La italiana Emma reparte alegría y amor en su peregrinación por el mundo

Miércoles 26 de abril de 2017
Doña Emma junto a María Elicia, antes de partir hacia Iguazú. | Foto: Natalia Guerrero
La paz mundial y el amor al prójimo son dos de los puntos que promulga la italiana Emma Morosini, quien a sus 93 años recorre las iglesias y santuarios del mundo.
La oriunda de la provincia de Mantova ayer cruzó el Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz con la intención de llegar a Puerto Iguazú para conocer las Cataratas. Luego seguirá camino hasta Córdoba y de ahí peregrinará hasta la capilla de la Virgen Luján. 
 La mujer comenzó a peregrinar a los 70 años, pero años atrás atravesó por una grave enfermedad que la dejó postrada por un tiempo. Ante esta situación, se refugió en la religión y realizó una promesa a la Virgen de Lourdes, por lo que prometió que, si se recuperaba, caminaría hasta su santuario.
“Cuando me recuperé hice la primera caminata y me entusiasmó mucho, entonces programé una caminata por año para honrar a la Virgen”, contó la italiana a El Territorio.
El cumplimiento de la promesa la llevó a recorrer iglesias de Europa, México, Brasil, Argentina y Paraguay. “Ahora conocí la capilla de la Virgen de Caacupé, porque ella (su acompañante de viaje) me contó y me invitó a su país”, dijo doña Morosini. 
Las primeras caminatas las realizaba sola  y este es el primer año que cuenta con la compañía de María Elicia Jara y su marido, quienes la acompañan de cerca en todo el viaje. “Estoy muy feliz de tener a alguien cerca de mí, porque ella es como mi hija, mi sobrina y mi nieta, todo junto”, señaló la italiana.
Al respecto, María Elicia, quien es oriunda de Paraguay, pero reside en Pergamino (Buenos Aires),  contó que conoció a Emma hace tres años. “Ella llegó a Argentina y  peregrinó desde Tucumán hasta la basílica de Luján, ahí fue que me enteré de su visita y decidí ir con ella, el primer día fui hasta una parte, el segundo día igual y el tercero ya no volví y caminé junto a ella un mes”.
El cariño que María Elicia tiene por Emma es tan grande que además la cuidó por 19 días, ya que tuvo un problema de salud y quedó internada. 
A pesar de que los años pasan y las arrugas invaden el rostro de Emma, ella no pierde la sonrisa y el buen ánimo, aunque reconoció que ya no le permiten caminar sola.
“Antes yo me iba con mi carrito, en el que llevaba lo necesario, pero ahora me dicen que soy muy grande para andar sola”, relató la italiana. Y agregó: “Nunca me dio miedo andar sola”.
En su juventud, Emma era enfermera y la vocación de atender y ayudar al otro la mantiene hasta hoy. “Cuando no camino, aprovecho y visito los hospitales y los enfermos”, manifestó.
Su avanzada edad le impide realizar largas distancias a pie, pero aun en camioneta, el entusiasmo sigue inquebrantable.
“El 19 de este mes tengo pasajes para volver a mi ciudad”, detalló, y añadió que “soy la princesa del a avión, porque las azafatas me cuidan, porque voy a viajar sola hasta Italia”.
Si bien la mujer no tiene ningún pariente, comentó que “sí tengo mis amigos que, si me quedo, me ayudan”. La mujer expuso que no le queda ningún pariente con vida en la ciudad italiana y dijo que sus familiares están en el cielo.