Los históricos ferrys se hunden en Nemesio Parma

Martes 6 de octubre de 2015 | 10:05hs.
Con graves grietas en los ojos de buey y tapas de registros, el agua tapó hasta la mitad de los buques. | Foto: Tatiana Lencina

A pesar del valor histórico y cultural que les otorgan sus 102 años, los ferrys Ezequiel Ramos Mejía y Roque Sáenz Peña, abandonados en la costa del arroyo Mártires, en el barrio de Nemesio Parma, se hunden lentamente.

 

Como producto de las lluvias del jueves pasado, se acentuó el estado de abandono de los barcos que representan un patrimonio cultural para la comunidad.

 

Según los buzos de Prefectura que trabajan en el drenaje para evitar la sumersión total, el hundimiento de las embarcaciones se produjo por las grietas ocasionadas por la presión del agua que destruyeron las ventanas alrededor del barco y el deterioro de los registros -tapa circular de metal-.

 

Recostados por una de las paredes de chapa oxidada del barco rodeado de malezas, los buzos, que prefirieron no revelar su identidad, aseguraron que aún quedan varios daños por solucionar.

 

“Hay nueve ventanitas -ojos de buey- rotas, ya hicimos el sellado y ahora estamos esperando los repuestos, que son en madera”, explicaron a El Territorio.

 

Desde el último viernes, los operarios realizan trabajos de parchado y restauración en los buques, que presentan una situación crítica debido a las roturas en la zona de registros por donde ingresó el agua y se agudiza el hundimiento. El que se encuentra en un estado más crítico, difícil de recuperar, es el Ramos Mejía.

 

Además de los trabajos de sellado, el panorama produce que operarios deban llevar adelante de forma continua obras de drenaje. Los pocos vecinos, que frecuentan la zona por motivos de trabajo o esparcimiento, contaron que desde su llegada al lugar -hace dos años- el buque día tras día se fue deteriorando cada vez más.

 

“Lo trajeron acá y así lo dejaron, están los cuidadores. Ellos siempre le están haciendo parchados, pero está muy descuidado y abandonado por los años que tiene”, lamentó Ariel Ruiz, trabajador del puerto de Nemesio Parma. El hombre, quien es uno de los pocos vecinos que transita la zona, advirtió que el ferry logra subsistir mediante una soga que lo mantiene amarrado a la costa. “Ahora está así. Sólo agarrado a la soga aquella, pero no sabemos cuánto va a aguantar”, señaló.

 

Olvidado en el tiempo
Los buques en el siglo XX supieron ser transporte de trenes de pasajeros y carga de Posadas a Encarnación. Sin embargo, a la intemperie, envueltos de malezas y grietas, parecen no tener valor.

 

En plena intemperie, oxidados y alejados del casco urbano van desapareciendo. El hundimiento de los ferrys causó sorpresa e indignación en los vecinos del barrio, que ayer se enteraron de la situación y solicitaron a las autoridades que tomen acciones para conservar uno de los pocos patrimonios de la ciudad que aún sobreviven al tiempo y resguardan la memoria de Posadas.

 

Reclamo en el Concejo
Martín Arjol, concejal de Posadas que presentó ya dos proyectos para la revalorización de los ferrys, señaló que hace tres meses las embarcaciones estaban en una situación similar y desde el Concejo se reclamó rápida intervención al municipio.

 

Pero son soluciones paliativas, no de raíz. “Vamos a volver a presentar un llamado de atención para recuperar los ferrobarcos”, dijo el edil en diálogo con El Territorio.

 

Tiempo atrás, los ediles presentaron la propuesta de poner en valor los ferrobarcos, uno en tierra en la estación de Miguel Lanús -que también necesita una revalorización- que sería un museo y el otro en la bahía El Brete, también con fines turísticos, donde según indicaron ferroaficionados se lo explotaría con fines comerciales.

 

De ferrys, ferries y ferris

Ferry es una palabra inglesa. Para conformar el plural en esa lengua debería escribirse ‘ferries’. La norma académica en castellano instruye la grafía adaptada ‘ferri’ y su plural ‘ferris’. El Territorio, empero, entiende que usos y costumbres son soberanos y escribe ferry y ferrys.