Un testigo aportó nueva línea de investigación en el caso Knack

Domingo 1 de marzo de 2015 | 14:42hs.
Elemento clave. | En la punta de la pinza, el cabello que se halló en un trozo de media fina usado como pasamontañas.

El expediente del cuádruple homicidio de la familia Knack podría dar un giro inesperado en caso de prosperar una nueva línea de investigación aportada por un detenido en la Unidad Penal II, quien habría asegurado que la masacre fue producto de un ajuste de cuentas y deslindó a los tres actuales imputados por el hecho.

 

Dicha versión fue elevada al Juzgado de Instrucción Uno, a cargo de la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, citando la identidad del informante y los detalles de su declaración ante otros detenidos. Hasta el momento el hombre no fue llamado a declarar.

 

“Yo sé que ustedes no tienen nada que ver”, les habría manifestado a los detenidos por el macabro hecho perpetrado el 25 de mayo del año pasado en la vivienda del empresario maderero Oscar Knack (43), ubicada en el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, en la localidad de Panambí.

 

El presunto testigo clave fue identificado como Luis M., quien en ronda de presos comentó que sabía que en los días previos al hecho un conocido de la familia estaba siguiendo a los hijos del empresario con la intención de robarles dinero que tenían que cobrar por la venta de madera. Brindó apellidos conocidos en la zona y detalló la maniobra, cuestiones que la Justicia abordará.

 

En la versión de Luis M. volvió a aparecer el nombre de un sujeto que había sido denunciado por el propio Carlos “Nano” Knack (21), el único sobreviviente de la familia, tal como consta en el expediente.

 

El muchacho apuntó a un empresario maderero radicado en Corrientes. “Él es de mandar a su gente a hacer esas cosas, y mi papá era competencia de él”, declaró en el marco de la causa. Por ello, el 28 de mayo, tres días después del hecho, el citado empresario fue demorado, aunque pocas horas después recuperó la libertad.

 

Nano Knack también se mostró sorprendido por el monto de dinero que su hermano Cristian (25) trajo desde Cuatro Bocas, Corrientes, el mismo día del hecho. Esa mañana, el mayor de los hermanos viajó con su novia a cobrar un lote de tirantes que le vendieron a Daniel O., dueño de un importante corralón en Buenos Aires y quien hasta el año pasado monopolizaba el 90 por ciento de la compra de madera en Panambí.

 

“Es raro que Daniel haya mandado tanta plata”, señaló el menor de los Knack en sede judicial. Según su testimonio, su hermano cobró 460 mil pesos, 300 mil en efectivo y 160 mil en cheques.

 

En tanto, el 30 de mayo Nano denunció a otros cinco hombres como sospechosos, quienes lo citaron en una estación de servicios de Oberá para “hablar ese día a la noche y sacar conclusiones de quienes habían sido los delincuentes”. Tampoco hubo avances en la presunta responsabilidad de dichos sujetos.

 

Otro auto
A nueve meses de la masacre de Panambí, los tres imputados aguardan la resolución de las presentaciones elevadas ante la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Posadas.

 

Las defensas estiman que a mediados de marzo habría novedades y son optimistas, ya que consideran que son endebles las pruebas en contra de Pablo Julio Paz (51), Juan Godoy (45) y Marcial Alegre (45).

 

Las apelaciones presentadas avanzan sobre el llamado anónimo que el 26 de mayo pasado alertó a la Comisaría de Panambí sobre la presunta responsabilidad del chapista Alegre; también cuestionan el dictado de prisión preventiva de Paz y Godoy, ya que hasta el momento de su detención no había pruebas en su contra, más allá de la “fama” de ser amigos de Alegre, como indica textualmente la causa.

 

Las apelaciones también avanzan sobre irregularidades en la instrucción, como ser que ni la jueza ni el fiscal se hayan presentado en la escena del crimen.

 

Con relación al llamado anónimo, fue recepcionado en la comisaría local el 26 de mayo a las 18.30, cuando una voz masculina indicó: “Hola oficial, llamo para aportar datos, tome nota. En San Javier hay un tipo que se llama Marcial, tiene un taller de chapa y pintura, ahí en un tráiler están las armas y la plata que robaron ayer en Panambí”. El uniformado le solicitó que se identificará y el desconocido cortó la llamada, se cita en el expediente.

 

El 27 de mayo la Policía allanó el taller de Alegre, pero el hombre se mantuvo prófugo por una semana. Esa misma mañana fue detenido Paz en el taller, quien declaró que sabiendo que estaba la Policía fue al lugar para ver qué pasaba, ya que Alegre le había solicitado que se fije porque le avisaron del allanamiento.

 

Minutos más tarde, en el semáforo de la calle Roque González, también en San Javier, fue detenido Godoy circulando con su automóvil Volkswagen Bora.

 

“Me iba para mi lavadero con un empleado. Estaba en el semáforo, se me acerca la Policía y el sargento Luis Pereyra, sacando su arma, me ordena bajar las ventanillas y me informa que estaba detenido y que el jefe quería hablar conmigo. Desde entonces estoy preso sin saber por qué”, declaró Godoy en su momento.

 

El Bora de Godoy, de color gris marfil, fue objeto de exhaustivas pericias por parte de la División Criminalística de la Policía de Misiones, dando todas resultados negativos, por lo que el coche fue devuelto a la familia.

 

Así, se echó por tierra la hipótesis de que el Bora de Godoy chocó un poste ubicado en las inmediaciones de la casa de la familia Knack o que tuvo algún tipo de participación en el hecho.

 

En cambio, desde la defensa aportaron el dato de un cobrador de madera muy conocido en la zona que al momento del hecho poseía un Bora gris metalizado. Sugestivamente, a la semana de la masacre el auto fue vendido.

 

Por otra parte, el testigo Rubén L. declaró que un primo de Cristian Knack le contó que el día del hecho la víctima le dijo “decile a la Policía que andaban en un auto bordó polarizado”.

 

Pruebas y dudas
Hasta el momento las principales pruebas contra los tres imputados se circunscriben a una presunta fracción de huella de Paz en una caja de zapatos donde Knack guardaba el dinero y al resultado de las pericias de ADN al que fue sometido un trozo de media fina que habría sido utilizado como pasamontaña por los homicidas. Llamativamente, en dicho género se halló en simultáneo ADN perteneciente a Paz y a Godoy.

 

Las defensas también cuestionan la detención de los sujetos a partir de un llamado anónimo que apuntó las pesquisas hacia el taller de Alegre, en la localidad de San Javier.

 

En el informe a la jueza, la Policía apuntó que “además se pudo obtener información de que sus amistades y allegados tendrían la misma fama que el nombrado”, sin aportar pruebas concretas sobre dicha “fama” o argumentos que justifiquen las detenciones.

 

“La llamada anónima dirigió el accionar de la Policía hacia San Javier, donde detuvieron a Paz y a Godoy sin que existiera denuncia ni investigación previa que hiciera posible incriminarlos en el hecho”, subrayaron.

 

El caso de Alegre es diferente, puesto que se dio a la fuga y permaneció prófugo varios días. Luego declaró que se escapó porque las armas que tenía no estaban registradas, por lo que tendrá que rendir cuentas ante la Justicia, independientemente al caso Knack.

 

Las armas fueron sometidas a pericias por la propia Policía y se constató que no tienen relación.