Cien años impulsados por el mismo sentimiento

Domingo 23 de agosto de 2015 | 21:00hs.
“La disposición universal es la esperanza, porque la tienen todos los que no tienen nada…”, así reza una frase de Tales de Mileto, filósofo griego, que pese al tiempo transcurrido, se puede trasladar a este presente en referencia a las entidades deportivas que forman parte del desarrollo de una nación, o en este caso, de una provincia.
La construcción de un club es una sublime crónica de sacrificios, y esperanzas. Más allá de las ideas políticas, dogmas religiosos o posición económica.
En la creación y consolidación de una entidad deportiva, convergen todos, impulsados por un mismo sentimiento. El genuino sentimiento por una casaca, por sus colores, por un espacio, iguala absolutamente a todos, de generación en generación.

El más decano de los decanos
Si existiese una máquina del tiempo que nos permitiese volver al pasado, podríamos retroceder 115 años y encontrarnos con un grupo de jóvenes entusiastas de aquella época que tuvo la brillante idea de fundar un club de fútbol, como ocurría en muchas partes de aquella Argentina de fines de 1800 y principios de 1900.
El encuentro con estos jóvenes hijos de inmigrantes será en la pequeña Concepción de la Sierra y el flamante club se llamará Atlético Concepción. Ya de vuelta en el presente, la sorpresa será grata al darnos cuenta que dicha entidad aún sigue existiendo y logró sobrevivir por más de un siglo en esa localidad misionera.
Pese a las dificultades que tuvo que atravesar, el Atlético Concepción continúa firme demostrando su resistencia en el famoso barrio Don Toto.
La historia cuenta que en marzo de 1896 un grupo de vecinos formó un club de fútbol llamado, en un primer momento, Sporting Football Club Concepción, que se caracterizó por ser uno de los diez equipos más antiguos del país.
Su primer presidente fue don Teodomiro Krieger. Luego, en el año 1900, se reunieron nuevamente para debatir algunos temas relacionados al club. El encuentro clave fue en el almacén de ramos generales ubicado sobre las calles Aviador Barruffaldi y San Martín (hoy hostería-casino) y del mismo participaron Humberto “Tito” Fini, Desiderio Vignolles, José Bogado, José Oswald, Arturo Pernigotti, Teodomiro Krieger y Guillermo Dannenberg, quien pasó a ser el primer presidente del nuevo Club Atlético Concepción, como se lo conoce hasta hoy en día.
No existe una fecha determinada de su fundación, pero sí del primer partido jugado con dicho nombre, que fue el 17 de Agosto de 1900, considerado desde ahí como club. Su actual presidente es Héctor Keller (49), quien afirmó que “nuestro objetivo no es ser un gran equipo, sino darle otra oportunidad a los chicos del pueblo”.
Keller lleva cinco años de mandato y asegura que, pese al paso del tiempo, el club sigue manteniendo el mismo fin con el que fue creado, que es brindarle un espacio de encuentro a las familias para la práctica deportiva. “Hubo diferentes etapas en toda la historia, aunque la principal actividad siempre fue el fútbol. También hubo básquet. Ahora se está abriendo un poco más con las chicas del hockey. En fútbol, tenemos categorías a partir de los cinco años hasta veteranos. En algún momento incursionamos con el tenis, pero eso quedó en el camino”, contó.

Es una tradición
Al momento de buscar argumentos sobre cómo hizo un club de una localidad tan pequeña de Misiones para seguir vigente por tanto tiempo, Keller manifestó que "este club forma parte de Concepción de la Sierra. Ya es parte, es una tradición que va pasando de familia en familia. Acá hay generaciones enteras que pasaron por el club".
"En la década del '70, estuvieron los hermanos Brito. En los '80, los Dannenberg, en los '90, los Adaro", agregó. "Yo desde los quince años estoy en el Atlético. Primero comencé jugando al fútbol, después al básquet. Para mí este club significa toda mi vida. Desde 1978, estoy ligado a la dirigencia”, aseguró con orgullo Faustino Artaza (71), quien es secretario del club y acompañó a Keller durante la entrevista.
A pesar de la poca infraestructura con la que cuenta, el estadio Don Carlos Eladio Artigas pudo, hace algunos años y gracias a un subsidio por parte del Gobierno provincial, levantar las torres de iluminación y, además, posee una de las canchas más lindas de la zona, en la cual se disputan partidos de la Liga Apostoleña de fútbol.
De todos modos, la actual dirigencia realizó un proyecto para construir en un corto plazo una tribuna de cemento y hacer un playón deportivo para continuar creciendo, de a poco, pero con pasos firmes, tal como lo hizo a lo largo de estos 115 años.


El Decano del deporte obereño volvió a vivir
OBERÁ. El próximo domingo 1 de noviembre el Club Atlético Oberá cumplirá 84 años de vida institucional y protagonismo deportivo. Fue creado en 1931, apenas tres años después de la fundación de la ciudad obereña.
En su larga historia, el Decano del deporte obereño alternó buenas y malas, como tantas instituciones de la zona Centro, al punto que casi perdió su sede por una transacción fraguada por inescrupulosos.
Recién el año pasado quedó firme la sentencia del Superior Tribunal de Justicia (STJ) a favor de Atlético Oberá y la institución recuperó oficialmente la cancha y todas sus instalaciones, al agotarse los plazos para recurrir a una instancia superior por parte de quienes hace casi doce años tramaron la compra irregular del predio.
La medida fue celebrada por la comisión directiva, los hinchas y la comunidad en general.
Está probado que, en diciembre del 2003, el entonces presidente del club fraguó una asamblea para autorizar la venta del predio en 320 mil pesos a un grupo empresarial local dedicado a servicios de salud.
El 19 de enero del 2004, se concretó el negocio y, según constancia del Registro de la Propiedad e Inmueble, la venta fue realizada por el ex presidente del club, Rubén Rodríguez, quien recibió dos cheques de 40 mil pesos cada uno, que él mismo cobró en el banco Francés sucursal Oberá.
En aquellos años, como tantos clubes, el Decano atravesaba una crisis institucional y financiera, con deudas por alrededor de 170 mil pesos.
En ese contexto, proliferó el plan de los inescrupulosos que estaban al acecho.
El hecho trascendió en los medios y, unidos por el amor a la camiseta, un grupo de socios y simpatizantes se reunieron para resistir el atropello y lograron el amparo de la Justicia.
Pero no fue un trámite sencillo porque los compradores desplegaron una batería de recursos que dilató la resolución judicial. La causa deambuló por los tres juzgados civiles y comerciales de la ciudad de Oberá.
En dicho lapso y a instancias de la Junta de Estudios Históricos de Oberá, el Concejo Deliberante de esta localidad lo declaró como “Sitio Histórico”.
De esta manera, socios y simpatizantes del Decano obereño se enfrentaron a los inescrupulosos y se plantaron contra la venta de la pasión, la historia y los recuerdos de toda una comunidad.
Paralelamente a la cuestión judicial, en los últimos años el club se reposicionó tanto en lo deportivo como en lo institucional, es protagonista de la Liga Obereña, disputó torneos provinciales y regionales, y cuenta con un semillero de 300 chicos.


Por Facundo Alzaga
deportes@elterritorio.com.ar