Con esfuerzo, un alumno con autismo finalizó el secundario en una escuela común

Martes 11 de diciembre de 2012 | 11:57hs.
Integrado para superarse. | Diego rodeado de sus compañeros, ocasión especial para aprender de las diferencias.

Diego Martínez Jerczewski se convirtió en uno de los pocos casos de la provincia y la región en recibirse de una escuela secundaria común teniendo autismo no especificado. Fue el primero con capacidades diferentes en inscribirse en el instituto cristiano República Argentina, institución de la que finalmente logró egresar del nivel secundario con orientación económica, alcanzando la calificación de ejemplar para Misiones, la región y el país.

“El impacto que un diagnóstico como el autismo tiene en una familia, es difícil de medir. Desde el diagnóstico confirmado comienza una carrera apresurada en la búsqueda de profesionales idóneos, que ofrezcan tratamientos adecuados. Y cuando llega la edad de la escolaridad la lucha se multiplica. Al menos así suele ser. Pero la integración de chicos con capacidades diferentes en escuelas comunes afronta un nuevo desafío”, aseguró a El Territorio, la profesora Elva Benítez de Pereira da Silva, fundadora y rectora del instituto República Argentina.


Con la implementación de la educación inclusiva, en el instituto cristiano se comenzó a recibir a alumnos que no estaban en el rango común. El proceso implicó un cambio de mentalidad de los directivos, docentes, preceptores, así como la necesidad de contar con equipos de orientación escolar (Dop) con personal idóneo y suficiente para una tarea nada sencilla.


Con poco desarrollo en el nivel primario y menos aún en el nivel secundario, son contados los centros educativos que llevan adelante proyectos institucionales de características inclusivas. Desde el año 2004 el instituto se inicia en su carrera de escuela inclusiva en el nivel primario. Y es en el 2008 que incorpora un alumno con autismo no especificado, promovido a primer año de nivel secundario, Diego Martínez, que se convirtió en un caso emblemático y calificado como ejemplar en la ciudad, la provincia, y quizás en la región. “Acaba de terminar el nivel secundario con orientación en economía, Diego Martínez Jerczewski, de cuya terapia participaron todos: su madre, Eulalia Jerczewski, su servicio de apoyo particular, directivos, docentes, el departamento de orientación pedagógica del Icra y también sus propios compañeros. Es una historia que merece ser contada”, dijo sin dudar la profesora Elva.


“Diego logró ponerse a la altura de las circunstancias, desde que llegó, juntos iniciamos un camino de búsqueda, adecuaciones y descubrimientos. Cada día el alumno puso todo su esfuerzo para lograr alcanzar cada meta propuesta, con la seriedad y la responsabilidad de un grande. Con su agenda mental intacta, su disposición al trabajo, y el monitoreo de algunos de sus compañeros logró llevar adelante una currícula adaptada a sus necesidades y capacidades. Sus compañeros también son sus amigos, porque no solo comparten con Diego la terapia ‘áulica’, sino salidas, reuniones en las casas”, detalló la rectora, quien no esconde el orgullo de haber cumplido con la meta propuesta hace cuatro años.

La clave, la integración
Desde hace más de cuatro años, cuando los compañeros comenzaron a comprender su lugar en la integración, Diego tuvo un cambio importante. Pasó de sentarse solo en un banco a ser uno más, a hablar con ellos, a hacer y aceptar bromas. Es que el lazo afectivo es fundamental, y eso también se logró por el compromiso de la institución.
“Son buenos, aunque no les gusta estudiar mucho”, dice Diego de sus compañeros. Él tiene una particular forma de ver la vida. Para él es una cuestión de responsabilidad, de cumplir con sus metas, de estar a tiempo.
“Tras el diagnóstico profesional, se realiza el diagnóstico áulico y se acuerda con el docente cómo adecuar los contenidos al alumno. Se desarrolla así el proyecto pedagógico individual”, explicó la rectora, quien aseguró incluso que “un equipo de orientación de jerarquía y comprometido, y la intervención a fondo del equipo directivo y orientador, son claves para el éxito”.
“Fue una gran satisfacción tener a Diego durante cinco años, verlo superar las barreras del autismo, afianzar sus habilidades sociales, crecer y ayudarnos a entender algo más de su mundo de colores”, afirmó Elva.


“Lo hemos visto cantar, recitar, hacer música con su piano, disfrutar de la vida y de la compañía, aprender y replicar sus aprendizajes. En los últimos tiempos reiteró una y otra vez su deseo de ser médico pediatra. Conociendo algunas limitaciones propias del espectro, junto a su madre y su psicopedagoga, logramos convencerlo de que eligiera la medicina y la elección fue kinesiología, y Diego lo va a lograr”, dijo sin dudar Elva.

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