Ciudad del sol y delfines

Domingo 25 de febrero de 2018 | 01:00hs.
Ahí estaba el sueño sobre la mesa: un paraíso de mar cálido y sol. Pero no cualquier mar sino uno que tuviera delfines en sus costas.

El lugar existe, queda a más de 4 mil kilómetros de Posadas, en Río Grande del Norte, la ciudad de Natal es el punto más oriental de Brasil, Allí el océano se hace lago -es metáfora- para casi tocar África y Europa con un dedo. Fue por esa cercanía que los conquistadores europeos de la era de las colonias apuntaron su índice de terror y tomaron este pedazo de Sudamérica, a latigazos trajeron a los esclavos en los barcos de negros y poco a poco montaron un imperio en la tierra del Amazonas. 

Pero la raíz no se olvida y la memoria se hace paisaje, la ciudad conserva una inmensa fortaleza construida en el siglo XVI por los portugueses para repeler el avance de otras potencias igualmente de voraces y asesinas. Luego, el mismo fuerte serviría de defensa para el nacimiento de la ciudad moderna. Es el fuerte de los Reyes Magos, caminar esos muros de piedra es sentir en la piel el grito de América clamando por la vida y sus recursos, los cañones de bronce miran al mar y a la Natal creciente, generosa y hermosa.

El barrio de Ponta Negra con su morro de Gareca, monumento natural es el mejor lugar para alojarse aconsejan los potiguares, como se reconocen sus habitantes. El aeropuerto São Gonçalo do Amarante está a 30 kilómetros del centro y a 40 de Ponta Negra, un taxi sale fortuna pero se puede tomar un colectivo por 2 reales, y aunque el viaje lleve hora y media por el tráfico, el camino es una fiesta.  Se abren al desconocido los barrios de casas bajas y humildes con tierra negra y plantaciones de caña, todos reconocen al turista, invitan mate, charlan dan consejos y cantan, el idioma no es frontera. Todo el recorrido se observa los carros tirados por burros, después me entero de que el animal es muy estimado en la ciudad y su símbolo al igual que los camarones que son abundantes, Natal es uno de los primeros productores de camarones, caña de azúcar y cajú en Brasil. El mar es cálido, muy cerca está Pipa con sus más de 10 playas y con sus grupos de delfines saltando de un lado a otro y hablando en voz alta para que los escuchen por sobre el susurro del mar.

Natal es la tierra del sol, así la bautizaron porque brillante está presente hasta 14 horas. Amanece a las 5.30 y se pone después de las 19.

Silvia Godoy 
Periodista