lugareños son los encargados de realizar el trabajo. Son mano de obra barata, funcionales a las organizaciones que ven a la actividad como un trabajo más que da el río. “Cuando detenemos a alguien, viene la mamá a reclamarnos que no le dejamos trabajar a sus hijos”, graficó un uniformado.
En este punto, hay dos escalafones bien definidos: el maletero y el chajá. El primero es el encargado de recibir y cargar los bultos, mientras que el otro, en alusión al pájaro que grita cuando visualiza algo que le puede generar peligro, son los que hacen de campana para la operación. Generalmente, se trata de pequeños o adolescentes y están atentos a cualquier movimiento extraño en en la oscuridad del monte.
Los barrios más alejados y humildes del centro, el Ibaraí e Itá Corá (homónimo de la localidad paraguaya), son los lugares de donde salen las familias que se dividen esos roles. La casa, con galpones y toldos que cubren el frente, sirven para acopiar la marihuana hasta que es cargada a los móviles que las van a llevar por la ruta hasta las grandes ciudades.
Ibaraí es un pequeño conjunto de casas al costado de calles de tierra. Es, tal vez, uno de los pocos lugares a los que las fuerzas y los vecinos no aconsejan a los extraños que vayan. “¿Ustedes se dieron cuenta que los están siguiendo?”, consultó un itateño al equipo de El Territorio mientras lo recorría. Una moto y un auto pasaron varias veces, mostrando que es un lugar muy controlado.
La cantidad de puertos rocosos naturales, muy cerca de las islas, cubiertos por árboles, es interminable. Los gendarmes recorren los montes a pie y Prefectura cuenta solamente con un destacamento llamado Puerto Corazón. “Acá se escucha ruido de motor toda la noche”, reconoció el cuidador de una casa con vista al río. No se espantan, ni juzgan y mucho menos se meten.

“Me sorprende que Bullrich diga eso sin tener datos”
ITATÍ (ENVIADOS ESPECIALES). Natividad ‘Roger’ Terán (50), intendente de Itatí, recibió a El Territorio en su despacho y respondió a los cuestionamientos que se hicieron hacia el ejecutivo y las críticas que recibió de la Iglesia e incluso de la propia ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Burlich. La situación de su hija, su pedido a la Justicia y el peligro que significa la exposición actual de su pueblo para el turismo fueron los tópicos de una extensa charla.

Su hija
“Es cierto que la persona que tiene problemas ahora es mi hija, es concubina de una tal -Ricardo- Piris que ya tiene antecedentes en este tipo de problemas. Es una situación que no pudimos controlar, evitar que pase esto. Muchas veces no podemos evitar que pasen situaciones similares, no hay ninguna vinculación del intendente o del municipio con el narcotráfico”, se defendió ante la consulta sobre su hija, María Alejandra Terán (27).
El letrado que asesora a la mujer solicitó prisión domiciliaria debido a que tiene niños por cuidar, aunque la Justicia todavía no se expidió al respecto. Su padre expresó que permitió que los hijos queden al cuidado de él y sus hijas, pero rechazó que le asignen un defensor. “La situación de ella es la de toda persona sospechada. Hasta que se termine las investigaciones va a estar pasando un mal momento, eso es seguro. La familia también está pasando mal, eso no escapa a nadie. Será lo que la Justicia determine, no vamos a intervenir”, aseguró Terán.

La Iglesia
Otros de los temas que causó un fuerte cimbronazo en el seno de la Municipalidad fue la declaración  del padre local Pánfilo Ortega, quien  dijo que cuando la actual administración ganó las elecciones, también ganaron los narcos.
Ante esto, no se descarta la posibilidad de iniciar acciones legales contra él. “Sorprendió esto, lo que queríamos justamente es que el padre que dijo esto se haga cargo de lo que dijo, que aclare la situación o que diga lo que tienen que decir, pero siempre pretendemos que haya pruebas”, instó el alcalde, asegurando que la primera medida será el diálogo.
Sobre Bullrich
“A partir de hoy, Itatí ya no es más una ciudad manejada por la narcopolitica”, fueron las palabras de la ministra Bullrich luego de la detención de la hija de Terán. Ante  la consulta de este medio, el intendente  se defendió: “Yo estoy seguro del municipio de Itatí, pero también le veo el impacto político que se le dio. Esto es una movida política porque me sorprende de que antes de que tenga los datos de la Justicia una ministra diga eso”.

El turismo
Terán expresó también su preocupación por la merma en la actividad económica por excelencia. “Le afectó mucho. Hay pocos vehículos alrededor de la plaza, una semana o diez días atrás esto estaba lleno. La gente está asustada, está conmovida por la situación y las informaciones sobre todo porque se da a nivel nacional. Es terrible”, remarcó.
Además, agregó que “nuestra ciudad vive el 70 por ciento del turismo religioso, hasta la pesca. Con más razón, los pescadores vienen y ven toda esta movida y se asustan. Veníamos muy bien pero esta semana tuvimos un parate”, cerró.
La falta de trabajo, las pocas industrias que se explotan en la localidad y la carencia de inversiones en el pueblo son favorables, según el pensamiento del intendente, para el avance las organizaciones narcocriminales.