Tres pescadores de cajeros fueron detenidos en un hospedaje de Posadas

Lunes 27 de marzo de 2017
Un santafesino, un entrerriano y un bonaerense fueron detenidos ayer por la madrugada por efectivos de la Dirección Investigaciones Complejas de la Policía en un hospedaje cercano a la terminal de ómnibus de esta ciudad, acusados de intentar sustraer dinero en efectivo de un cajero automático del microcentro mediante la utilización de metales que retienen el efectivo, una vez que el cliente realiza una extracción de dinero.
Quienes se dedican a esta modalidad delictiva son conocidos como "Pescadores", y según fuentes policiales, ya se registraron varias denuncias en relación a episodios de este tipo en la capital misionera.
Lo curioso del caso es que los tres implicados -quienes estarían vinculados a varios casos similares ocurridos durante los últimos días en distintos cajeros de la ciudad como en otros puntos del país- no pagaron el alquiler de las habitaciones que rentaban desde hacía varios días en la ciudad, y gracias al aporte de una dueña de un hospedaje los uniformados pudieron llegar hasta ellos.
Las detenciones se concretaron cerca de las 1.30 en inmediaciones a un hospedaje ubicado sobre las calles Humahuaca y 130.
Los acusados fueron identificados como Leonardo A., de 24 años oriundo de Paraná, Entre Ríos; Fernando Daniel C., de 39 años domiciliado en la localidad bonaerense de Merlo y Daniel Alberto H., rosarino de 43 años.
De acuerdo a los datos proporcionados por voceros de la Unidad Regional I, la intervención policial comenzó cerca de las 22.30 del sábado cuando la docente Mirta Ofelia A. (60) llegó hasta uno de los cajeros automáticos de la firma ICBC, sobre calle Colón, con la intención de retirar 1.000 pesos en efectivo.
Tras ingresar su tarjeta de débito y efectuar la operación, la máquina marcó que la transacción había sido realizada con éxito pero el dinero nunca salió de la ranura.
La extraña maniobra llamó la atención de la docente quien decidió aguardar unos minutos mientras esperaba al arribo de algún familiar para que la auxilie. En ese breve lapso, un teléfono de color negro que está a un costado del cajero, y que pertenece a la entidad bancaria, sonó abruptamente.
Al atender la llamada, la mujer entabló comunicación con un empleado del banco que llamaba desde una sucursal en Buenos Aires y quien mediante la utilización del sistema de cámaras que posee el cajero, llamó para alertar a Mirta que ésta había sido víctima de una maniobra por parte de delincuentes.
Acto seguido el empleado sugirió a Mirta aguardar en el lugar ya que como protocolo del banco ya se había alertado de la situación a efectivos policiales que no tardarían en llegar a la sucursal.
Esto último se hizo efectivo minutos más tarde, momento en que la damnificada contó lo ocurrido a los uniformados del Comando Radioeléctrico y de la Seccional Primera. Durante una improvisada inspección al cajero, uno de los policías despegó una tapa de aluminio del sector de salida de dinero y en dicho compartimiento se encontró el dinero de la docente.
Mediante el monitoreo hecho por la cámara de seguridad de la terminal bancaria se pudo establecer que un hombre de estatura mediana, pelo semilargo oscuro y tez morena, había ingresado al cajero en el momento que la mujer intentaba realizar la extracción pero al escuchar que sonó el teléfono abandonó el lugar raudamente.

Detenciones
Las características aportadas por la mujer como por las autoridades de la entidad bancaria fueron de mucha utilidad para los uniformados, quienes de inmediato alertaron a todas las dependencias policiales ante la existencia de una banda dedicada a esta modalidad de robo en cajeros automáticos.
Fue así que pocas horas después, la denuncia hecha por la propietaria de un inquilinato cercano a la Terminal de Ómnibus local fue el puntapié para las detenciones de los implicados.
Una comisión policial se trasladó hasta el hospedaje en donde Miguelina, su propietaria, contó que tres hombres de entre 30 y 40 años desde hacía tres días que no pagaban el alquiler de las dos piezas que ocupaban.
Las características de uno de éstos era similar a la del sujeto advertido por las cámaras del cajero. Por ello se montó un operativo en el lugar ya que según dichos de Miguelina, los inquilinos dijeron regresar esa misma noche para pagar la deuda y retirar sus pertenencias.
Esto se cristalizó cerca de las 1.30 cuando los tres sujetos arribaron al lugar. Con orden de allanamiento emitida por el Juzgado de Instrucción Penal III, se requisaron las dos piezas de los sospechosos.
Allí se secuestraron cuatro ganzúas, dos trozos de hierro tipo varilla con mechas soldadas en uno de los extremos (utilizados para adulterar el funcionamiento de las ruleta electrónicas), una pinza y prendas de vestir similares a las captadas por las cámaras de seguridad de las entidades bancarias.


Modalidades de un Pescador Paso 1.
Un integrante de la banda instala en la ranura del cajero un dispositivo denominado pescador, que es un cobertor plástico con la forma de la tarjeta y con una apertura que queda del lado de quien lo instala.

Paso 2.
El dispositivo es prácticamente imperceptible. Cuando un cliente se dispone a retirar dinero e ingresa su tarjeta, éste retiene la tarjeta. En ése momento, otra persona amablemente se acerca ofreciendo su teléfono celular para llamar al servicio de atención al cliente de la entidad bancaria y hacer la denuncia correspondiente.

Paso 3.
La víctima de buena fe concreta el supuesto llamado al banco. Del otro lado de la línea, atiende un tercero que comienza a realizar preguntas para lograr que la víctima le informe su clave pin, o la accione a la vista de la persona que ofreció su teléfono.

Paso 4.
Finalmente la víctima se retira, con la sensación de haber hecho la denuncia correspondiente. Mientras que otro integrante de la banda ingresa, retira el elemento pescador y se lleva la tarjeta que supuestamente había tragado el cajero. Una vez hecho esto, los delincuentes ya cuentan con la tarjeta y la clave para hacer las transacciones que requieran.