Se cumplen dos años de la aplicación de la ley de tolerancia cero en la calle en jurisdicción de la localidad de Alba Posse y cuatro poblaciones más a pocos kilómetros de distancia de la frontera con Brasil. Se cumplen dos años y, desde entonces, la gente admite que si algo logró la prohibición de que los menores de 16 años anden deambulando sin razón alguna después de las 22, fue bajar los casos de robos y los accidentes de tránsito, sobre todo, de los protagonizados por los motociclistas. Pero que respecto a la nocturnidad en sí, sigue siendo difícil evitar que la juventud se divierta sin beber en exceso.
El municipio de Alba Posse puso en práctica el toque de queda o la tolerancia cero. Las noches de estas localidades recostadas sobre la ruta provincial 103 no son iguales a las de las ciudades con más población de Misiones o cualquier otra provincia de la Argentina. Alba Posse, Santa Rita, San Francisco, 9 de Julio y Colonia Acaraguá son los municipios donde rige la ley, que, según el intendente de Alba Posse, no es represiva.
En ese punto donde se cruzan además las rutas 2 y 8, la realidad es que los jóvenes no tienen muchas alternativas para despuntar las ganas de divertirse y aprovechar las noches algo más frescas que las tórridas siestas y tardes. No hay discos propiamente dichas y los locales bailables suelen quedar siempre en puntos donde muchos deben caminar por las rutas. Entonces, los espacios públicos, los bulevares, las plazas, son los lugares más prácticos y cómodos para que cada uno haga lo que más quiera y guste.
Fuera de la plaza
Casi en consonancia con lo dispuesto en Alba Posse y las localidades de alrededor y General Alvear, desde fines del año pasado en Candelaria empezó a sentirse el rigor de las nuevas disposiciones sobre el uso de la vía pública durante la noche y por parte de la juventud.
Todo empezó a conocerse en las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Los chicos y los no tanto se reunieron, como tradicionalmente se hizo, en la plaza central de Candelaria, donde se unen las dos anchas avenidas de la localidad. Pero a los pocos minutos de tomar color el espacio público, la Policía empezó a pedirles que se vayan.
Los efectivos policiales explicaron entonces que se debe a una orden del Ejecutivo municipal y que, en la misma misiva, se aconsejaba que abandonaran la plaza para que ocupen la flamante costanera que no hace mucho fue víctima de una ráfaga de vandalismo y sus luminarias y mobiliario amanecieron destrozados.
La mayoría de los chicos se niega a ir a la costanera y prefiere seguir con la tradición de sus familias. Pero la medida sigue aplicándose y la tranquilidad de la plaza empezó a generar otro problema, quizás impensado. Los comerciantes alrededor de la plaza están evaluando vender el fondo de comercio de sus locales, porque las ventas cayeron y todo indica que nada cambiará en los próximos meses.
Lo que se busca, en definitiva, es concentrar a la juventud en un sólo lugar en las localidades en donde son pocas o nulas las alternativas para tomar o bailar en lugares habilitados y direccionados para los menores o mayores.
En las ciudades se siguen discutiendo las modificaciones o si las actuales ordenanzas son respetadas y controladas con personal indicado y material preciso para proceder en casos de emergencias.
Las leyes propias y las copiadas están. Las costumbres de cada punto de Misiones y la importancia que dan sus autoridades a cuidar o no a los actores nocturnos de cada pueblo o ciudad es lo que siembre se debate y lo que no termina de convencer a todos.
Si no es en la calle, en las fiestas privadas
Desde que los controles a la nocturnidad empezaron a replicarse tras la sanción a rajatabla en la ciudad de Posadas a partir de 2005, las reacciones y costumbres fueron mutando en todos los municipios en los que se adecuó el famoso Código de Nocturnidad.
Si en las localidades chicas el problema de las autoridades son las concentraciones durante horas de los espacios públicos, en ciudades como Alem, Oberá, Eldorado, Puerto Rico y Posadas lo son ahora las populares fiestas privadas.
En la capital provincial, por ejemplo, el año pasado el por entonces secretario de Gobierno, José Moglia, había admitido el crecimiento de esa modalidad y que al mismo tiempo se registraba una caída de los clientes en las discos más tradicionales.
Hace dos semanas, el municipio volvió a frenar una fiesta privada. Pero de muchas, no se enteran.