"Melo no podía haber estado nunca en un sistema carcelario"

Miércoles 13 de diciembre de 2017 | 09:30hs.
Foto: Archivo

Después de tenerlo detenido sin condena durante poco más de diez años, judicialmente se decidió la liberación de José Daniel Melo (25), un discapacitado auditivo (sordo) a quien mantuvieron todo ese tiempo privado de su libertad por un supuesto caso de abuso sexual y pese a que hace varios años lo declararon inimputable por una presunta enfermedad mental.

"Siendo menor de edad, por un delito de violación, pero era incapaz, no podía estar en prisión pero tampoco lo alojaban en el Carrillo o en algún lugar para atender a personas con enfermedades mentales, el juez se guiaba por el informe de la Junta Médica Forense que decía que José seguía siendo una persona peligrosa para terceros, él no podía haber estado nunca en un sistema carcelario, inclusive por el delito cometido", señaló Fernando Genesini, vice presidente de la Comisión de Prevención de la Tortura en Misiones, en diálogo con el programa Acá te lo Contamos por RadioActiva100.7.

Según expuso Genesini, "el juez necesitaba que alguien se hiciera cargo para dejarle en manos de esa persona, ningún familiar se quería hacer cargo de él, hasta que apareció un tio hace poco que quería hacerse cargo como tutor de Melo, por eso se le da la libertad".

En la mañana del lunes, el titular del Juzgado de Instrucción Dos, César Yaya, ordenó la inmediata morigeración de la medida de seguridad y, por ende, la consecuente libertad, poniendo de esa manera fin a su calvario que, según dijo, pareció eterno.

Por eso, minutos antes del mediodía egresó de la unidad carcelaria donde pasó casi la mitad de su vida para comenzar una nueva etapa junto a su entorno familiar, lejos del encierro.

Década de encierro
La historia de Melo marca que vivía en la localidad de Jardín América junto a su madre, padrastro y hermana. En el año 2007, fue detenido bajo sospecha de haber golpeado y abusado sexualmente a una criatura de ocho años, teniendo él en ese momento 15.

Nunca estudió y su sordera siempre le imposibilitó poder comunicarse debidamente con terceros, por lo que un año después de su detención fue diagnosticado por un perito forense con una enfermedad mental (oligofrenia) que derivó en su declaración de inimputable.

En paralelo, se lo calificó peligroso para sí y para terceros, clave para que se decida la continuidad de su prisión.
Estuvo recluido en el Correccional de Menores hasta la mayoría de edad y después pasó a ocupar una celda de la Unidad Penal VI de Miguel Lanús, instancia en que la causa pasó a manos del magistrado que finalmente esta semana decidió liberarlo.

En un informe elaborado recientemente en base a su situación procesal y de vida se expuso el nivel de vulnerabilidad de derechos en los que estaba siendo sometido. Ese documento, en el que intervino el Ministerio de Derechos Humanos y la Comisión contra la Tortura, describe que su madre lo buscó insistentemente e incluso denunció su desaparición en aquel año, pero nunca obtuvo respuestas hasta que más de un lustro después se enteró de que estaba vivo y preso.

Creyendo en la inocencia de su hijo comenzó a buscar su liberación. Inició el pedido correspondiente ante un juez de menores explicando que estaba absolutamente segura de que era inocente y que quería llevárselo con ella. Su pedido no prosperó debido al diagnóstico médico y presunta peligrosidad, pero se intensificó en los últimos años hasta que finalmente murió, en el año 2012.

Su situación de encierro no cambió hasta ahora. El magistrado se basó en el tiempo en que estuvo detenido y en los sucesivos informes penitenciarios que dan cuenta de la buena conducta de Melo, más allá de que no habría en el servicio penitenciario profesionales como los que requiere el tratamiento adecuado para su problema.

Más allá de eso, tuvo fuerza en la decisión judicial la aparición de otros informes que demuestran que el hombre puede vivir fuera del penal bajo el cuidado de una persona responsable, lo que finalmente ocurrió.