Es misionero el estudiante con mejor promedio de la Armada Argentina

Martes 17 de diciembre de 2013 | 13:03hs.
Meta. | Posa con la beca obtenida en agosto, cuando conoció el Instituto Balseiro.

Norberto Schmit Wdoviak fue condecorado el viernes, en su acto de graduación del Liceo Naval Militar Almirante Storni, con el mejor promedio de la Armada Argentina.  Este joven nació hace 17 años en la ciudad de Oberá y ve a este reconocimiento como un premio al esfuerzo que hicieron tanto él como sus padres.


Uno de los máximos galardones que se llevan los mejores promedios es la posibilidad de viajar en la Fragata Libertad. Él lo hará en junio del año próximo junto a un compañero. “Ese es el broche de oro y era lo que yo más buscaba”, afirmó el chico que terminó sus estudios con un promedio de 9,49.


Se estaría embarcando el 29 de junio en Veracruz, México y llegaría a Mar del Plata en noviembre.


Entre los premios que recibió se destacan el “Presidente de la Nación” y el de la “Unión de Oficiales de la Reserva de las Fuerzas Armadas de la Nación”, al mejor promedio en el área de aptitudes morales y militares


La decisión de ingresar a la institución tuvo que ver con que su padre fue militar. “Muchas veces yo lo veía cuando era chico y me llamaba la atención todo lo que era militar. Después, en el Liceo, mis papás me contaron que había un poco más de exigencia, no mucho militar porque es otro régimen más de compañerismo y camaradería”, contó a El Territorio.


Sin embargo, el muchacho no imagina su vida en la fuerza. Esta es una etapa que termina acá y el año que viene inicia otra nueva en la Facultad de Ingeniería de Oberá. Es que quiere ser ingeniero. Ya se inscribió en la facultad y persigue la meta de ingresar al Instituto Balseiro de San Carlos de Bariloche para estudiar Ingeniería Nuclear. En agosto se ganó una beca y pudo viajar a conocer el lugar por una semana.

“Pero para ingresar al instituto tenés que tener dos años de ingeniería básica, rendir un examen de ingreso y una entrevista”, contó.  Es así que por unos años se preparará para lograr uno más de sus objetivos personales.


De esta forma, Norberto rompió con el mito de que los jóvenes que ingresan al Liceo Naval quieren seguir carreras militares. “En mi curso éramos 38 y sólo 5 siguen la carrera militar. Para tener esta experiencia en mi adolescencia está espectacular, pero ahora si tuviese que vivir de ello, no me gustaría”, confesó.


Esta institución, a la que asistió, desde el 2008 (con una interrupción de un año -2010- porque su padre fue trasladado a Formosa) le enseña a los jóvenes -dijo Norberto- otros valores que van más allá de lo estrictamente militar. “Muchos creen que nos enseñan a manejar armas, tácticas militares y no es así. Pero lo que uno aprende en la casa y fortalece es la urbanidad y cortesía, le decimos nosotros. Implica que si yo estoy en el colectivo, con o sin uniforme, tengo que darle el asiento a una dama o un señor grande, si voy en la calle tengo que saludar. Generalmente se les dice buenos modales que lamentablemente la gente se olvida de ponerlos en práctica. Por eso decimos en el Liceo que no es cuestión de ser militares sino de ser gente de bien”, reflexionó el muchacho.


Apuntó que su intención no es más que retomar esos buenos gestos que la sociedad fue perdiendo. Con sus compañeros han visitado escuelas y un asilo de ancianos para compartir su tiempo con ellos.

Equilibrio entre estudio y amigos
El promedio de Norberto es una sumatoria entre las materias que se dictan en la institución en conjunto con la Actitud Militar -que tiene que ver con la cortesía, la cultura general, entre otros aspectos- y con la Actitud Profesional, que concierne a las materias navales, exclusivas de la institución: Educación Física, Náutica, Historia Naval y otras. “Yo me decía ‘esta semana tengo finales así que me voy a sentar a estudiar. No voy a ir a la casa de nadie y me voy a preocupar del estudio’. En este último año se complica porque tenés que lograr un equilibrio entre controlar a los chicos (en ese año los más grandes se hacen responsables de los grados menores), tomar ese papel de conducción; y la vez no descuidar el estudio. Es una cuestión de no dejarse llevar por los demás, por la corriente, de exigirse a uno mismo todos los días”, explicó el mejor promedio.


Sin embargo, mantener buenas calificaciones y tener una vida social son totalmente compatibles. "Uno no se pasa todo el día estudiando", dijo. Tuvo la oportunidad de hacer grandes amigos dentro de la institución y de establecer fuertes vínculos con ellos.


Por último, dio un mensaje a los jóvenes: "No dejen de lado el estudio porque es con esa herramienta que te dan en los colegios o la autoexigencia, que después en el futuro, uno puede decir que ya tiene un hábito de esfuerzo.


Otro de sus mensajes fue que no dejen de soñar. “Todo se puede en esta vida. Es cuestión de querer hacerlo, esforzarse y no dejarse rendir en las adversidades”, concluyó.

Nota perteneciente a la versión impresa