Los niños adoptados en Iguazú recuperaron la sonrisa

Domingo 25 de agosto de 2013
Pablo López Silva, padre adoptivo. | "Cuando empezamos a prepararnos para ser papás nunca pensamos que Dios nos iba a bendecir tanto así"
A 48 horas de que el juez Juan Pablo Rissi otorgara la guarda de los hermanitos D., de 11 años, y B., de 9, a la pareja igualitaria integrada por Juan Castro y Pablo López Silva, los niños demuestran a cada momento lo felices que se encuentran.
Estos hermanitos iguazuenses pasaron, en su corta edad, por momentos muy difíciles. Afrontaron la muerte de su madre, pasaron días de muchas necesidades y hasta llegaron a vivir separados durante muchos meses.
Pero el destino tenía preparado un hermoso final para estos pequeños luchadores de la vida. Sin saberlo, en la otra punta del país (Tierra del Fuego) existía una pareja que lo único que deseaba era formar una familia y dar amor. Fue así como Juan y Pablo llegaron a la vida de estos niños.
Después de muchas audiencias, papeles, lágrimas, nervios y ansiedad, el jueves pasado el juez falló a favor de que ellos crecieran y compartieran una familia con Pablo y Juan. Así el matrimonio logró ser la primera pareja homosexual en adoptar un niño en Misiones.
“Cuando empezamos a prepararnos para ser papás nunca pensamos que Dios nos iba a bendecir tanto así”, destaca Pablo, esbozando una hermosa y sincera sonrisa mientras acaricia al mayor de sus hijos.
Los niños juegan, saltan, se divierten. Aprovechan el tiempo y a su vez recuperan los días que perdieron mientras estaban separados. Son inocentes, no comprenden los tiempos de la Justicia, sólo entienden y aceptan que a partir de ahora esas dos personas son sus papis, como los llaman.
Ambos niños manifiestan extrañar a sus familias anteriores. El mayor, sus días y amiguitos del Hogar Pequeños Milagros de Posadas, a quienes recordará y llevara siempre en su corazón, ya que a ellos los unía el mismo sentimiento. El menor todavía transita su proceso de aceptación por un lado y despego por otro, ya que estaba con la abogada Marta G., con quien todavía pasa algunas horas.

Preguntas para entender
Mientras observa cómo sus hijos se desempeñan jugando con esos aparatitos novedosos de videojuegos, Pablo cuenta con cariño cómo fue el momento que el más chico de los hermanos quiso indagar sobre la relación de la pareja.
“Estas son las primeras horas que compartimos juntos con él, así que sabíamos que en cualquier momento llegaría esa pregunta. Con toda su inocencia nos preguntó ‘¿quién es la mamá?’, y yo le respondí ‘ninguno de los dos es mamá, somos dos papás’, y que lo vamos a querer y cuidar como lo haría cualquier mamá”.
Todo es novedad, todo es sorpresa para ellos. Pasan sus días en esta localidad en un hotel, ya que por pedido de la Justicia deben quedarse un tiempo en la ciudad a la espera de los informes que elevará la psicóloga del juzgado que otorgó la guarda.
El pedido que más se hace escuchar es el de saber cuándo irán a su casa, aquella que hace meses fue arreglada con mucho amor para recibir a estos nuevos integrantes.
Según explicó la pareja, ellos ya tienen su habitación esperándolos en Tierra del Fuego. Además los esperan sus nuevos abuelos, tíos y primos adoptivos. Y hasta una escuela con muchos niños de su edad aguardando hacer nuevos amiguitos. Quienes llevarán consigo el mayor de los regalos, el amor.
También hubo tiempo para que los chicos puedan visitar la tumba de su madre.
“En este momento estamos comprando flores para llevarle al cementerio a la mamá de nuestros hijos y no puedo dejar de llorar al leer los relatos tan precisos de lo que vivimos”, señaló Juan Castro en su cuenta de Facebook junto a una foto donde abraza a uno de sus hijos.
“El corazón nos estalla de alegría, no sabés lo que estamos viviendo, Dios está con nosotros y nuestros viejos y la mamá de ellos desde el cielo nos acompañaron. Soy un padre feliz”, expresó lleno de emoción.
Son momentos intensos y felices, en los que los mayores aprovechan para conocer a los niños, y ellos a sus papás. Ríen, juegan todo el día, planean su vida. Planean la vida de los cuatro, que a partir de ahora será una sola.