Un sombrero cubre su rostro, tabaco en la mano, miel y caña en la mochila. Salió a cobrarse sus ofrendas por promesas ya cumplidas. ¡¿Quién no lo ha visto?! ¡¿Quién no ha oído sobre él?! Andá a dormir la siesta niño sanignaciero, que el Pombero va a caer.