El ex cura Miguel Santurio fue expulsado de la Iglesia Católica

Viernes 2 de noviembre de 2012 | 13:33hs.
Alejado de la Iglesia católica romana. | Visitó Misiones en 2009.

A través de un comunicado, la Diócesis de San Luis informó ayer que el padre Miguel Santurio “fue expulsado del estado clerical” y ya no pertenece a la Iglesia Católica Romana. El presbítero, reconocido por su carismático trato y sus prácticas de sanación, ya no podrá realizar ningún tipo de acto religioso o sacramental por resolución del Tribunal Eclesiástico Nacional para la Argentina.
En febrero de 2008, tres chicas de Puerto Iguazú habían denunciado al famoso cura por supuesto abuso sexual, cuando desempeñaba funciones eclesíasticas en la tierra colorada.

Tras el juicio canónico, promovido por el entonces obispo Jorge Luis Lona, Santurio fue encontrado culpable de los delitos que se le incriminaban y la Santa Sede pidió su excomunión. “Queremos informar a nuestros feligreses que el Sr. Miguel Ángel Santurio no se encuentra en comunión con la Iglesia Católica Apostólica Romana, presidida por su Santidad Benedicto XVI y representada en la Diócesis de San Luis por Mons. Dr. Pedro Daniel Martínez”, decía el tercer párrafo del comunicado, y luego observaba que el presbítero ya no podrá "celebrar bautismos y confirmaciones, oír confesiones, celebrar la Santa Misa, ni concelebrar; asistir a la celebración de matrimonios; administrar la unción de los enfermos, administrar sacramentales (bendiciones, exorcismos)". 

 El sacerdote Santurio es uruguayo y llegó a la provincia de San Luis en 1987. Entre 1991 y 2004 ejerció en tres parroquias (1991-1992, San Francisco del Monte de Oro; 1993-2000, Fátima de Juana Koslay; y 2000-2004, Inmaculado Corazón de María). Sin embargo, su figura empezó a cobrar notoriedad a partir de 2000, año en que se hizo cargo de la parroquia que está ubicada en el barrio San Martín. Allí, realizaba misas populares de "liberación y sanación" a las que concurrían miles de fieles que atestiguaban haber recibido "curaciones milagrosas".


Consultado en más de una oportunidad sobre sus dotes milagrosas, Santurio repetía: "Yo no curo a nadie ni tengo poderes. Lo que yo hago, es orar por los enfermos e imponer las manos”.