Blanca organiza hogares y equipos

Domingo 26 de marzo de 2017 | 07:45hs.
Blanca es armadora del equipo Yaguars y además trabaja en dos casas de familia desde las 7 hasta que baja el sol.

Una mujer todoterreno. Así se podría describir a Blanca González. A sus 52 años, esta mujer trabaja en tres casas haciendo tareas del hogar, una por la mañana, otra por la tarde y luego en su casa. Para cualquier mortal, esta ardua actividad sólo dejaría momentos para el descanso, pero para Blanca el tiempo que le queda está en la red y la pelota.

 

“Desde chica trabajé con mi mamá en casas de familia, también estudiaba y jugaba al vóley en el barrio con una cancha improvisada con arco y pelota de fútbol”, recordó Blanca, conocida en el ambiente del vóleibol por ser una de las jugadoras precursoras y activas desde sus inicios y aún hoy le da rienda suelta a su pasión con las Masters, junto al equipo Yaguars.

 

Blanca relata estos recuerdos en la casa de la familia Núñez, donde trabaja por la mañana, y que ya sabe de su “locura” por el vóleibol y la apoya.

 

“Mis patrones de las dos casas en las que trabajo son muy buenos y siempre me apoyan para que siga jugando. Hasta me llevan a las reuniones que se hacen del vóley en el Huracán”, contó la armadora de Yaguars, que también se animó a posar para la cámara haciendo golpes con la pelota y su cara se le iluminaba.

 

Blanca trabaja a una cuadras de su casa en el barrio frente a Yacyretá, se levanta a las 7 de la mañana, trabaja hasta las 14 y luego se traslada a otra casa, la de los Rodríguez, a seguir con tareas del hogar hasta la tardecita; esto incluso los fines de semana.

 

“Mi marido siempre me carga y me dice ‘vos podés estar súper cansada, dolorida, pero te llaman para jugar y se te pasa todo’”, contó risueña quien además le contagió su pasión a su hija Rita (14), que juega en Las Brujitas.

 

Su pasión comenzó en el barrio, después formó parte del primer equipo que se armó en el ex Consejo de Deportes y de ahí pasó a las filas de muchos de los mejores equipos que tuvo Posadas, siempre en sintonía con su trabajo.

 

“Toda mi vida fue así, de trabajar, estudiar y jugar. Me organizaba cuando iba al colegio a la mañana, a la tarde me iba a trabajar y buscaba un lugar o un club en el horario que me quedaba libre para entrenar”, explicó.

 

Y agregó que “ahora, si tengo que jugar un torneo un fin de semana, le aviso a mi patrón que tengo que jugar y cambio horarios. En los dos trabajos siempre me autorizan para ir. También trabajo fines de semana, pero no hay ningún problema porque hace muchos años que estoy con ellos y saben lo que me gusta el vóley”.

 

Una vida mejor
De origen humilde, el deporte de los remates le dio a Blanca la oportunidad de conocer distintos lugares de Misiones y de conocer Buenos Aires. “Tenía mis ahorritos y cuando salían estos torneos me iba gracias a mi mamá, que me entrenó para trabajar y me apoyaba para entrenar, sino viajar hubiera sido imposible”, reconoció.

 

Enaltecer el rol de la mujer que trabaja en casas de familia para ayudar en la economía de sus casas y además cumplir un papel protagónico en un equipo y seguir vigente encuadra en la vida de esta mamá que, pese a llevar un trabajo en el que necesita estar activa con la limpieza, cocinar, entre otros quehaceres, se da lugar para el deporte.

 

“Yo trabajo con el cuerpo limpiando casas y claro que me canso, pero pese a eso juego porque el vóley también me mantiene sana. Creo que también saco fuerzas porque el vóley es lo que amo y no importa si estoy renga o adolorida, yo voy”, remarcó.

 

Para finalizar, Blanca dejó un recado para las mujeres trabajadoras. “Es difícil que den lugar a una mamá o una abuela en el deporte, pero una tiene que buscarse y ganarse ese lugar. Con la experiencia que yo tengo le diría a una mujer que después de trabajar se dé tiempo para ella para hacer deporte, que no sea todo para los demás”.

 

El deporte hace al trabajo más productivo
Muchos son los motivos por los que una persona decide empezar a practicar ejercicio, y los más habituales son los relativos a la salud o a la estética. Ahora bien, ¿te imaginás que tu empresa te invitase a hacer deporte para mejorar tu rendimiento en tu puesto de trabajo? Bueno, ya son muchas las compañías que buscan trabajadores deportistas porque, dicen, son más productivos y tienen más energía. En el ambiente académico sucede igual, por eso ofrecen becas a los estudiantes que además practican deporte y se promueven competiciones y actividades deportivas.

 

• Un trabajador feliz hace al cliente todavía más feliz: un buen entrenamiento, salir a correr, nadar… cualquier actividad física es buena para que tu cuerpo produzca endorfinas, la hormona de la felicidad. Si te sientes feliz, seguro que eso luego tiene unas repercusiones muy positivas en tu productividad.

 

• Menos móvil: con la aparición de los smartphones, la tarea ya no sólo se encuentra en nuestro lugar de trabajo o frente a los libros. Vayamos donde vayamos, podemos recibir un mail, un whatsapp o cualquier notificación que hace que dejemos de disfrutar de lo que estamos haciendo para empezar a pensar en el estudio o el trabajo de nuevo. El deporte es una buena forma de reducir el estrés y la ansiedad debido al poco tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos.

 

• Adiós a las ojeras de oso panda: otro de los beneficios del deporte es que ayuda a descansar y por consiguiente permite que al día siguiente en la oficina o en clases puedas estar más concentrado en lo que haces y rendir más.

 

• Porque yo lo valgo: verte mejor físicamente te hará sentir bien y eso se traducirá en una mayor seguridad en vos mismo cuando vayas a realizar tus tareas diarias.

 

• Socialización: el ejercicio es una buena manera de conocer a gente nueva y mejorar nuestras relaciones sociales ya sea con la gente del trabajo o no. ¿Quién no disfruta de ese 'fulbito' con sus compañeros de después de un día agotador?