Policía arrepentido contó como fue la golpiza que mató a Wasyluk

Lunes 27 de abril de 2015 | 07:03hs.
Detención. | En esta seccional habría sido salvajemente golpeado Wasyluk.

Hoy se cumplen cuatro años del homicidio de Hugo Miguel Wasyluk (38), un caso emblemático de la brutalidad policial en la provincia de Misiones. El 27 de abril del 2011 fue hallado muerto en una celda de la Seccional Primera de esta localidad.

 

Según la autopsia, la causa de la muerte fue “un shock hipovolémico y asfixia por aspiración de líquido intestinal”. Sufrió una hemorragia masiva que impidió que su corazón pueda bombear suficiente sangre al cuerpo y sus órganos dejaron de funcionar. A consecuencia de ello aspiró su propia materia fecal.

 

El cadáver presentaba “múltiples lesiones traumáticas a nivel torácico de tipo compresivas, producidas con gran peso”, ocasionadas por el terrible castigo que sufrió estando esposado.

 

A consecuencia de ello, trece policías -incluido el médico de la fuerza- fueron procesados por los delitos de “tortura seguida de muerte, omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

 

En junio del año pasado, la familia de Wasyluk se constituyó en querellante particular y estiman que este año la causa sería elevada a juicio oral y público.

 

Actualmente, el expediente está siendo analizado por la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Posadas a raíz de recursos elevados por la defensa de algunos imputados.

 

Las apelaciones hacen hincapié en determinar dónde mataron a Wasyluk, lo que fuentes de la causa calificaron como un “recurso dilatorio”, puesto que está establecido que la víctima sufrió un brutal castigo a lo largo de varias horas y en distintas locaciones.

 

Uno de los agentes imputados se quebró y contó cómo lo golpearon durante la detención en Villa Bonita y el posterior traslado a Oberá, donde la víctima agonizó por más de 24 horas sin asistencia médica.

 

Tal como consta en el expediente, Wasyluk llegó tan mal a Oberá que en la Seccional Segunda no quisieron recibirlo y terminaron alojándolo en la Primera, cuyas autoridades habrían desestimado sus pedidos de auxilio. Gritaba que se estaba muriendo y desoyeron sus ruegos.

 

Confesó llorando
Desde un primer momento, los más implicados en la muerte de Wasyluk fueron el sargento Pedro De Mattos, del cabo Carlos Antonio Gómez y el agente Ricardo Javier Rodríguez, sobre quienes pesa la carátula de “tortura seguida de muerte”.

 

Los tres cumplían funciones en la comisaría de Villa Bonita, municipio de Campo Ramón, y fueron quienes redujeron y detuvieron a la víctima la noche del 25 de abril del 2011.

 

Para la Justicia, los citados fueron los responsables de propinarle el mayor castigo a Wasyluk. Los tres fueron liberados en mayo del año pasado luego de abonar una caución de 50 mil pesos cada uno, puesto que estuvieron detenidos tres años, lapso mayor al que estipula la prisión preventiva. Por ello esperarán el juicio en libertad, como los demás implicados.

 

Tras varios meses del hecho, Rodríguez decidió romper el silencio y contó con detalles sobre cómo golpearon a Wasyluk. Con lágrimas en los ojos reconoció que estaba amenazado por sus propios camaradas.

 

Por el mismo hecho están procesados Jorge Antonio Heijo y Wilson Ricardo González, acusados del delito de “omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

 

En tanto, Miguel Ángel Espíndola, Hugo Ariel Basaraba, Carlos Ariel Lentini, Andrea Rosana Harasimezuk, Alejandro Fabián Núñez, Luis Alberto Silva y Gustavo Javier Fontana y el médico policial, subcomisario José Orlando Morales, fueron imputados por el delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

 

Las últimas horas
Tras ser reducido a golpes, fue detenido y trasladado a la comisaría de Villa Bonita y, ya esposado, siguió sufriendo un duro castigo, al punto que durante una hora se quejó de fuertes dolores.

 

Ante el evidente malestar, el mismo lunes 25 por la noche se decidió su traslado a la Comisaría Segunda, donde no lo recibieron. Tampoco en la Primera quisieron hacerlo, ya que al observar el estado del detenido, el responsable de la guardia solicitó que fuera revisado por el médico policial en turno, José Orlando Morales, quien estaba en un asado.

 

Fue así que el médico apenas se habría acercado al móvil que trasladaba a Wasyluk y lo revisó en el mismo lugar, dando cuenta de que tenía “algunos golpes superficiales y unos raspones, pero nada de riesgo”, confiaron fuentes relacionadas a la causa.

 

Morales habría subestimado la gravedad de las lesiones, de acuerdo a la brutalidad del castigo el informe de la autopsia lo reflejó.

 

Por su parte, uno de los efectivos de la Primera reconoció al entregar la guardia que dejó constancia en el libro que “el informe médico no coincidía con lo que presentaba el detenido”. “Estaba muy mal, como que deliraba. Pedía por la mamá y una frazada”, reconoció el uniformado por escrito.

 

Contactos y ascensos

Salvo los tres imputados por “torturas seguidas de muerte”, los otros diez policías acusados en la caso Wasyluk siguen en funciones en la Policía, a pesar de que algunos tienen más de una causa penal en su contra.

 

El comisario inspector Miguel Ángel Espíndola fue varias veces sujeto de sumario interno y estuvo tres veces en situación de disponibilidad, es decir, en tres oportunidades le quitaron el estado policial de manera provisoria y su desempeño fue investigado en forma administrativa.

 

Su último pase a disponibilidad por orden de la Jefatura de la Policía duró un año -desde marzo 2014 hasta marzo 2015- y estuvo relacionado al escándalo de las orgías en el hotel casino de Oberá, hecho en el que habría menores de edad involucrados.

 

Espíndola era jefe de la Seccional Primera cuando murió Wasyluk. Pero este no es el único proceso judicial que pesa sobre él, ya que se elevó a juicio una segunda causa penal en su contra por “lesiones graves” contra un detenido que lo acusó de haberle roto un brazo. La causa se tramitó en el Juzgado de Instrucción Penal Dos de Oberá.

 

Espíndola también era jefe de la Seccional Primera en abril del 2009, cuando se escaparon dos presos que estuvieron detenidos por la recordada toma de rehenes en el Kilómetro 10.

 

Tiempo después alegó que le robaron el arma reglamentaria del interior de su auto cuando lo dejó en un lavadero. Circunstancia que derivó en otro sumario.

 

A fines del 2012 fue ascendido a comisario inspector pese a estar procesado en al menos dos causas penales y que el Reglamento Policial establece claramente que el personal procesado no puede ascender.

 

Luego de que le levantaran la disponibilidad que duró un año, desde principios de abril Espíndola cumple tareas en la División Telecomunicaciones de la Jefatura de la Policía de Misiones.