Francisco llamó a los jóvenes chilenos a "no perder la señal"

Miércoles 17 de enero de 2018 | 20:05hs.
Internacional
Recién vuelto a esta capital desde Temuco, Francisco fue esta tarde directo a una de las citas que más lo entusiasman: un encuentro con miles de jóvenes católicos. Ese tuvo lugar en el Santuario Nacional de Maipú, un lugar lleno de historia, donde tuvo lugar la batalla homónima, fundamental en la independencia de Chile, bajo las órdenes del general José de San Martín.

Allí, en un discurso inspirador, en el que utilizó léxico 2.0., muy actual, relacionado a la celularmanía y se salió del texto preparado, llamó a los jóvenes a no quedarse "sin conexión", o sin "batería", sino a volver a conectarse, a encontrar "la señal" a través una "contraseña": Jesús. Además, los animó a ser "patriotas, no patrioteros", y "protagonistas de la historia" de su país.

En un discurso varias veces interrumpido por aplausos, con el que cautivó a los chilenos -en el que usó porteñismos, pero también típicas expresiones locales-, Francisco , lleno de energía pese a una jornada agotadora, contó una anécdota con la que todos se sintieron identificados.

"Charlando un día con un joven le pregunté qué lo ponía de mal humor. Él me dijo: 'Cuando al celular se le acaba la batería o cuando pierdo la señal de Internet'. Le pregunté: '¿Por qué?'. Me responde: 'Padre, es simple, me pierdo todo lo que está pasando, me quedo fuera del mundo, como colgado. En esos momentos, salgo corriendo a buscar un cargador o una red de wifi y la contraseña para volverme a conectar'", contó. "Eso me hizo pensar que con la fe nos puede pasar lo mismo. Después de un tiempo de camino o del 'embale' inicial, hay momentos en los que sin darnos cuenta comienza a bajar 'nuestro ancho de banda' y empezamos a quedarnos sin conexión, sin batería, y entonces nos gana el mal humor, nos volvemos descreídos, tristes, sin fuerza, y todo lo empezamos a ver mal", reconoció.

"Al quedarnos sin esa 'conexión' que le da vida a nuestros sueños, el corazón comienza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y como dice esa canción: 'el ruido ambiente y soledad de la ciudad nos aíslan de todo. El mundo que gira al revés pretende sumergirme en él ahogando mis ideas'", siguió, citando un tema de la banda chilena de rock La Ley.

"Sin conexión, sin la conexión con Jesús, terminamos ahogando nuestras ideas, nuestros sueños, nuestra fe y nos llenamos de mal humor. De protagonistas -que lo somos y lo queremos ser- podemos llegar a sentir que vale lo mismo hacer algo que no hacerlo. Quedamos desconectados de lo que está pasando en el mundo. Comenzamos a sentir que quedamos 'fuera del mundo', como me decía ese joven. Me preocupa cuando, al perder 'señal', muchos sienten que no tienen nada que aportar y quedan como perdidos", dijo.

"Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie. Le hacés falta a mucha gente. ¡Pensálo! Ese pensamiento, como le gustaba decir a san Alberto Hurtado, «es el consejo del diablo» que quiere hacerte sentir que no valés nada. pero para dejar las cosas como están. Para que nada cambie y ¡el único que puede cambiar la sociedad es el joven!Todos somos necesarios e importantes, todos tenemos algo que aportar", arengó, haciendo también preguntas e instaurando un diálogo con la multitud. Pese a sus 81 años, como sucedió en otros países, el ex arzobispo de Buenos Aires, que se mostró sonriente, en espléndida forma y volvió a demostrar una extraordinaria capacidad de conectarse con los jóvenes. "Vos tenés algo que aportar, no pierdas esa conexión", los animó.

Y les recomendó una "contraseña" para recuperar la señal. "La contraseña de san Alberto Hurtado era muy simple -si se animan me gustaría que la apunten en sus teléfonos-. Él se pregunta: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. En la escuela, en la universidad, en la calle, en casa, entre amigos, en el trabajo; frente al que le hacen bullying: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. Cuando salen a bailar, cuando están haciendo deportes o van al estadio: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. Es la contraseña, la batería para encender nuestro corazón, encender la fe y la chispa en los ojos. Eso es ser protagonistas de la historia", aseguró. "Para no olvidarse la contraseña, tienen que usarla", también advirtió, recomendando que no hicieran como los Tres Chiflados, que en un episodio "estaban por robar una caja fuerte y se olvidaron de la contraseña".

Francisco, que fue ovacionado al llegar y al irse del lugar, donde los jóvenes lo esperaron en un clima de fiesta, coreando "¡Esta es, la juventud del Papa!", también alentó a todos a "arriesgarse, correr riesgos". "Queridos amigos, sean valientes, salgan «al tiro» al encuentro de sus amigos, de aquellos que no conocen o que están en un momento de dificultad. Vayan con la única promesa que tenemos: en medio del desierto, del camino, de la aventura, siempre habrá «conexión», existirá un «cargador». No estaremos solos", aseguró, en un clima de euforia.

En un fiel reflejo de la importancia que les da Francisco a los jóvenes, también recordó que convocó a un sínodo -reunión de obispos de todo el mundo-sobre ellos, que tendrá lugar en octubre próximo en Roma. Antes de esta cita, destacó asimismo, habrá un encuentro de jóvenes, "cristianos y no cristianos, "para que hablen y para que nos ayudemos a que la Iglesia tenga un rostro joven, para que no sea una santa abuela Iglesia que se maquilla con cremas rejuvenecedoras, sino porque desde su corazón se deja interpelar, se deja cuestionar por sus hijos para poder ser cada día más fiel al Evangelio", explicó.

"¡Cuánto necesita la Iglesia chilena de ustedes, que nos «muevan el piso» y nos ayuden a estar más cerca de Jesús!", clamó. "Sus preguntas, su querer saber, su querer ser generosos, son exigencias para que estemos más cerca de Jesús. Eso es lo que le pedimos".